Al filo de la navaja

Al filo de la navaja
Nuestro pasado no determina nuestro futuro, son nuestras decisiones y nuestras acciones las que lo hacen. Así como tampoco somos responsables por lo que nuestros antepasados hayan hecho o pretendido hacer de nosotros, pero sí lo somos de lo que decidamos hacer con ello. El pasado es un hecho, el presente lo construimos segundo a segundo, y el futuro es un lugar incierto que siempre nos mantendrá… Al Filo de la Navaja

domingo, 29 de junio de 2014

Cap. 31 Doloroso fin de año...



A pesar de que Remus había hecho todo lo imaginable por conseguir acercarse a Hermione, parecía que mientras más lo intentaba más se alejaba ella. De modo que el desdichado hombre sufría los horrores del infierno. Ya venía pasándolo realmente mal, pero una vez que Dumbledore lo puso al tanto de la situación de la chica, su angustia había alcanzado límites inhumanos. De modo que la tenue alegría de la lenta, pero segura recuperación de Sirius, se vio opacada por el sufrimiento al que lo tenía sometido la situación con Hermione.

El seguía fiel a su costumbre de pasar las horas hablándole a Sirius, tanto si lo escuchaba como si no, aquello parecía ser mucho más beneficioso para él que para su amigo. Estaba en ello cuando un gato plateado se posó a su lado.

-             Remus, Hermione está siendo trasladada a la enfermería

No había terminado de extinguirse la voz de la profesora McGonagall, cuando ya el corría hacia la puerta.

Llegó a la enfermería casi sin aliento después de atravesar a la mayor velocidad que le fue posible, los pasillos del colegio y maldiciendo por no poder aparecerse directamente en el lugar. Dumbledore, que parecía venir entrando también, tuvo que sujetarlo para que no irrumpiese donde Jason y Madame Pomfrey atendían a la chica.

-             ¡Cálmate Remus!  --  pidió Dumbledore, aunque aquello a todas luces era impensable

-             ¿Qué sucedió? ¡Quiero verla!  --  exclamó él

-             No lo sabemos aún  --  dijo el director  --  a menos que…  --  y miró a Harry y a Ron  --  ustedes estén en conocimiento de esa información.

Ellos se miraron durante una fracción de segundo y parecieron llegar a la misma conclusión. De manera que tan sucintamente como les fue posible y tratando de no buscarle problemas a Jason, narraron lo sucedido, pero a medida que avanzaban en el relato vieron como la angustia y el dolor de Lupin eran si no sustituidos, sí superados por la rabia. Tanto Harry como Ron habían sido testigos en una ocasión de cómo sucedía la transformación de Lupin, pero en esta oportunidad no era de noche ni había luna llena, y aunque ciertamente no estaba transformándose en Lobo si fue muy visible para ellos el destello salvaje en sus pupilas.

-             ¡Desgraciado!  --  exclamó

La expresión los sorprendió tanto como la ira latente tras ella. En los años que llevaban conociendo a Remus, en muy raras ocasiones lo habían visto realmente molesto y nunca lo habían escuchado insultar a nadie. Dumbledore había renunciado a detenerlo por la fuerza, en cambio había sujetado su varita y lo apuntaba en aquel momento con ella.

-             Remus tranquilízate  --  dijo aun con voz pausada  --  no me obligues a inmovilizarte

-             ¡Voy a darle su merecido a ese miserable!  --  continuó vociferando Lupin, pero ciertamente no pudo moverse

-             Me temo que ya alguien se te adelantó Remus.

Todos a excepción de Lupin que no podía hacerlo, giraron la cabeza al escuchar la voz de la profesora McGonagall que acababa de entrar a la enfermería.

-             ¿Minerva?  --  dijo Dumbledore en forma interrogativa

-             Encontré al profesor Snape en el aula de Pociones  --  en este punto miró a los chicos y luego continuó  --  enmudecido, atado, con un profundo corte en la cara y víctima de una maldición atormentadora  --  se detuvo de nuevo, pero como nadie dijo nada continuó  --  Quise traerlo a la enfermería pero se negó diciendo que él podía atenderse solo.

Los chicos pensaron que por mucho daño que Jason le hubiese hecho a Snape, y ellos sabían que le había hecho bastante, ese individuo estaba en deuda con el sanador, porque era muy probable que gracias a él se hubiese salvado de una muerte casi segura a manos de Lupin. Pero en ese momento enfrentaban otro problema. Al escuchar aquello, Remus había recuperado el buen sentido y los miraba con los ojos desorbitados. Dumbledore al ver que el hombre se había tranquilizado, levantó la inmovilización e inmediatamente Lupin se dirigió hacia los chicos.

-             ¿Ustedes hicieron eso?

-             No

La voz provenía de algún punto tras Harry y Ron, y todos los demás miraban por encima de sus cabezas, de modo que se giraron y vieron a Jason de pie a pocos metros.

-             Lo hice yo  --  dijo el sanador

Hubo un largo minuto de silencio, pero tanto Dumbledore como McGonagall, consideraron inconveniente hacer preguntas en ese momento acerca del ataque.

-             ¿Cómo está la señorita Granger?  --  preguntó en cambio el director

-             Su presión se elevó de manera alarmante  --  informó Jason  --  pero ya se encuentra estable.

-             Quiero verla  --  dijo Remus y comenzó a caminar

Sin embargo, tuvo que detenerse porque Jason se interpuso en su camino.

-             No puedo impedirte que la veas, pero si realmente la quieres, no le impongas tu presencia si ella no la desea, porque le harás más daño que bien  -- dijo

A pesar de que no había nada incorrecto o grosero en sus palabras, el tono en el que fueron dichas, dejaba pocas dudas acerca de lo que sucedería si Lupin no prestaba la debida atención a la casi amable sugerencia.

Una vez que Remus se perdió tras el biombo, Jason se acercó a los chicos.

-             No se preocupen, va a estar bien  --   les aseguró y luego volviéndose hacia el director y la profesora McGonagall  --  Sugiero que se le permita a Hermione estudiar en la Sala Común por lo que queda de curso y que solo vaya a las Aulas a presentar los exámenes finales.

Los profesores se miraron y Dumbledore asintió.

-             Bien, me encargaré de notificarlo al profesorado  --  dijo McGonagall  --  pero en el caso de…

-             Descuida Minerva, yo me hago cargo de eso  --  aseguró Dumbledore y todos tuvieron pocas dudas acerca de quién estaban hablando  --  Harry, Ron será mejor que vayan al Comedor

-             Pero queremos ver a Hermione señor  --  protestó Harry

-             Podrán hacerlo después de la cena ¿verdad?  --  dijo Dumbledore mirando al sanador

-             Pueden volver después de cenar  --  les dijo Jason

No del todo de acuerdo, los chicos abandonaron la enfermería en compañía de la Profesora McGonagall.

-             Jason debemos hablar  --  dijo el anciano

-             Con todo respeto profesor, a menos que su intención sea enviarme a Azkaban por haber atacado a ese miserable, entonces creo que no hay nada más que decir, salvo tal vez que le sugiera a ese hombre mantenerse alejado de mí.

-             Jason, todos formamos parte del mismo equipo y luchamos juntos por la misma causa. Snape tal vez sea un poco…

-             Perdóneme Profesor  --  lo interrumpió  --  Es posible que usted tenga las mejores razones del mundo para confiar en él, pero yo no. Sin embargo, estoy dispuesto a confiarle mi vida si usted así lo dispone, pero en el momento que vuelva a acercarse a Hermione para molestarla de cualquier manera, o si por su culpa ella sufre algún daño,  le puedo jurar por la memoria de mis padres que lo haré pedazos.

Y Dumbledore no tenía ninguna duda de que era perfectamente capaz de cumplir su amenaza.

A raíz de su reclusión en la enfermería, la cual duró varios días, Hermione fue informada que no asistiría más a clases. A partir de entonces estudió en la Sala Común o en la Biblioteca.

Sin embargo, lo sucedido había hecho que Hermione si bien no era que hubiese perdonado a Remus, al menos le permitía acercarse y cruzaba algunas palabras con él. De modo que de no haber estado tan furioso con Snape, Lupin casi habría podido mostrarse agradecido.

A finales de junio, y aunque su vientre seguía sin verse muy abultado, Hermione había comenzado a sentirse cada vez más cansada. A su estado general había que sumarle su preocupación por Harry. El chico siempre los había mantenido informados de sus “clases” con Dumbledore y desde que había conseguido el recuerdo de Slughorn, Hermione vivía con el corazón en la boca, ya que el director le había prometido a Harry que si localizaba otro de los Horrocruxes, el chico podría acompañarlo. Hermione no sabía por qué, pero aquello le provocaba una enorme desazón.

Una noche Harry y Ron estaban sentados cera de la ventana en la Sala Común, en teoría terminando sus deberes de Herbología, pero en realidad Harry hacía mucho rato que estaba perdido en sus pensamientos, cuando Hermione se sentó entre ambos sobresaltándolos.

-             Tenemos que hablar  --  dijo mirando a Harry y en ese tono que no les gustaba nada

-             ¿De qué?

-             Del Príncipe Mestizo.

-             ¿Otra vez?

Se enfrascaron en una inútil y larga discusión, que finalizó como siempre con un Harry muy molesto y una Hermione decidida a llegar al final del asunto. Cuando la chica se marchó Harry miró a Ron.

-             Tú si entiendes que quiera recuperar mi Libro de Pociones ¿no?

-             Claro  --  contestó el chico

Pero unos minutos después se vieron interrumpidos por Jimmy, que le entregó a Harry un rollo de pergamino.

-             Es de Dumbledore  --  dijo metiendo el trozo de pergamino en su túnica después de leerlo --  quiere que vaya a su despacho ahora mismo.

-             ¡Demonios!  --  exclamó Ron  --  ¿Crees que…

-             No lo sé, pero será mejor que vaya y me entere.

Un buen rato después, Ron y Hermione estaban juntos en la Sala Común esperando a que Harry volviese, cuando de pronto el chico entró a la carrera y frenó con un patinazo frente a ellos.

-             ¿Qué quería Dumbledore?  --  preguntó Hermione con la ansiedad pintada en el rostro  --  ¿Estás bien?

-             Sí, estoy bien

Pero en ese momento no tenía tiempo para explicarles que se había encontrado con Trelawney, ni los extraños sucesos en la Sala de los Menesteres. De modo que sin detenerse y dejando a los otros dos sin saber qué hacer, se dirigió a su habitación. Recogió su Capa, el Mapa del Merodeador y sacó del baúl el par de calcetines donde escondía lo que le quedaba de Felix Felicis. Bajó de nuevo y se plantó frente a sus amigos que aún estaban estupefactos.

-             No tengo mucho tiempo, Dumbledore me está esperando  --  les dijo, y de la forma más sucinta posible les dijo lo sucedido y lo que iba a hacer

Ignoró por completo los gritos ahogados de Hermione, y las atropelladas preguntas de Ron.

-             Saben lo que eso significa ¿no?  --  dijo mirándolos  --  Dumbledore no estará en el colegio, de modo que Malfoy tendrá vía libre para hacer lo que sea que esté planeando  --  ignoró de nuevo la cara de Hermione y prosiguió  --  escúchenme bien, deben vigilar a Malfoy y a Snape, si es necesario recurran al ED para que los ayude. Tengan  --  puso el Mapa en las manos de Hermione y le lanzó el par de calcetines a Ron, que lo miró con extrañeza

-             Gracias, pero para qué necesito…

-             Lo que necesitas es lo que hay dentro  --  lo interrumpió  --  es lo que queda de Felix Felicis, repártanselo con Ginny y despídanme de ella.

-             ¡No!  --  gritó Hermione  --  tú debes llevarla, no sabes los peligros que te esperan

-             A mí no va a pasarme nada, estaré con Dumbledore  --  le aseguró  --  en cambio necesito saber que ustedes están bien.

Hermione se levantó apresuradamente y lo abrazó, pero sin más palabras Harry salió a todo correr.


Entre tanto la profesora McGonagall había recibido órdenes de Dumbledore para que reuniese a los miembros de la Orden que estaban de guardia esa noche en el Castillo. Los primeros en llegar al despacho de la profesora fueron Remus y Tonks.

-             ¿Qué sucede Minerva?  --  preguntó Remus

-             ¿Dónde está Bill?  --  preguntó ella a su vez

-             Estaba patrullando cerca de la Torre de Astronomía  --  contestó Tonks  --  pero debe estar por llegar

Ella iba hablar pero en ese momento se abrió la puerta de nuevo dando paso no solo a Bill sino a Jason también.

-             Buenas noches  --  saludaron los chicos  --  ¿Qué ha sucedido?  --  preguntó Bill

-             Buenas noches  --  dijo ella devolviendo el saludo y mirando a Jason  --  ¿Señor Prewet, por qué será que no me extraña verlo aquí?  --  y luego pasó su mirada por los demás  --  El profesor Dumbledore debe ausentarse por unas horas del castillo, de modo que me ha pedido que estemos muy alertas.

-             ¿Por qué?  --  preguntó Lupin 

-             ¿Hay algo que deberíamos saber profesora?  --  esta vez fue Jason

-             Solo lo que acabo de decirles  --  dijo ella mirándolo, siempre le había incomodado la forma fría y directa que tenía el chico para expresarse

Se repartieron las zonas de vigilancia y salieron del despacho. Su prioridad y por órdenes de Dumbledore, era la seguridad de los alumnos, de manera que las zonas más vigiladas serían las adyacentes a las Salas Comunes de cada casa. Remus se encargaría del ala de Hufflepuff, Tonks la de Ravenclaw, Bill iría a las adyacencias de la Torre de Gryffindor y Jason bajaría a las mazmorras para vigilar la de Slytherin. Mientras que McGonagall estaría vigilando las áreas comunes.

Ron y Hermione se habían reunido con Ginny, Neville y Luna, y luego de explicarles en líneas generales lo que estaba sucediendo, abrieron el Mapa en busca de Snape y de Malfoy. Snape estaba en su despacho, mientras que se cansaron de buscar a Malfoy y no dieron con él por ninguna parte.

-             Eso solo deja una posibilidad  --  dijo Luna con su voz soñadora

-             La Sala de los Menesteres  --  añadió Hermione

-             Bien, haremos lo siguiente  --  dijo Ron  --  Luna, tú y Hermione irán a vigilar a Snape --  Hermione iba a protestar, pero Ron le envió una clara señal de advertencia con la mirada y la chica guardó silencio  --  Neville, Ginny y yo, iremos a vigilar a Malfoy 

-             ¿Y cómo sabremos si Hermione y Luna necesitan ayuda?  --  preguntó Neville

Ron y Hermione se miraron y ambos parecieron llegar a la conclusión de que si ellos estaban confiando en lo que les decían, merecían la misma confianza de su parte.

-             Hermione y yo, ya sabemos cómo enviar un patronus  --  dijo el chico

-             Pero nosotros también   --  dijo Luna mal interpretando las palabras de Ron  --  Harry nos enseñó el año pasado Ronald ¿no lo recuerdas?

-             Harry nos enseñó cómo convocarlo  --  aclaró Hermione  --  esto es diferente, es una técnica que perfeccionó el Profesor Dumbledore para utilizar a nuestros patronus como mensajeros.

Los chicos los miraron con cara de no comprender, de manera que de forma lo más rápida y clara posible, les explicaron que los patronus podían ser utilizados también para enviar mensajes y que era un recurso muy efectivo ya que no podían ser detectados por nadie aparte de poseer la cualidad de poder atravesar cualquier barrera mágica sin que se los advirtiera. Sin embargo, también les advirtieron que aquello no era del conocimiento público y que solo los miembros de la Orden del Fénix eran los que lo utilizaban.

Una vez finalizadas las explicaciones, y que todos hubieron bebido una porción del Felix Felicis como había ordenado Harry, partieron hacia sus puntos de destino. Ron había decidido aquella alineación porque en caso de suscitarse un enfrentamiento con Malfoy, prefería que Hermione no estuviese en medio. Y aunque las relaciones entre Hermione y Snape no eran precisamente buenas, dudaba mucho que se diese un enfrentamiento entre ellos, al menos no de la clase en el que la chica pudiese salir herida.

Estuvieron vigilando por largo rato sin que nada anormal sucediese, y ya Ron comenzaba a preguntarse si Harry estaría en lo cierto, cuando vieron la rubia cabeza de Malfoy asomarse, el asunto es que él también los vio e inmediatamente lanzó Polvo Peruano (oscuridad instantánea) y aferrando su Mano de la Gloria que alumbraba a su portador, esbozó una sonrisa y se volvió hacia un grupo a sus espaldas.

-             Vamos, no pueden vernos  --  dijo Malfoy

-             Buena idea chico  --  dijo una voz desagradable  --  ¿Qué es?

-             No es asunto tuyo  --  contestó Malfoy y levantando el brazo reseco comenzó a guiarlos

Aunque al individuo le habría gustado replicar por la áspera respuesta de Draco, prefirió no hacerlo y concentrase en el trabajo que debían hacer. A sus espaldas escuchaban voces lanzando hechizos de luz, pero sin resultados.

Efectivamente Ron, Ginny y Neville, habían intentado en vano disipar aquella espesa niebla pero no lo habían conseguido.

-             Tenemos que avisar a las chicas  --  dijo Neville

Ron lo consideró por un momento pero se resistía a que Hermione participase de algún modo en aquello, pero mientras él pensaba en el asunto, tropezaron con Remus.

-             ¿Qué hacen ustedes  aquí?  --  y mirando a su alrededor preguntó  --  ¿Dónde están Harry y Hermione?  --  pregunta por demás lógica, porque ver a Ron en aquella situación sin los otros dos, solo podía significar que estaban en una tal vez peor

Rápidamente y sin detenerse, le explicaron lo que estaba sucediendo y aunque Remus no estaba muy seguro de que Draco fuese una amenaza envió aviso a Minerva.

Sin embargo, fue sacado de su error cuando el “polvo” perdió su efectividad. Vio con horror que Draco no iba solo, pero lo más aterrador era la “compañía”. Con la mayor de las prisas agitó su varita, para luego comenzar  a lanzar hechizos en contra de los intrusos.

Draco maldijo en voz alta, cuando a los pocos minutos de estar enfrentándose a Lupin y a los chicos, aparecieron primero McGonagall y luego el sanador. Aquello no estaba resultando como lo había planeado. Ni Lupin ni Prewet, tenían por qué estar allí.

Uno de los mortífagos dio una orden a otro, y éste se desprendió del grupo, Lupin intentó detenerlo pero un rayo de amenazante color esmeralda, lo hizo desviarse.

El enfrentamiento se estaba efectuando en movimiento, de modo que todo indicaba que se dirigían a la Torre de Astronomía. La profesora McGonagall avisó a Flitwick que como todos los demás profesores, aunque no pertenecían a la Orden ni estaban patrullando los pasillos, habían recibido la orden de permanecer en estado de alerta por si se les necesitaba.

Hermione y Luna vieron cuando el pequeño profesor desembocó por el pasillo, y escucharon que venía dando voces a Snape diciendo que estaban siendo atacados por mortífagos. Lo vieron irrumpir en el despacho del profesor y por un momento se quedaron paralizadas  sin saber qué hacer, pero al minuto siguiente escucharon un golpe y vieron a Snape salir del despacho. El profesor las miró un segundo y Hermione tuvo la certeza de que iba  a lanzarles una maldición.

-             Flitwick está inconsciente, vean si pueden ayudarlo  --  les ordenó y salió a todo correr

Hermione y Luna se miraron un momento y luego entraron al despacho, donde efectivamente el profesor estaba tirado en el piso, pero en aquel caótico momento no se les ocurrió reanimarlo, sino que salieron disparadas hacia donde se dirigía Snape.

La batalla que tenía lugar al pie de la Torre de astronomía era sin duda feroz. Uno de los mortífagos estaba tirado en el piso, mientras que los demás se dirigían hacia las escaleras. Cuando los vieron subir las escaleras, el que estaba más cerca era Neville e intentó seguirlos pero salió despedido. Al parecer habían lanzado algún tipo de encantamiento que impedía el paso, y un mortífago de gran estatura ahora bloqueaba la entrada y lanzaba maldiciones en todas direcciones. Los miembros de la Orden vieron llegar a Snape, y como es lógico no se interpusieron en su camino. McGonagall se enfureció cuando vio que una de las maldiciones había alcanzado a Neville y el chico estaba tirado en el piso, pero de momento nada podía hacer sin arriesgarse a ser herida ella misma.

Cuando Lupin vio a Snape atravesar la barrera intento seguirlo, pero del mismo que había sucedido con Neville, él también salió despedido.

Hermione y Luna al llegar al lugar no se detuvieron a pensar, sino que comenzaron a atacar, ya habían localizado a Ron, a Ginny y a Neville, de modo que se ocuparon de hacer cuanto podían en contra de los mortífagos.

Jason al igual que todos, atacaba con furia al mortífago que protegía la escalera, pero aquella maldita barrera no les permitía alcanzarlo, mientras que él si estaba causando daños con las maldiciones que al ser lanzadas de cualquier manera, rebotaban en los muros e iban a estrellarse en forma aleatoria contra cualquiera de ellos. Pero en cuanto vio llegar a Hermione, se olvidó de sí mismo y corrió hacia la chica.

-             ¿Qué demonios haces aquí?  --  le gritó en medio de la trifulca  --  ¡Vuelve a la torre ahora mismo!

Pero si esperaba que ella obedeciera, era porque en realidad no la conocía bien entonces.

-             ¡Estos desgraciados intentan masacrar a mis amigos!  --  gritó ella sin dejar de lanzar  maldiciones  --  ¡No iré a ningún lado!

Jason era terco pero no estúpido, de modo que se concentró en proteger a la chica de las maldiciones que pasaban volando a su alrededor, ya que había llegado a la conclusión de la evidente inutilidad de atacar al mortífago.

De pronto sintieron una especie de explosión, el imbécil del mortífago había lanzado una maldición que había rebotado en la dirección equivocada, y había hecho que medio techo se viniese abajo. Jason se lanzó hacia un lado tomando a Hermione por la cintura y apartándola, pero en el proceso un trozo de roca le dio de lleno en la cabeza a él que cayó sin sentido al lado de Hermione.

La maldición no solo había destruido el techo, sino que había neutralizado la barrera, de modo que los que aún podían hacerlo, se lanzaron en aquella dirección pero en ese momento vieron salir a Snape junto con Draco en medio de la nube de polvo, de manera que se dieron a la tarea de atacar a los mortífagos que venían tras ellos.

Lupin vio con horror que Greyback atacaba a Bill, pero no pudo hacer nada y el corazón se le paralizó cuando en medio de la refriega, escuchó una conocida voz que gritaba su nombre. Volvió la cabeza un minuto, y vio a Hermione arrodillada en el suelo al lado de un cuerpo que no alcanzó a reconocer, pero al menos ella no lucía herida. Se concentró en deshacerse del mortífago que tenía en frente para poder ir a prestar ayuda a quien fuese que estuviese con Hermione.

Algunos notaron que Harry acababa del saltar los últimos peldaños de la Torre aterrizando en medio del caos. El chico hizo un rápido inventario visual, pero no alcanzaba a distinguir quien atacaba a quien, pero sí escuchó claramente a Snape cuando gritó Ya está, vámonos de aquí, de modo que se lanzó en pos del odiado profesor. Pero alguien se apartó y se lanzó sobre él. Harry sintió el olor a sangre y el aliento fétido de Greyback, pero unos segundos después el hombre lobo fue alcanzado por una maldición y rodó hacia un lado. Harry lo apartó poniéndose de pie y esquivando un amenazante rayo verde que venía directo hacia él.

Tropezó con dos cuerpos que parecían cubiertos de sangre, pero saltó por encima de ellos con una sola idea en su mente y rogando que no fuese ninguno de los suyos. De pronto quedó paralizado al ver la roja cabellera de Ginny que se batía con Amycus, de manera que lo atacó con rabia y se acercó a Ginny respirando con alivio al verla bien. Sin embargo, y aunque ella le preguntó de dónde venía, él no tenía tiempo para explicaciones. Siguió dispuesto a continuar su persecución de Snape.

Vio a Neville tirado en el piso y de nuevo su corazón se contrajo.

-             ¿Estás bien?  --  le preguntó

-             Sí… estoy bien  --  le contestó  --  Harry… Snape y Malfoy acaban de pasar por aquí.

-             Sí, lo se Neville, estoy en ello  --  palmeó el hombro de su amigo y continuó la carrera

Hermione había visto a Harry y le había gritado, pero el chico hablaba con Neville y no la escuchó. Las lágrimas corrían por las mejillas de Hermione y había colocado la cabeza de Jason en su regazo. Intentó serenarse y recordar el hechizo para detener el sangramiento, porque Jason tenía una profunda herida en la cabeza de la que la sangre no había dejado de brotar. Pero cuando estaba en ello, sintió unas manos sobre sus hombros.

-             Déjame a mí  --  dijo Lupin con suavidad

Aparentemente ya no había mortífagos en el lugar, porque de pronto todo estaba muy silencioso. Ron y Ginny estaban arrodillados al lado de Bill,  Tonks atendía a Neville y Luna abrazaba a Hermione mientras Lupin se encargaba de la herida de Jason.

-             Hay que llevarlos a la enfermería  --  dijo la profesora McGonagall  --  Yo iré a ver si Snape logró detener a los que pasaron.

Un rato después cuando Harry era conducido a la enfermería por Ginny, recordó todos los cuerpos por encima de los que había saltado.

-             ¿Quién más está…  --  pero se detuvo incapaz de pronunciar la palabra “muerto”

-             Ninguno de los nuestros  --  lo tranquilizó la chica --  Neville está herido pero ya madame Pomfrey se está encargando no es nada grave. Jason resultó con una herida en la cabeza, pero Remus se encargó de cerrarla y aunque le recomendaron estarse quieto, ya sabes como es. Hay un mortífago muerto que fue alcanzado por una maldición asesina lanzado por uno de ellos mismos  --  hizo una pausa y bajó la cabeza

Harry tuvo un horrendo presentimiento al recordar las palabras de Malfoy en la Torre, y pensó que Ginny no le estaba diciendo la verdad.

-             Malfoy dijo que había pasado por encima de un cadáver  --  y la miró en forma inquisitiva

-             Posiblemente se refería a Bill, pero él está bien, sigue vivo

Algo en el tono de Ginny no le gustó a Harry y quiso asegurarse de que decía la verdad.

-             ¿Estás segura?

-             Sí, está bastante… molido, pero se va a recuperar. Verás, lo atacó Greyback y él es un hombre lobo pero como no es luna llena y no se había transformado pues… aún no sabemos cómo lo va a afectar, pero de momento está bien.

Entraron a la enfermería y Harry vio que efectivamente Neville estaba en una cama pero dormía. Jason estaba sentado en otra cama y los demás se apiñaban alrededor de la cama donde se encontraba Bill. Harry sintió varias cosas al mismo tiempo, rabia, dolor, impotencia, pero por encima de todo un odio atroz por Snape, junto con una enorme frustración por no haber podido atraparlo.

Hermione corrió hacia él y lo abrazó. Harry se sintió aliviado de que en medio de todo, al menos ella estuviese bien, no se habría perdonado nunca que algo le hubiese sucedido por haberla metido en aquello en su estado.

Luego de la llegada de los señores Weasley, y de la estupefacción de todos al escuchar de labios de Harry que había sido Snape quien había matado a Dumbledore, el chico escuchó las explicaciones de lo que había acontecido en su ausencia, y llenó los huecos en la información de los demás con lo que él sabía.

Hermione tuvo un momento de histeria, y se culpaba por no haber detenido a Snape.

-             No podías hacer nada Hermione  --  dijo Harry con firmeza  --  Snape las habría matado a Luna y a ti sin ningún remordimiento

-             Y para empezar ni quiera debías haber estado allí  --  dijo Jason que había permanecido silencioso y escuchando atentamente todo

Con lo que Hermione volvió a sentirse culpable ya que el chico aunque no había sido nada grave, también había resultado herido por protegerla.

La profesora McGonagall le pidió a Harry acompañarla porque quería conversar con él antes de que llegase el Ministro, pero en el momento en que estaban a punto de salir, Hermione aferró el brazo de Harry y se dobló por la cintura.

-             ¡Hermione!  --  exclamó sujetándola

Enseguida Jason y Remus estuvieron a su lado también. Pero para horror de los presentes, un charco de lo que parecía agua con sospechosas manchas oscuras,  estaba formándose a los pies de Hermione.

-             ¡No puede ser!  -- exclamo la señora Weasley  --  Aún faltan…  --  pero la frase murió en sus labios

Remus estaba paralizado de terror, mientras que Jason no perdió el tiempo los apartó a los dos y alzó a Hermione en brazos trasladándola hasta una de las camas. Aunque era casi innecesario, sacó su varita y la pasó por encima del abdomen de la chica, y a pesar de que a los demás no les dijo nada la nube que se formó allí, a él pareció que sí, porque se volvió y comenzó a dar órdenes.

-             Poppy necesitamos aislarla, mantas para mantenerla caliente y que desalojen la enfermería  --  hizo una pausa y luego miró a los demás  --  El parto ha comenzado


Harry sintió que el mundo comenzaba a girar a velocidades impensables, aquello no podía estar pasando.

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