Al filo de la navaja

Al filo de la navaja
Nuestro pasado no determina nuestro futuro, son nuestras decisiones y nuestras acciones las que lo hacen. Así como tampoco somos responsables por lo que nuestros antepasados hayan hecho o pretendido hacer de nosotros, pero sí lo somos de lo que decidamos hacer con ello. El pasado es un hecho, el presente lo construimos segundo a segundo, y el futuro es un lugar incierto que siempre nos mantendrá… Al Filo de la Navaja

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Epílogo…



Una semana después del funeral, se encontraba Harry en compañía de Sirius, Remus y Hermione terminando de desayunar, cuando Ron apareció allí. Venía tosiendo y sacudiéndose las cenizas.
-         Vaya hombre  --  dijo Hermione  --  ¿Te caíste de la cama?
-         Y te tragaste además todas las cenizas de la chimenea  --  comentó Remus porque el chico aún tosía
-         La próxima vez que antes de salir, me pelee con mamá, me desapareceré en lugar de usar la chimenea  --  dijo con disgusto
Una vez que todo había terminado, habían hecho conectar la chimenea de Inverness a la red Flu. En un principio los funcionarios del departamento de Transportes Mágicos se habían negado, alegando que aquella no era una casa de magos, y aunque habrían podido demostrar que sí lo era, teniendo en cuenta quién había sido su último y legítimo dueño, aquello significaba papeleo y tiempo, y Sirius no tenía la paciencia requerida, de modo que se había dirigido directamente a Kingsley y el asunto quedó resuelto.
-         ¿Y por qué peleabas con tu madre?  --  quiso saber Hermione
-         Porque según ella era muy temprano para molestar  --  dijo mientras se sentaba y se servía jugo
Pero mientras hablaban, una lechuza entró y se posó frente a Sirius. Algo sorprendido, desató el trozo de pergamino mientras el ave mordisqueaba una rebanada de pan y luego emprendía el vuelo de nuevo.
Sirius se levantó violentamente, volcó la silla en el proceso y tenía los ojos fijos en el pergamino.
-         ¿Qué?  --  preguntaron Harry y Remus al mismo tiempo
-         ¡Tenemos que ir a San Mungo ahora mismo!
Hermione ahogó un grito, mientras que Remus, Harry y Ron se esforzaban en sacar imágenes horrendas de sus cabezas.
-         ¡Sirius, dinos…
Pero él no les dio tiempo a terminar de formular la pregunta, porque ya  corría en dirección a la chimenea y desaparecía a toda velocidad. Ellos corrieron también y fueron entrando y desapareciendo hacia el mismo lugar. Cuando aparecieron en el hospital no vieron a Sirius por ningún lado, en cambio sí había muchas personas allí que se abalanzaron sobre ellos apenas los reconocieron.
Los chicos no habían salido a ninguna parte desde la Batalla, y si bien habían leído El Profeta y en él venían artículos muy elogiosos en cuanto a sus personas, no se esperaban aquello.  Tan cortésmente como les fue posible se desembarazaron de la gente y trataron de seguir hacia donde suponían estaba Sirius, y sus temores aumentaron al ver a los Weasley en pleno, esperando en el pasillo.

Sirius había corrido apartando sin ninguna ceremonia a las personas que habían intentado detenerlo. Ya era una costumbre que tanto en el Ministerio como allí, la gente intentase por todos los medios conversar con él. Algunas veces se detenía y charlaba un poco, pero aquel día no era una de esas ocasiones. No prestó atención a Arthur y a Bill que intentaron detenerlo, ni a una llorosa Molly,  sino que abrió de golpe la puerta y entró en la habitación ganándose las miradas reprobatorias de varios sanadores.
De los presentes conocía a Abigail y a Silver, por lo tanto se dirigió a ellos ignorando a los demás.
-         ¿Y bien?  --  preguntó
-         Aún es pronto, pero…
-         Señor Black  --  dijo uno de los sanadores más ancianos  --  no puede estar aquí. Haga el favor de salir, y esperar afuera junto con los demás.
Sirius se volvió con la intención de mandarlo al demonio, pero fue interrumpido.
-         Si tiene suerte con eso, yo seré el primero en agradecérselo
Los sanadores se volvieron hacia la cama, mientras que los Weasley que miraban boquiabiertos desde la puerta, lanzaban un jubiloso grito de felicidad y Sirius se acercaba a la cama.
-         ¡Maldito infeliz!  --  exclamó  --  ¿Tienes idea…?
-         Sí, sí… me extrañabas mucho  --  dijo Jason
-         Es la segunda vez que…
-         ¡Hey!  Te aseguro que esta vez no tuve nada que ver
-         ¡Me importa un demonio!  --  siguió gritándole Sirius  --  Si lo vuelves a hacer, te juro que yo mismo te voy a matar.
-         ¡Señor Black!  --  exclamaron varios sanadores, mientras que Arthur y Bill reían a más no poder
-         Por favor  --  dijo otro de los sanadores  --  nos gustaría…
-         Sea lo que sea lo que vayan a hacer solo háganlo, porque no pienso irme de aquí  --  lo interrumpió Sirius
-         Esto es completamente irregular  --  se quejó el sanador que parecía el mayor
-         Olvídelo, todo “él” es irregular  --  dijo Jason
-         Y tú tienes la odiosa costumbre…
Bill y Arthur cerraron la puerta y no se enteraron de nada más, lo único verdaderamente importante para ellos, era que Jason había despertado y ahora estaban seguros que estaría bien.
Cuando Harry y los demás llegaron, fueron informados de la buena nueva y se unieron al júbilo de los Weasley. Llevaban más de una semana de angustia, desde el momento en el que Bill se había dirigido a dónde Sirius había dejado a Jason y lo había encontrado tirado en el piso. Habían hecho todo cuanto habían podido por reanimarlo, pero no lo consiguieron, de modo que fueron por Madame Pomfrey, pero ésta les dijo que lo mejor era trasladarlo al hospital lo antes posible.
Después de una minuciosa evaluación, los sanadores les habían dicho que tenía varias costillas fracturadas, y dos de ellas habían perforado el pulmón, por lo que tenía una severa hemorragia interna. Por otro lado, y según lo que habían podido determinar, debió sufrir un severo traumatismo craneoencefálico que produjo una hemorragia intracraneal. No obstante todo lo anterior, los sanadores se habían mostrado optimistas, ya le habían reparado las costillas rotas, habían cicatrizado el pulmón, y habían desaparecido la sangre que presionaba el cerebro. Ahora era cuestión de esperar a que la poción re abastecedora de sangre hiciera su trabajo, porque el resto de heridas superficiales también estaban reparadas.
Pero al día siguiente cuando se suponía debía despertar, no lo hizo, ni tampoco al siguiente, por lo que los sanadores comenzaron a preocuparse, y después de evaluarlo, reunirse entre ellos y discutir el caso, les dieron la sorprendente y nefasta noticia, de que todo en su organismo iba perfectamente bien, y que el problema consistía en que al pacer él no quería volver.
A partir de ese momento se turnaron para estar a su lado, y los que más tiempo pasaban con él eran  Sirius y Bill. Pero mientras Bill le hablaba contándole cómo estaba todo, Sirius se peleaba con él todo el tiempo. La única excepción había sido la noche pasada en la que le habló de Lyra, y ahora estaba seguro de que aquello era lo que lo había hecho regresar.

Teniendo en cuenta que los sanadores habían hecho su trabajo, y todo en el organismo de Jason marchaba como debía, lo dejaron salir al día siguiente. Molly había insistido en llevárselo a La Madriguera, pero él tan terco como siempre quiso regresar a Inverness. Annie y Miles se alegraron mucho al verlo de vuelta, y Lyra había enloquecido de alegría, de manera que pasó casi todo ese día colgada al cuello del chico. Hermione tuvo verdaderas dificultades a la hora en la que se suponía debía dormir la niña, y finalmente permitió que él se la llevara a su habitación, le leyera el cuento de costumbre y luego de que se quedara dormida, la llevó a su cuna.
Un par de días después, Hermione anunció que ya era momento de ir por sus padres, de modo que alistaron todo y dos días después Remus y ella fueron por los Granger. No tuvieron mayores dificultades, y una vez devuelta sus memorias, pudieron regresar a su hogar.
Jason sabía que después de esto venía lo más difícil, los Lupin querrían regresar a su propia casa, como en efecto se lo dijeron unos días después.
-         Jason, no tienes idea de lo enormemente agradecida que estoy y estaré siempre contigo, pero es hora de que volvamos a nuestra casa y comencemos nuestra vidas de la manera más normal posible  --  le dijo ella
-         Entiendo  --  se limitó a decir él
Sirius y Grace que estaba allí ese día, lo miraban con atención, porque sabían que aquella máscara de indiferencia no engañaba a nadie.
-         ¿Cuándo planean marcharse?
-         Mañana iremos a ver cómo está la casa  --  dijo Remus  --  y si todo está en orden, creo que podremos irnos este fin de semana.
-         Les propongo algo  --  dijo él y todos lo miraron  --  El cumpleaños de Lyra está muy cerca, quédense hasta entonces.
Hermione y Remus se miraron, ambos estaban plenamente conscientes de lo qué significaba Lyra para él, y sabían el enorme dolor que le causaba dejarla marchar, de modo que de forma tácita, decidieron darle por lo menos aquello.

Pocos días después de su regreso, Jason fue llamado por Kingsley, de modo que cuando Sirius y Remus iban hacia el Ministerio se fue con ellos. Él había evitado diligentemente el contacto con todos, no quería entrevistas ni dar explicaciones de nada a nadie. Pero habiendo sido un miembro tan activo de la Orden, y habiéndose popularizado su imagen por los nefastos carteles de “Indeseable”, apenas hicieron su entrada en el Ministerio, un enjambre de personas se arremolinó a su alrededor.
Se excusaron con el pretexto de que llegaban tarde a una entrevista y se metieron al ascensor.
-         Ya te acostumbrarás niño, después de un tiempo se calman  --  le dijo Sirius
-         No pienso acostumbrarme a nada  --  dijo en tono críptico
-         Es inevitable Jason, eres demasiado conocido  --  sentenció Remus
Él no dijo nada más, y en cuanto el ascensor se detuvo salieron a toda prisa hacia la oficina de Kingsley. Después de los saludos, tomaron asiento.
-         Me alegra sinceramente que estés bien  --  le dijo Kingsley
-         Gracias, pero no…
Se interrumpió en cuanto la puerta de la oficina volvió a abrirse dando paso a Joseph. Por un momento el hombre se quedó mirando con los ojos muy abiertos a Jason, pero pareció recuperar los buenos modales y lo saludó. Una vez hecho eso, se volvió hacia Kingsley y le entregó unos pergaminos, pero lo estaba mirando con tal intensidad, que Jason sintió curiosidad. Curiosidad que luego lamentó.
-         Bien  --  dijo Kingsley una vez que Josep abandonó la oficina  --  mi intención de pedir hablar contigo, es preguntarte qué tienes pensado hacer ¿Piensas volver a San Mungo?
-         Aún no he tomado una decisión al respecto pero supongo que sí, y no te molestes en ofrecerme trabajo en el departamento de Aurores porque no me interesa  --   dijo con su habitual y brutal franqueza
-         Lamento escuchar eso. Eres uno de los magos más hábiles que he conocido y tu ayuda nos sería de mucha utilidad.
-         Aclaremos un par de cosas Kingsley. En primer lugar tú y yo sabemos que en realidad no me necesitas, los tienes a ellos  --  dijo señalando a Sirius y a Remus  --   y a un centenar de sujetos más con excelente preparación. Ya no estamos en guerra y cada quien debe volver a lo suyo. Y segundo, no me agradaría trabajar con individuos que por alguna razón, tienen la absurda idea de que soy un mago oscuro.
Kingsley enseguida miró a los otros dos, pero a menos que fuesen excelentes actores, tenían la misma cara de sorpresa que él. Jason miró a Kingsley y sonrió.
-         No necesito que nadie me lo diga, Joseph casi lo tenía escrito en la frente.
Aquello desde luego era parcialmente cierto, porque no era precisamente en la frente donde se lo había visto.
-         Si eso era todo, debo marcharme  --  dijo poniéndose de pie  --  Tengo asuntos urgentes que atender.
Y antes de que nadie pudiese reaccionar en ningún sentido, ya había abandonado la oficina. Cuando llegó al Atrio, caminó a toda prisa hacia una de las chimeneas para que nadie lo detuviese, y desapareció.
Si bien era cierto que tenía asuntos qué atender, no lo era que fuesen urgentes, o al menos no para él, pero ya que había salido, decidió terminar con aquello de una vez. Llegó al Caldero Chorreante, saludó a Tom y deshaciéndose de su capa, salió al Londres muggle. Unos minutos después estaba en el edificio donde se encontraban las oficinas de su abogado. En cuanto la secretaria lo vio entrar, se paró como impulsada por un resorte.
-         Milord, que bueno verlo.
-         Buenos días, dígale a su jefe que estoy aquí por favor  --  y la mujer desapareció en la oficina
Más había tardado en dirigirse a ella que en salir y sostener la puerta para que Jason entrara.
-         Milord  --  lo saludó el hombre extendiendo la mano, y recordando tardíamente que Jason le había ordenado no llamarlo de aquel modo
-         ¿Cuál era su urgencia por verme?  --  preguntó yendo directamente al grano
Bellamy se preguntó si así trataba las urgencias, cómo trataría los asuntos que no lo eran, porque llevaba alrededor de siete meses intentando ponerse en contacto con él.
-         Verá, como seguramente recordará, usted me otorgó un poder para actuar en su nombre.
-         Razón por la cual, aún me pregunto qué estoy haciendo aquí.
-         Hace ocho o nueve meses, recibí una carta donde se me notificaba que el último Conde de Argyll había fallecido, y siendo usted el único pariente vivo, era el heredero natural del título  --  explicó el hombre y Jason recordó con disgusto que Sirius se lo había mencionado  --  Se lo notifiqué inmediatamente al señor Barttlet, pero como no recibí respuesta de su parte, firmé los papeles de aceptación.
Jason abrió los ojos con incredulidad. Aquel hombre sin duda alguna debía estar loco, porque él mejor que nadie sabía lo poco que le importaba a él eso. Bellamy por su parte, debió darse cuenta por aquella mirada tormentosa, que su vida estaba en serio peligro.
-         ¿Que usted hizo qué?  --  preguntó Jason en tono gélido
-         Los abogados estaban presionando, y como usted no…  --  se interrumpió cuando Jason se puso de pie
-         Ilústreme señor Bellamy, pero ¿en qué algún lugar del poder está establecido que pueda usted hacer tal cosa?
-         En ninguno, pero…
-         ¡Entonces devuelva el maldito título y déjeme en paz!  --  y comenzó a caminar hacia la puerta
-         Señor  --  lo detuvo él  --  eso es imposible, una vez que se acepta…
-         ¿No es posible, dijo?  --  preguntó entrecerrando los ojos
-         No señor, no lo es. Y ahora estábamos esperando a que usted viniese para fijar la fecha de la ceremonia.
-         ¿Sabe algo Bellamy?  --  y el hombre lo miró con aprensión  --  ¡Váyase al diablo! Si tanto le interesa recíbalo usted mismo, porque yo no tengo tiempo para esto
Dicho esto abandonó la oficina con un soberbio portazo, que probablemente haría que Bellamy tuviese que cambiar la cerradura.

Llegó el día del cumpleaños de Lyra y tanto Hermione como Grace, con la ayuda de Molly y Ginny, habían adornado hermosamente el jardín. Aprovecharían ese día también  para efectuar la ceremonia del bautizo.
El día había comenzado de forma escandalosa, porque en cuanto Hermione había llevado a Lyra abajo, había un montón de regalos en el salón. Jason se la quitó de los brazos apenas las vio aparecer.
-         Feliz Cumpleaños, nena  --  le dijo dándole un beso en la frente, y luego se sentó con ella el piso y Sirius lo imitó
-         Feliz Cumpleaños, lobita  --  y la niña rió
-         Veamos  --  dijo Jason y cogió una caja  --  esto es para ti.
-         Mío  --  dijo Lyra alborozada y comenzó a destrozar el envoltorio
Dentro había una hermosa muñeca, y cuando la niña la sacó sonrió y miró a Jason
-         ¿Cesa ento?  --  preguntó
-         Así es  --  le dijo él  --  una princesa como la del cuento.
Lyra abrazó la muñeca, pero luego se interesó por las otras cajas.
-         Mío  --   repitió
-         Sí nena, todos son tuyos
La niña abrió otro paquete y esta vez miró a Jason con los ojos muy abiertos.
-         ¡Vita!  --  gritó y miró a Remus  --  ¡Vita mío, pa!
-         Sí cariño  --  dijo Remus sonriendo  --  esa varita sí es tuya.
La niña agitó la varita de juguete y salieron unas chispas doradas, pero después de un rato miró a Jason.
-         No dompe  --  dijo frunciendo el ceño y ahora todos rieron
-         Creo que no va interesarle mucho si no puede causar los debidos destrozos  --  dijo Sirius  --  A ver lobita, mira este.
Pero apenas la niña rompió el envoltorio, Hermione emitió un chillido.
-         ¡Sirius Black, voy a matarte!
Harry se partía de la risa, mientras Hermione amenazaba a Sirius con toda clase de posibles muertes. Una vez que se calmó y el quitó la escoba de juguete a Lyra, Harry se acercó a su padrino.
-         ¿Tienes un contrato con la fábrica de escobas de juguete?  --  y se alejó riendo

Muy tarde en la noche, cuando ya casi todos se habían marchado, Jason se levantó del sillón donde había estado sentado desde que Lyra se subiera a sus piernas y se quedara dormida. Hermione iba a quitársela pero Jason le dijo que él la subiría a su habitación. Teniendo en cuenta que era la última noche que pasarían allí, ella no puso objeciones.
Jason entró, la colocó en la cuna y luego extrajo una pequeña caja de terciopelo que contenía dos colgantes parecidos al que una vez le había dado a Hermione, y del que él mismo tenía la pareja.  Pero en lugar de un corazón, se trataba de una media luna dorada con diminutos diamantes que emitían destellos brillantes. Los sacó del estuche los colocó sobre la palma de su mano y apuntó con su varita, un destelló de luz salió de ella y baño las joyas. Luego procedió a colocar uno alrededor del cuello de Lyra y volvió a apuntar.
-         ¡IMMOBILE AETERNUM!  --  esta vez un sutil rayo dorado dio en el colgante y luego repitió el proceso con el que se había colocado él
Después de esto, le dio un beso en la frente a Lyra, acarició su mejilla y la niña sonrió en sueños.
-         Adiós nena  --  se volvió y abandonó la habitación

A la mañana siguiente, cuando Hermione y Remus bajaron a desayunar, ya Sirius, Grace y Harry estaban en el comedor.
-         Nina  --  dijo Lyra al ver a Grace y Sirius rió
-         No es niña, linda  --  dijo Grace mirando mal  a Sirius  --   es Grace.
Pero cuando la chica la cargó, se fijó en el colgante.
-         ¡Wow!  --  exclamó  --  ¿No está muy chica para llevar joyas como esta?  --  preguntó
-         Pensé lo mismo  --  dijo Hermione  --  Cosas de Jason sin duda, porque ni siquiera puedo quitárselo y lo intenté todo. Por cierto ¿No ha bajado aún?
-         Parece que se le pegaron las sábanas al niño.
Pero cuando Miles entró, se acercó a Hermione y le entregó un sobre. Ella lo miró con extrañeza, pero lo tomó y lo abrió. Al extraer el pergamino que estaba dentro, también cayó un colgante idéntico al suyo. Automáticamente ella se llevó la mano al cuello e intentó quitárselo, algo que no había podido hacer durante los últimos dos años, de modo que cuando el broche cedió, supo lo que iba a leer.

Hermione:

No voy a aturdirte con una larga carta, llena de palabras que no borraran el dolor de tu ausencia, un dolor que me ha perseguido desde el día que me di cuenta que te amaba con cada pedazo de mi corazón. Tú no has estado ausente solo este año, lo has estado desde siempre, porque aunque estuvieses a mi lado, tu alma nunca estuvo aquí.

Pero quiero darte las gracias, porque aunque no me diste amor, me diste alguien a quien amar y por quien seguir luchando. Sin embargo, ya cumplí con lo que prometí, Lyra está a salvo, y aunque mi juramento me mantendrá atado a ella el resto de mi vida, desapareceré de las suyas. Cuando despiertes, ya me habré marchado, por favor cuídala mucho, y no dudes que si alguna vez me necesita, donde quiera que esté lo sabré y volveré.

Llegó el momento de decir adiós, quizá sea una de esas despedidas que te parten el alma en dos, nuestras vidas seguirán inevitablemente unidas,  pero hoy le digo adiós a este amor, amor que solo a mi pertenece porque de tu parte nunca existió.  No cometas el error de pensar que te lo estoy reprochando, solo expongo una verdad brutal, que por más que intenté ignorarla, me persiguió hasta el final.

Me voy como llegué a tu vida, en silencio y más vacío, porque esta vez viajo más ligero, ya que mi corazón se queda contigo. Contigo pero no en ti, sino en ese pedazo de ti para quien siempre estaré, hasta que la muerte inevitablemente decida venir por mí. Pero ahora me toca seguir mi camino y aprender cómo vivir… después de ti
Jason

Cuando levantó la vista, todos la miraban con preocupación, porque mientras leía las lágrimas rodaban por sus mejillas.
-         Se ha ido  --  dijo ahogada por el llanto  --  Jason se ha ido para siempre.

La guerra había terminado, el futuro los esperaba, pero esta nueva etapa que tanto habían ansiado, se iniciaba llorando una ausencia.

Travesura Realizada…

Cap. 66 ¿Final…?



Hacía ya un par de días de la noche más larga de sus vidas. Una vez que Voldemort había muerto, los mortífagos que no estaban gravemente heridos, o que no habían sido inmovilizados intentaron escapar, algunos lo consiguieron, mientras que otros habían sido capturados y estaban pendientes por el proceso judicial.
Aquellas personas que se encontraban bajo la maldición Imperius volvieron a la normalidad. Las familias que se habían visto obligadas a abandonar el país, comenzaban a regresar a sus hogares. Y aquellos que estaban detenidos en Azkaban injustamente, fueron liberados.
Los que habían recibido heridas graves, se encontraban en San Mungo. Cincuenta estudiantes habían perecido en la Batalla, y el funeral se llevaría a cabo esa tarde.
Kingsley  había sido nombrado Ministro de Magia de manera provisional y ahora estaba sentado frente a su escritorio y miraba a los presentes. En sus caras podía leerse claramente la preocupación por lo que sabían que aún estaba pendiente.
-         ¿Cómo está tu brazo?  --  le preguntó el mago a Dánaee
-         Mejor, el sanador que me atendió dijo que en un par de días más estará perfectamente.
-         Me alegro  --  y miró a los demás
-         ¿Y bien?  --  preguntó Sirius  --  ¿Para qué nos has hecho venir?
-         Supongo que ustedes  --  y miró a Dánaee, a Grace y Joseph  --  se integraran nuevamente a sus labores en el Departamento ¿no?  --  los tres asintieron y Kingsley miró a Bill  --  ¿Qué quieres hacer?
-         Volver a mi trabajo, supongo  --  dijo él  --  Tengo una esposa que mantener  --  y sonrió
-         No puedo decir si es mejor, pero te ofrezco un puesto en el Departamento  --  le dijo Kingsley
-         Gracias, pero no soy un Auror, yo estudié…
-         Ya lo sé  --  lo interrumpió él  --  pero tu desempeño en la Orden fue inmejorable, y con un pequeño período de entrenamiento en la Academia, solo en aquellas cosas que te falta por saber, y serás un Auror en toda la regla.
-         ¿Me concedes un par de días para pensarlo?
-         De acuerdo, pero quiero que sepas que estoy plenamente convencido que naciste para esto
-         Te avisaré  --  le dijo Bill
-         Y ahora ustedes  --  dijo Kingsley mirando a Remus y a Sirius  --  a diferencia de Bill no necesitan entrenamiento alguno ¿Están dispuestos a regresar?
-         ¿Por qué?  --  preguntó Lupin
-         Primero, porque ustedes son Aurores y eso es lo que les gusta, y segundo porque aún tenemos trabajo qué hacer. Muchos mortífagos escaparon y siempre habrá que mantenerse alerta por si alguno quiere retomar el camino de Voldemort.
Ellos se miraron durante unos momentos y luego miraron a Kingsley.
-         De acuerdo, estamos dentro  --  dijo Sirius  --  pero con una condición de mi parte.
-         ¿Cuál?  --  preguntó Kingsley casi con temor, conociendo a Sirius podía ser cualquier locura 
-         Haré lo que sea necesario para atrapar a esos malditos cobardes, pero cuando necesite irme, no harás preguntas ni pondrás reparos 
-         ¿Irte?  --  preguntó confundido  --  ¿Irte a dónde?
-         Mi hijo sigue perdido Kingsley, y pienso encontrarlo cueste lo que cueste
-         Claro, lo siento  --  dijo él apenado  --  cuenta con eso y con la ayuda que necesites para ello.
Después de un breve silencio, Kingsley volvió a hablar.
-         ¿Alguno de ustedes sabe qué piensan hacer los chicos?
-         Por favor, déjalos descansar un poco  --  dijo Sirius  --  después de todo lo que vivieron durante el último año, creo que se lo merecen.
-         Por supuesto, solo quiero saber si piensan volver a Hogwarts para hacer su último año, o si tienen otros planes.
-         Hermione no me ha dicho nada al respecto  --  dijo Remus  --  pero no creo que quiera separarse de la niña más tiempo.
-         Comprendo  --  y se quedó pensativo un momento
-         Vamos Kingsley  --  dijo Sirius  --  suéltalo de una vez
-         Todos ustedes lo vieron, pero ¿alguien puede decirme qué fue todo eso?
-         Sabes que no  --  dijo Lupin  --  todos estamos en la misma situación que tú.
-         Fue un tipo de magia que yo jamás había visto  --  dijo Dánaee
-         Y algo muy cercano a la magia oscura  --  opinó Joseph
-         ¡No digas estupideces Morgan!  --  exclamó Sirius  --  El niño jamás habría cruzado esa línea.
-         Y estás hablando del hombre que te salvo la vida Joseph  --  agregó Grace molesta también
-         Ustedes estaban ahí  --  insistió él  --  mató a ese hombre sin misericordia alguna, y de una forma…
-         Sí, y te olvidas de todo lo que ese miserable le hizo ¿no?  --  lo interrumpió Bill  --  Porque tú viste lo que Jason hizo, pero ciertamente no viste a Turel torturarnos a todos, no lo viste intentar matarlo cuando no podía defenderse, y no sufriste su persecución  --   la voz de Bill había ido en aumento  --  No Joseph, perdóname si no puedo sentir lástima por ese desgraciado, y sinceramente espero que se esté pudriendo en el infierno.
-         Cálmense  --  pidió Kingsley  --  No estoy sugiriendo, ni se me ocurriría pensar que Jason pudo en algún momento ser un mago oscuro, es solo que lo que vimos no es algo a lo que estemos acostumbrados.
-         Creo que simplemente demostró ser poseedor de un poder extraordinario  --  dijo Remus
-         Sí, pero que ningún mago o bruja que conozcamos…
-         ¡Ya qué demonios importa!  --  exclamó Sirius poniéndose de pie  --  ¡Todo acabó, así que dejen eso en paz!  --  y acto seguido abandonó la oficina
-         Disculpa Kingsley  --  dijo Remus  --  pero el tema “Jason” es algo delicado aún
-         Por favor, ni que hablásemos de su hijo  --  dijo Joseph
-         No, pero una relación bastante parecida, aunque te resulte difícil de creer  --  y la voz de Remus comenzaba a ser peligrosamente fría
-         No sé si es buena idea que lo traigas de vuelta  --  dijo Joseph mirando Kingsley e ignorando a Lupin
-         Créeme Joseph, es uno de los mejores aunque su carácter no lo sea tanto  --  le contestó el mago
-         En cualquier caso, trabajar con un sujeto así de irascible, no es el sueño de mi vida ¿no?
-         ¡Nadie te pide que lo hagas!  --  exclamó Remus poniéndose de pie  --  Pero te recuerdo que “el sujeto del carácter irascible” fue uno de los que te salvó la vida infeliz  --  y también abandonó la oficina
-         Bien  --  dijo Bill poniéndose de pie  --  creo que podemos dar por concluida esta reunión  --  y comenzó a caminar hacia la puerta, pero antes de salir miró a Joseph  --  Si le tienes algún aprecio a tu cabeza, te sugiero no atravesarte en el camino de Sirius Black, porque por sus venas corre la misma sangre de Jason, y no dudará en quitártela limpiamente.

Bill y Remus alcanzaron a Sirius en el pasillo y ambos sabían que estaba del peor humor.
-         Si a Kingsley se le ocurre ponerme a trabajar con ese…
-         Descuida  --  lo interrumpió Remus  --  tampoco es que él se muera por trabajar contigo.
-         Y Kingsley no es estúpido  --  agregó Bill
Cuando estaban por entrar al elevador, escucharon la voz de Grace gritando que la esperasen. Cuando llegaron al Atrio, caminaron hacia las chimeneas pero Sirius se detuvo.
-         Yo voy al Hospital, nos vemos en Hogwarts
-         Nosotros vamos contigo  --  dijo Bill
Él asintió, y los cuatro entraron a las chimeneas rumbo a San Mungo.

Hermione había ido a Inverness mientras que Harry y Ron se habían quedado en Hogwarts. Quisieron hacerlo hasta que se llevase a cabo el funeral, y aprovecharon para ayudar con las reparaciones. Pensaron que dos días serían muy pocos para reparar todo aquel desastre y destrucción, pero contaron con una inusitada cantidad de ayuda. Padres, alumnos y ex alumnos, gente del pueblo y magos de otros lugares, y hasta los centauros  ofrecieron su ayuda. De modo que para el día del funeral, estaba todo dispuesto.
Harry había decidido dejar la “piedra de la resurrección” en el lugar dónde había caído, pero conservaría la Capa, algo con lo que el retrato de Dumbledore, a quien había consultado su decisión, había estado de acuerdo, sobre todo en el caso de la Capa, ya que le pertenecía por derecho de sangre. En cuanto a la varita, había decidido devolverla al sepulcro, algo en lo que Ron mostró su desacuerdo, mientras que Hermione aplaudía.
Ahora, sentados en el comedor, discutían sobre el asunto por el que había estado preguntándose Kingsley.
-         ¿Qué has pensado?  --  preguntó Ron
-         No lo sé  --  y miró a su alrededor  --  Sé que no terminé mi educación, pero no me veo de nuevo en las aulas de clase. De alguna manera siento que ya no es mi lugar. Hogwarts es y siempre será mi hogar, pero ya no me siento un alumno.
-         Te entiendo, tampoco yo me veo de nuevo aquí, pero algo debemos hacer ¿no?  --  y lo pensó un momento  --  Tal vez ahora que…  --  se detuvo un momento con el doloroso recuerdo  --  ahora que Fred no está, George necesite ayuda en la tienda.
-         Ron, sé que dije que ya había tenido suficientes problemas para toda una vida, pero también es cierto que siempre quisimos ser Aurores.
-         El asunto es que sin haber completado nuestra educación, tenemos pocas opciones para hacer la carrera  --  dijo el pelirrojo con pesar
-         Son ustedes muy necios si piensan eso  --  dijo la voz soñadora de Luna y ambos se giraron
-         Hola Luna  --  la saludaron
-         Si realmente quieren ser Aurores, todo lo que deben hacer es ir a hablar con Kingsley  --  dijo la chica  --  Él es el nuevo Ministro de Magia y seguro puede ayudarlos con eso.
Dicho esto se alejó y fue distraída por un grupo de estudiantes que la rodeó.
-         Definitivamente me encanta esta chica, y sin duda tiene razón, somos unos imbéciles  --  dijo Ron
-         Habla por ti amigo  --  replicó Harry  --  porque yo ya lo había pensado. En cuanto a eso de que te “encanta” pues yo en tu lugar me daría prisa  -- y señaló hacia el grupo de estudiantes que se arremolinaba alrededor de la rubia  --  o algún idiota se te adelantará

Hermione había despertado aquella mañana con la conocida sensación de pesar. Durante todo ese año, cada mañana había despertado creyendo escuchar a su hija, pero en aquella ocasión no era un sueño. Cuando abrió los ojos, Lyra estaba a su lado y tiraba de sus cabellos.
-         Ma, Lya te
Por un momento la enorme alegría de ver que en realidad estaba con su hija, se vio opacada por la frustración de no entender lo que decía. Trató de hacer memoria porque seguramente Remus le había dicho lo que aquello significaba, pero aún las brumas del sueño parecían impedirle pensar con lógica. Escuchó que llamaban a la puerta y dio su permiso para que pasaran.
-         Buenos días señora  --  saludó Annie
-         A, Lya te  --  dijo la niña antes de que Hermione tuviera tiempo de contestar
-         Sí linda, lo imagino  --  y al ver el desconcierto en la cara de Hermione, sonrió y agregó  --  Dice que tiene hambre
Hermione intentó hacer encajar la frase de su hija, con lo que Annie acababa de decir pero no le encontró sentido.
-         “Te” significa tetero, señora  --   aclaró la mujer y la luz se hizo en el cerebro de Hermione
-         Gracias Annie, lamento no comprender algunas cosas aún  --  se disculpó
-         No se preocupe, tampoco a nosotros nos ha resultado muy sencillo, quien mejor la entendió siempre…  --  pero calló
Hermione entendió a lo que se refería, ya Remus se lo había dicho antes, quien mejor entendía a Lyra era Jason. Pero aunque le habría gustado consolar a Annie, Lyra seguía pidiendo su biberón y saltando en la cama. De modo que se apresuró a salir de ella, y declinó el ofrecimiento de Annie para hacerse cargo del baño y la comida de la niña.
Cuando bajó, se encontró con Andrómeda que miraba hacia la lejanía, parada al lado de la ventana. Hermione colocó a Lyra en el suelo y se acercó a la mujer. Al igual que con Annie, le habría gustado poder consolarla, pero ¿qué se le dice a una madre que ha perdido a un hijo?
Aparte de que tenía la sensación de que podía no verla de la mejor manera a ella. No era un secreto para nadie que Tonks siempre había estado enamorada de Remus, y el hecho de que hubiese muerto intentando protegerlo, no ayuda en nada. Intentó decir algo, pero las palabras se quedaban a medio camino entre su cerebro y su garganta, y finalmente fue Andrómeda la que habló.
-         No tienes por qué sentirte mal Hermione  --  le dijo para sorpresa de ella  --  El amor tiene voluntad propia, no importa cuánto intentemos negarlo u obligarlo, siempre le pertenecerá a quien haya escogido nuestro corazón, con independencia de nuestra razón.
-         Andrómeda yo…
-         Mi hija amó al hombre equivocado  --  siguió ella aun mirando por la ventana  --  no porque Remus no sea una maravillosa persona, sino porque su corazón te pertenecía y te pertenece a ti. Creo que al final eso habría amargado mucho su vida.
Guardó silencio y se secó unas rebeldes lágrimas. Hermione sentía un enorme peso en el corazón, pues se imaginaba el terrible dolor que debía estar sintiendo aquella pobre mujer.
-         Andrómeda, sé que no hay nada que pueda decir para aliviar tu pena, pero créeme que de veras lo siento mucho.
-         Lo sé  --  le dijo  --  Mi hija murió luchando por aquello en lo que creía, y estoy segura que de haber podido escoger la forma de morir, ésta habría sido la elegida, pero además de ello, su muerte también sirvió para salvar la vida de Remus, y sé que estaría feliz por eso. Ustedes también han tenido que sufrir mucho Hermione, así que se merecen ser felices. Si mi hija debía morir, al menos es un consuelo que haya sido por una causa noble y justa  --  dicho esto, se excusó y abandonó la estancia
Hermione sentía deseos de gritar, era todo tan injusto. Se sobresaltó al escuchar a su hija y se volvió a mirarla. La niña jugaba en ese momento con unos muñecos y tenía un libro de láminas abierto.
-         Jey ento cesa  --  le decía la nena en ese momento al muñeco que tenía en la mano
En aquellos dos días, Hermione había tenido suficientes oportunidades para ver que la vida de su hija había estado muy unida a la de su padre y la de Sirius, pero muy especialmente a la de Jason, y era evidente que lo echaba mucho de menos porque lo mencionaba constantemente.
De modo que Hermione se dejó caer emocionalmente exhausta y escondiendo el rostro entre las manos, lloró con verdadero dolor.
Inverness se había ido quedando vacío. Los Weasley habían regresado a La Madriguera inmediatamente. Bill y Fleur en realidad no habían llegado a pasar ni una noche allí. Las Thomas también habían vuelto a su casa, aunque Dean permanecía en Hogwarts, al igual que la mayoría de los estudiantes. Dánaee no había regresado desde el día de la batalla, al igual Joseph y Kingsley. La abuela de Neville estaba en San Mungo, aunque sus heridas no habían sido graves, los sanadores habían insistido en que se quedara unos días.  Y los Tonks, no regresarían luego de efectuado el funeral.
Hermione había hablado con Remus al día siguiente de la Batalla, y habían acordado esperar a que las cosas se estabilizasen para ir por sus padres, y luego regresarían a su propia casa. Sirius estuvo en desacuerdo con esto último, porque decía que aquel cambio no le sentaría bien a la lobita, ya que ella estaba acostumbrada a aquel ambiente en el que todo le era familiar, pero Hermione se mostró inflexible al respecto. Primero, porque mientras más pronto volvieran a su hogar, más pronto se habituaría la niña a él. Y segundo, porque bajo ningún concepto podría quedarse allí en forma indefinida.


Se reunieron en Hogwarts para el funeral. Al igual que para el funeral de Dumbledore, los terrenos de la escuela estaban abarrotados de personas, y en esta ocasión había muchas más, ya que estaban presentes los familiares y amigos de todos los estudiantes fallecidos.
Cuando Hermione se presentó con Lyra, Harry y Ron corrieron emocionados hacia ella, pero casi se les salió el corazón del pecho cuando la pequeña versión de su amiga, los miró a través de los ojos de Remus y luego se dibujó una enorme sonrisa en sus labios.
-         Tío Hady  --  dijo mirando a un sorprendido y muy emocionado Harry  --  Lya ela  --  agregó tendiendo los brazos hacia él
Sirius y Remus sonrieron y pasaron a dar las explicaciones.
-         Lo que quiere decir es que ella también vuela  --  dijo Remus mirando acusadoramente a Sirius
-         La lobita te quitará el título de mejor Buscador de Hogwarts  --  dijo Sirius
-         Sobre mi cadáver Sirius Black  -- protestó Hermione
-         ¿Quién lo hubiera dicho?  --  dijo Ron mirando a la niña  --  Eras apenas algo más grande que una ratita la última vez que te vi.
-         ¡Ronald Weasley!  --  exclamó Hermione  --  Estás llamando “ratita” a mi hija
-         Pero una ratita muy linda  --  dijo él sonriendo
-         La tío Don  --  dijo Lyra
-         ¿Cómo que “la tío?  --  preguntó él mirando a Remus y a Sirius  --  No han hecho un muy buen trabajo con el vocabulario ustedes.
-         El “la” como deberías suponer significa hola  --  aclaró Remus
-         Y  la mayor parte de su vocabulario se lo enseñó el niño  --  agregó Sirius con tristeza

La conversación había sido interrumpida por la voz de la Profesora McGonagall anunciando que el funeral iba a dar comienzo. Harry le devolvió la niña a Hermione y fueron a ocupar sus lugares.
Mientras la Profesora hablaba, Harry sintió de nuevo el dolor por todos los que se habían ido. Miró a los Weasley, y aunque le dolían todas las muertes, el dolor  de esa familia lo afectaba más que ningún otro.
Después de rendir homenaje al valor de aquellos héroes, todas las familias se dirigieron a los sepulcros de los suyos.
Harry después de acompañar a los Weasley, se acercó a cada uno de los otros, y por último se detuvo frente al de Severus Snape, el único que permanecía solitario. Recordó todo lo que había visto en el pensadero, y una solitaria lágrima resbaló desde sus enrojecidos ojos. Ojos que habían sido lo último que aquel desdichado hombre había pedido ver.
A los pocos minutos sintió la presencia a su lado, no necesitó girarse para saber de quienes se trataba. Una mano se deslizó en la suya, se trataba de Ginny. Hermione y Ron se situaron al otro lado, y dos manos se posaron en sus hombros, las de Sirius y Remus.
Harry sabía que ninguno de los dos, olvidaría la antipatía que siempre profesaron por Snape, del mismo modo que Hermione, Ron y Ginny no olvidarían las muchas horas de castigo, pero igualmente estaba seguro que todos reconocían y agradecían su sacrificio.
Con una última mirada a la hilera de sepulcros, Harry se despidió de todos y pensó que a diferencia de otras guerras, en este caso no serían héroes anónimos, porque todos y cada uno de los sobrevivientes, se encargaría de que sus nombres no fuesen olvidados nunca, y aunque los caídos no podrían ver el fruto de sus esfuerzos, siempre les estarían agradecidos por haber sacrificado sus vidas en beneficio de un mundo mejor.