Los días subsiguientes al rescate de
Joseph Morgan, fueron de frenética actividad para Jason, había aplicado todos
sus conocimientos y su considerable poder mágico, en beneficio de devolver la
salud a aquel desdichado, y para sorpresa de todos que ya lo daban por muerto,
lo consiguió.
Al amanecer del tercer día, había
abandonado la habitación de Joseph y había bajado al estudio tirándose exhausto
sobre un sillón. Kingsley, Remus y Sirius que estaban saliendo del comedor en
aquel momento y lo habían visto entrar al estudio, se apresuraron a ir hacia
allá.
-
¿Cómo
está? --
preguntó Kingsley
-
Sobrevivirá --
dijo él sin abrir los ojos
-
No
lo puedo creer -- dijo Remus
Él al igual que todos, había sido
testigo del lamentable estado del individuo, y le parecía imposible lo que
acababa de escuchar. Después que procesaron la información, se volvió hacia
Sirius que miraba con atención a Jason.
-
Bueno,
ahora es tu turno -- le dijo y él asintió
-
¿Tú
estás bien, niño?
-
Sí,
solo estoy cansado
-
Naturalmente --
dijo Kingsley -- llevas tres días sin dormir, debes ir a
descansar.
Abandonaron el estudio y se dirigieron
hacia las escaleras, pero tuvieron que esperar a Sirius que se había detenido a
hablar con Miles, y luego subieron. Entraron a la habitación de Joseph, y lo primero
que vieron fue a Grace al lado de su cama.
-
Jefe --
dijo el hombre al ver a Kingsley
-
¿Cómo
te sientes? -- preguntó Kingsley
-
Como
si me hubiesen apaleado, pero en líneas generales bien.
Sirius y Remus lo miraban pero no habían
dicho nada. Joseph sintió el peso de sus miradas y se sintió incómodo.
-
Joseph --
dijo Kingsley -- conoces a Sirius y a Remus ¿no?
-
Nunca
nos han presentado -- le contestó
-- pero ciertamente sé quiénes
son
-
Necesito
hablar un momento contigo -- dijo Sirius
-- ¿Tienes algún problema con
eso? --
y el individuo negó, de modo que Sirius se volvió a los demás -- ¿Pueden
dejarnos solos?
Kingsley y Remus asintieron y comenzaron
a caminar hacia la puerta, pero Sirius los detuvo
-
Llévense
a la niña
-
No
pienso ir a ningún lado -- dijo ella
-
Por
favor Grace -- dijo Kingsley, pero ella seguía sin moverse
-
Escucha
niña, saldrás por las buenas o por las malas, tú decides cómo lo prefieres
-
No
tengo por qué obedecer tus órdenes
-
Quizá
las de él no, pero las mías sí -- dijo Kingsley
-
Grace
por favor -- y esta vez fue Joseph quien habló -- no
compliques más las cosas, estoy seguro de que estaré bien
Grace miró a Sirius con expresión de
querer asesinarlo, pero él se limitó a mirar a otro lado. Una vez que todos
hubieron abandonado la habitación, se acercó a la cama.
-
Me
quedó claro que sabes quién soy -- le dijo a Joseph --
Ahora yo quiero saber quién eres
tú.
-
Entiendo
-
Bien,
porque quiero que comiences por decirme, ¿qué fue exactamente lo que sucedió?
-
Me
gustaría, pero en realidad no estoy muy seguro
-- dijo él -- No
sé en qué día estamos, pero lo último que recuerdo es que Stuart me dijo que
nos reuniríamos donde normalmente lo hacíamos, y…
-
¿Stuart? -- lo
interrumpió Sirius
-
Sí,
mi compañero John Stuart, el otro
Auror --
aclaró él y Sirius asintió, de modo que continuó --
Cuando íbamos a mitad del Bosque, fui atacado por una monstruosa
serpiente, luego de eso no recuerdo nada más.
En ese momento fueron interrumpidos por
Miles. Guardaron silencio mientras el hombre le acercaba una bandeja a Joseph,
y luego se retiró.
-
Debes
comer --
dijo Sirius
-
Gracias,
la verdad no tengo mucha hambre en este momento
-- le contestó él mientras se
llevaba la taza té a los labios -- con esto será suficiente.
-
Como
quieras
Esperó unos minutos hasta que Joseph
hubo terminado con el té, y luego extrajo su varita y se acercó a él. Él hombre
lo miró con aprensión, pero no se movió. Sirius hizo aparecer un tubo de vidrio
y después se dirigió a él.
-
Quiero
que hagas memoria, recuerda todo lo relevante desde el día anterior a tu
ataque -- y él asintió
-- Con tu permiso -- le
dijo y sujetándolo por el hombro para que no se moviera acercó la varita a su
sien --
¡EXTRENALIZE MEMENTO!
El fino hilo plateado contentivo de los
recuerdos de Joseph, se adhirió a la punta de la varita, y luego de ello Sirius
lo colocó en el tubo de cristal. Se movió hacia el otro lado de la cama y pulsó
el timbre. Unos minutos después entró Miles con una vasija y se la entregó.
-
Gracias
Miles, puede decirle a los otros que ya pueden pasar.
-
Sí
señor.
Unos segundos después que Miles abandonó
la habitación, entraron Kingsley, Remus y Bill que acababa de llegar.
-
Creo
que dice la verdad -- les dijo
Sirius -- pero vamos a comprobarlo -- y
les mostró el tubo
-
¿De
dónde sacaste eso? -- preguntó Remus señalando la vasija
-
Larga
historia -- dijo Sirius
-- ¿Preparados? -- y
ellos asintieron
Vació el contenido en la vasija y vieron
arremolinarse la etérea sustancia hasta que se aquietó. Todos se asomaron y
cayeron la vacío.
Se encontraron de pronto de pie en un
salón desconocido, rodeados de varios sujetos que charlaban entre sí, pero
callaron súbitamente cuando entró Bellatrix. Sirius sintió el violento deseo de
hacerla pedazos, pero siendo consciente que era algo imposible, intentó
tranquilizarse y prestar atención. Tras
ella entraron Snape y Voldemort, y fue inevitable para ellos al ver al primero
y aun sabiendo que estaban viendo un recuerdo, experimentar el conocido
sentimiento de odio visceral en contra de aquel individuo, y aunque aferraron
sus varitas con fuerza, igual sabían que nada podían hacer.
Los presentes tomaron asiento alrededor
de la mesa y escucharon las órdenes. Todo aquello lo sabían porque se trataba
de un plan para atacar a cierta familia, pero los miembros de la Orden se habían encargado de
eso. Al finalizar escucharon a Voldemort decir algo en parsel, y por supuesto ninguno lo entendió.
El escenario cambió, y ahora estaban en
una habitación solo con Joseph. Una lechuza entró, él desató el mensaje y
leyeron:
En
el lugar de siempre a la misma hora
El paisaje cambió de nuevo, y ahora
caminaban en medio de un bosque, se detuvieron y Joseph se volvió hacia el otro
individuo.
-
¿Ese
es Stuart? -- le preguntó Sirius a Kingsley
-
Sí,
es él.
Joseph lo miraba en forma inquisitiva, y
él otro miraba a su alrededor.
-
¿Y
bien? ¿Cuáles son las novedades?
Pero no hubo una respuesta, sino que de
pronto escucharon un sonido parecido al arrastrar de una capa sobre las hojas,
y cuando Joseph se volvió, vieron a Nagini.
Después de eso, todo fue oscuridad. Sin embargo, y a pesar de que no podían ver
nada, escucharon voces.
-
¿Qué
paso? --
decía Stuart
-
No
lo sé --
dijo otra voz -- pero no importa, ahora llévalo a San Mungo
como se te ordenó
-
Y
ya sabes -- dijo una tercera voz --
solo déjalo allí, no te quedes a avisar al personal ni contestes
preguntas, déjalo y luego da el aviso a “quien” corresponde
Se hizo un prolongado silencio, y luego
escucharon de nuevo.
-
Fuiste
muy necio Joe -- dijo Stuart
-- el bando ganador es otro, pero
tú no lo verás porque ya estás muerto, como lo estarán ellos dentro de poco.
Luego de esto, el silencio de nuevo,
hasta que comenzaron los gritos pero de voces aparentemente anónimas, y órdenes
que entendieron poco, con lo que supusieron que se trataba del momento en el
que el cuerpo de Joseph había sido encontrado. De modo que comprendieron que
había llegado el momento de volver.
De vuelta en la habitación, todos
miraron a Kingsley que tenía expresión de decepción. Remus se acercó a él.
-
Kingsley…
-
Déjalo
Remus --
dijo él -- Sirius estaba en lo correcto y equivocado al
mismo tiempo, no fue Joseph sino Stuart, pero debo aceptar mi error y el enorme
riesgo en el que los coloqué a ustedes.
-
No
seas necio hombre -- dijo Sirius
-- hiciste lo que consideraste
correcto, y sí siempre supiésemos cómo van a terminar las cosas, ya nos
habríamos deshecho del desgraciado -- ya
que no podían mencionarlo, con ese término designaban a Voldemort
-
Sirius
tiene razón -- dijo Bill
-- además, si no hubiésemos ido
por él, ahora estaría muerto siendo inocente
-
Y
ciertamente no habríamos tenido la oportunidad de enterarnos de todo esto, y de
ningún modo te habrías salvado de ser cazado
-- agregó Remus
-
Señor -- y
todos se volvieron a mirar a Joseph
-- entiendo sus temores, pero
usted sabe que yo en ningún caso habría podido…
-
Tal
vez él tuviese motivos para confiar en ti Morgan -- lo
interrumpió Sirius -- pero nosotros no, y esa marca que tienes en
tu brazo no colaboraba mucho.
-
¿Y
ahora? -- preguntó él
-
Puedes
estar tranquilo, ya hemos comprobado que no eres el traidor
-
Entiendo
sus motivos, ¿pero cómo saben que les estoy diciendo la verdad?
Una sonrisa de suficiencia se dibujó en
los labios de Sirius.
-
Por
varias razones -- le dijo
-- La primera, si hubieses estado
mintiéndome créeme que lo habría notado, hay ciertos gestos en el lenguaje
corporal que delatan a un individuo cuando miente, y tú no exhibías ninguno. Y
la segunda, suponiendo que siendo un Auror bien entrenado, pudieses estar al
tanto de lo que te acabo de decir y lo hubieses podido suprimir, ese té que te
bebiste tan confiadamente, contenía Veritaserum.
De modo que aunque fueses un gran maestro en el arte de mentir, contra eso no
tenías ninguna posibilidad.
-
Pues
me alegro, porque tengo tantos deseos de acabar con esos mal nacidos, como
ustedes -- finalizó Joseph
Esto había ocurrido varios días atrás,
de modo que para la fecha, Joseph ya
había recuperado la salud y la movilidad, y aunque Sirius ya no tenía motivos
para desconfiar de él, no le era más simpático ahora que antes, algo que todos
habían notado por la forma tan diligente que evitaba permanecer en el mismo
lugar donde se encontrara el Auror.
Una noche Sirius se encontraba en el
estudio cuando Grace entró. Ella también y como era lógico, había notado el
empeño de Sirius en evitar a Joseph, pero había notado también que esto había
traído como consecuencia su casi aislamiento. Normalmente habría dado media
vuelta al verlo allí, pero como vio que tenía los ojos cerrados y la mano en la
cabeza, se acercó.
-
¿Estás
bien?
-
No
es asunto tuyo niña
-
Mira,
sé que no somos los mejores amigos, pero si te sientes mal puedo…
-
¡Maldición
niña! ¡Lárgate de una vez!
-
Eres
un mal agradecido -- dijo ella irritada --
solo quise ser amable
-
No
necesito tu amabilidad, ve a darle tus atenciones a tu novio y déjame a mí en
paz.
Dicho esto, se levantó y sin mirarla
siquiera abandonó el estudio y se dirigió hacia las escaleras. Al salir de ese
modo, no había visto la cara de sorpresa de Grace. Sin embargo, ella decidió
seguirlo y lo alcanzó cuando casi llegaba a lo alto de las escaleras.
-
Escúchame
señor Black…
-
No
tengo nada que escuchar, y aunque hubiese algo que escuchar, no se me da la
gana --
y continuó su camino, pero ella era tan terca como él
-
Joseph
no es mí…
-
¡Oh
vamos niña! Puedo ser muchas cosas, pero
estúpido no es una de ellas, y aparte de la forma en que estuviste pegada a su
cama desde el momento en que llegó a esta casa, Dora se encargó de aclararnos
el punto.
-
¿Cómo?
-
¿Eres
sorda también? -- le preguntó del peor humor --
Ella dijo que iban a casarse, y supongo que el tiempo verbal obedecía a
que el infeliz estaba casi muerto, pero ahora está muy vivo, de modo que ya
puedes arrastrarlo a tu cama y…
-
¿Cómo
te atreves? -- lo interrumpió ella con indignación
-
¡Vete
al diablo niña! -- le dijo, pero luego -- O
mejor aún -- y la agarró por un brazo, la arrastró y abrió
la puerta de la habitación de ella y la empujó hacia dentro --
prepárate a recibir a tu príncipe azul
Dio media vuelta y se disponía a salir
cuando algo lo golpeó en la cabeza, se volvió furioso y chocó con ella. En ese
momento el mundo se giró. Sirius la sujetó por la cintura y su boca descendió
sobre los labios de Grace haciéndola olvidar hasta su nombre. Aunque el choque
inicial había sido violento, gradualmente se convirtió en una enloquecedora
caricia capaz de despertar la más salvaje de las pasiones.
Con manos expertas, comenzó a deshacerse
de todo aquello que se interponía en su camino, y su boca abandonó la de Grace
para deslizarse por su cuello haciéndola ahogar un gemido de evidente placer.
-
Sirius… --
comenzó ella
-
Mmm -- fue
toda su respuesta
-
Sirius…
¿qué… haces? -- y el levantó la cabeza
-
Nada
que tú no desees tanto como yo
Y ante la imposibilidad de negarlo, se
dejó arrastrar de nuevo en aquel torbellino de sensaciones. Sirius se las ingenió
para cerrar la puerta sin dejar de besarla, y cuando Grace tuvo algo de
consciencia, estaba tumbada en la cama y sus ropas habían desaparecido. Sirius
se puso de pie y la miró desde su altura.
-
¿Quieres
que me vaya ahora? -- y ella negó con un gesto
Él sonrió en forma casi maligna y
comenzó a despojarse de sus ropas. En el proceso, no dejó de mirarla ni un
segundo, pero imprimió a sus movimientos
tal lentitud, que Grace estuvo a punto de arrancarle las prendas ella misma.
Sin embargo, para cuando las manos de Sirius comenzaron a recorrer su cuerpo,
ya su mirada la había elevado a tal altura de placer que creyó que moriría en
ese momento.
A pesar de que Grace era físicamente
consciente del deseo de él porque lo sentía latir contra su piel, Sirius tenía
la suficiente experiencia como para tomarse todo el tiempo necesario para
enloquecerla y lo hizo. Y hasta que ella no le clavó dolorosamente sus uñas en
la espalda, y arqueó su cuerpo contra el suyo gimiendo su nombre, él no dio
rienda suelta a su propio anhelo.
Grace se sintió avasallada, saqueada e
invadida, todo al mismo tiempo y con el resultado final de una perdida de la
casi totalidad de su consciencia, arrastrada hacia un abismo de placer
incontenible, y con la sensación de que el mundo había explotado dentro y fuera
de su cuerpo.
Unos minutos después de aquella
demencial experiencia, la cabeza de Grace descansaba sobre el pecho de Sirius,
mientras ambas respiraciones recobraban su ritmo normal. Ella levantó la cabeza
y lo miró.
-
Si
dices una sola palabra, juro que voy a ahorcarte niña
-
Pues
podría… -- pero él la atrajo y la silenció con un largo
beso
-
Es
la única forma efectiva de mantenerte callada
-- le dijo sonriendo -- y
la verdad, no me disgusta para nada
-
Eres
un… --
pero valiéndose del mismo método, evitó escuchar lo que era
-
Puedo
seguir toda la noche, o al menos hasta que aprendas a decir cosas agradables de
mí
-
Creo
que eso te va a tomar un largo tiempo señor Black
-
Ya
veremos niña.
Al amanecer, Sirius salió sigilosamente
de la cama, se vistió y cuando estaba recogiendo su chaqueta la escuchó.
-
¿Huyendo
señor Black?
-
No,
pero supongo que no querrás que…
-
¿Eres
estúpido o qué? -- le preguntó ella
-
Creí
que ya estábamos de acuerdo en que no
-
Pues
si supones que entre Joseph y yo hay algo, y al mismo tiempo puedo hacer el
amor contigo, entonces no solo eres estúpido, sino que…
Pero de pronto se encontró con la cara
de él muy cerca de la suya, y con una mirada peligrosa.
-
No
estaba suponiendo nada niña -- le dijo con voz helada --
Pero si vuelves a mencionar a ese infeliz, te juro que si no lo mató
aquella asquerosa serpiente, lo haré yo ¿has comprendido?
-
Fuiste
tú el que…
-
No,
tú fuiste quien lo hizo, yo solo iba a decir que no te agradaría que nadie me
viese salir de tu habitación
-
¿Por
qué? -- preguntó ella --
Estoy lo bastante grandecita como para decidir con quién comparto mi
cama, o será que eres tú quien no quiere ser visto -- y
él abrió mucho los ojos -- ¿Acaso te arrepientes señor Black?
-
Claro --
dijo él lanzando su chaqueta a un lado
-- y voy a mostrarte ahora mismo
cómo estoy de arrepentido, niña.
Si por algún extraño motivo Grace había
pensado que lo de la noche anterior, había sido alguna clase de sueño erótico,
él se encargó de dejarle muy claro que no había sido así.
Cuando el sol terminó de entrar por las
ventanas, Grace consideró prudente dejarlo marchar, y para mala fortuna de
Sirius, quien salía de su habitación en aquel momento era Jason.
-
Vaya,
vaya --
dijo el chico -- ¿Cómo fue que dijiste en una oportunidad? -- y
pareció estar haciendo memoria -- ¡Ah ya! ¿No es esa una compañera de cama
demasiado joven hasta para ti? -- y le dio la espalada riendo a más no poder.
Sirius gimió internamente y pensó que de
todos a los que podía haberse encontrado, tenía que ser precisamente a aquel
portento de sarcasmo y vengativo espíritu.
Después que se había bañado, salió y se
encontró a Grace sentada en su cama. Elevó una ceja y sonrió.
-
¿Ya
me extrañas? -- le preguntó
-
Has
a un lado tu ego señor Black y…
-
¡Hey! A menos que quieras que ponga en práctica mis
métodos, quedamos en que no dirías cosas desagradables -- le
dijo mientras buscaba sus ropas
Ella guardó prudente silencio mientras
él se vestía. Quería hablar con él y teniéndolo medio desnudo y con la amenaza
de besarla, era una mala combinación. De modo que esperó a que estuviese
completamente vestido.
-
Muero
de hambre -- le dijo
-- ¿Vamos?
-
Espera,
hay algo que quiero decirte primero
-
¿Y
no puede ser mientras comemos, porque tú también tienes que…
-
¡Maldición
Black! -- lo interrumpió ella --
Cállate y escúchame
-
De
acuerdo -- aceptó él
-
Mira,
sé que no quieres hablar de Joseph pero…
-
Al
parecer no me entendiste bien -- dijo él interrumpiéndola y con un
peligrosísimo tono gélido
-
Sirius
por favor -- dijo ella
-- Es cierto, Joseph y yo
estuvimos comprometidos para casarnos, pero eso terminó hace tiempo. Ahora solo
somos amigos, de modo que tendrás que…
-
¿Tendré? --
preguntó -- Yo no “tengo” nada en relación con ese
sujeto, y si aprecia su miserable vida, es mejor que se mantenga alejado de ti.
-
Pues
eso no se va a poder, porque le tengo mucho aprecio y es mi amigo
Dicho esto abandonó la habitación con un
sonoro portazo. Sirius salió furioso tras ella e intentó detenerla, pero
aquella endiablada criatura no era precisamente fácil. La siguió hasta el
comedor y allí por fin pudo detenerla.
-
Escúchame
niña, es cierto y obvio que no puedo evitar que se vean, pero en ningún caso
voy a permitir que mi mujer ande…
-
¿Disculpa? -- lo
interrumpió ella y apartándolo caminó hacia el salón
-
Te
estoy hablando -- dijo él asiéndola por el brazo cuando había
llegado a la puerta
-
¡No
soy de tu propiedad señor Black!
-
¿Debo
recordarte los hechos recientes? -- le preguntó
-- No creo que hayas olvidado
“dónde” amanecí.
-
¡Eres
un patán ordinario y grosero!
-
Acabas
de cometer un error niña -- y acto seguido cerró su boca sobre la de ella
Las personas que estaban en el salón,
incluido el “objeto” de discusión, habían quedado en estupefacto silencio
observando la escena, hasta que Lyra lo rompió.
-
Tío Si e bavo
-- dijo la niña
La voz de Lyra penetró en el cerebro de
la “parejita” haciendo que se separaran. Grace dio un apresurado vistazo, y
enrojeció hasta la raíz de su rubio
cabello, miró a Sirius con el claro mensaje de que iba a asesinarlo y salió
corriendo hacia las escaleras. En tanto que Sirius, con la mayor desvergüenza
le sonrió a todos.
-
No
veo por qué tanto asombro, todos saben que la niña tiene mal carácter, pero
igual me ama.
Dio la espalda y se marchó. Los gemelos,
Ginny y Tonks morían de risa, Molly y Andrómeda aún tenían cara de bochorno,
mientras que los hombres estaban divididos entre la diversión y el asombro.
-
Es
increíble el parecido -- dijo Dánaee mirando a Jason -- tan
desgraciado el uno como el otro, casi se diría que son padre e hijo.
-
¡Cállate
estúpida! -- y todos se giraron a ver a Ginny -- Si
vuelves a insultar a mi primo, puedes ir despidiéndote de tu discutible
belleza.
-
¡Ginny! --
exclamó Molly escandalizada
-- Discúlpate ahora mismo.
-
No
mamá, ya estoy harta, esta necia primero se dedicó a perseguir a Jason con el
mayor descaro, y como él no quiso nada
con ella, ahora se pasa la vida insultándolo
-- y luego se volvió hacia Dánaee
de nuevo -- Ya lo sabes, la próxima vez asegúrate de que
yo no esté cerca.
Remus se llevó la mano a la sien y pensó
que por un lado más le valía a Dánaee andarse con cuidado, porque todos
conocían bien el genio de la pequeña pelirroja y su adoración por Jason. Y por
el otro, que si la relación Sirius-Grace comenzaba de aquella forma, era muy
improbable que volviesen a tener un día de paz en aquella casa, porque tan
necio, terco y explosivo el uno como la otra.
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