Al filo de la navaja

Al filo de la navaja
Nuestro pasado no determina nuestro futuro, son nuestras decisiones y nuestras acciones las que lo hacen. Así como tampoco somos responsables por lo que nuestros antepasados hayan hecho o pretendido hacer de nosotros, pero sí lo somos de lo que decidamos hacer con ello. El pasado es un hecho, el presente lo construimos segundo a segundo, y el futuro es un lugar incierto que siempre nos mantendrá… Al Filo de la Navaja

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cap. 62 ¿Grace y Joseph…?



Los días subsiguientes al rescate de Joseph Morgan, fueron de frenética actividad para Jason, había aplicado todos sus conocimientos y su considerable poder mágico, en beneficio de devolver la salud a aquel desdichado, y para sorpresa de todos que ya lo daban por muerto, lo consiguió.
Al amanecer del tercer día, había abandonado la habitación de Joseph y había bajado al estudio tirándose exhausto sobre un sillón. Kingsley, Remus y Sirius que estaban saliendo del comedor en aquel momento y lo habían visto entrar al estudio, se apresuraron a ir hacia allá.
-         ¿Cómo está?  --  preguntó Kingsley
-         Sobrevivirá  --  dijo él sin abrir los ojos
-         No lo puedo creer  --  dijo Remus
Él al igual que todos, había sido testigo del lamentable estado del individuo, y le parecía imposible lo que acababa de escuchar. Después que procesaron la información, se volvió hacia Sirius que miraba con atención a Jason.
-         Bueno, ahora es tu turno  --  le dijo y él asintió
-         ¿Tú estás bien, niño?
-         Sí, solo estoy cansado
-         Naturalmente  --  dijo Kingsley  --  llevas tres días sin dormir, debes ir a descansar.
Abandonaron el estudio y se dirigieron hacia las escaleras, pero tuvieron que esperar a Sirius que se había detenido a hablar con Miles, y luego subieron. Entraron a la habitación de Joseph, y lo primero que vieron fue a Grace al lado de su cama.
-         Jefe  --  dijo el hombre al ver a Kingsley
-         ¿Cómo te sientes?  --  preguntó Kingsley
-         Como si me hubiesen apaleado, pero en líneas generales bien.
Sirius y Remus lo miraban pero no habían dicho nada. Joseph sintió el peso de sus miradas y se sintió incómodo.
-         Joseph  --  dijo Kingsley  --  conoces a Sirius y a Remus ¿no?
-         Nunca nos han presentado  --  le contestó  --  pero ciertamente sé quiénes son
-         Necesito hablar un momento contigo  --  dijo Sirius  --  ¿Tienes algún problema con eso?  --  y el individuo negó, de modo que Sirius se volvió a los demás  --  ¿Pueden dejarnos solos?
Kingsley y Remus asintieron y comenzaron a caminar hacia la puerta, pero Sirius los detuvo
-         Llévense a la niña
-         No pienso ir a ningún lado  --  dijo ella
-         Por favor Grace  --  dijo Kingsley, pero ella seguía sin moverse
-         Escucha niña, saldrás por las buenas o por las malas, tú decides cómo lo prefieres
-         No tengo por qué obedecer tus órdenes
-         Quizá las de él no, pero las mías sí  --  dijo Kingsley
-         Grace por favor  --  y esta vez fue Joseph quien habló  --  no compliques más las cosas, estoy seguro de que estaré bien
Grace miró a Sirius con expresión de querer asesinarlo, pero él se limitó a mirar a otro lado. Una vez que todos hubieron abandonado la habitación, se acercó a la cama.
-         Me quedó claro que sabes quién soy  --  le dijo a Joseph  --  Ahora yo quiero saber quién eres tú.
-         Entiendo
-         Bien, porque quiero que comiences por decirme, ¿qué fue exactamente lo que sucedió?
-         Me gustaría, pero en realidad no estoy muy seguro  --  dijo él  --  No sé en qué día estamos, pero lo último que recuerdo es que Stuart me dijo que nos reuniríamos donde normalmente lo hacíamos, y…
-         ¿Stuart?  --  lo interrumpió Sirius
-         Sí, mi compañero  John Stuart, el otro Auror  --  aclaró él y Sirius asintió, de modo que continuó  --  Cuando íbamos a mitad del Bosque, fui atacado por una monstruosa serpiente, luego de eso no recuerdo nada más.
En ese momento fueron interrumpidos por Miles. Guardaron silencio mientras el hombre le acercaba una bandeja a Joseph, y luego se retiró.
-         Debes comer  --  dijo Sirius
-         Gracias, la verdad no tengo mucha hambre en este momento  --  le contestó él mientras se llevaba la taza té a los labios  --  con esto será suficiente.
-         Como quieras
Esperó unos minutos hasta que Joseph hubo terminado con el té, y luego extrajo su varita y se acercó a él. Él hombre lo miró con aprensión, pero no se movió. Sirius hizo aparecer un tubo de vidrio y después se dirigió a él.
-         Quiero que hagas memoria, recuerda todo lo relevante desde el día anterior a tu ataque  --  y él asintió  --  Con tu permiso  --  le dijo y sujetándolo por el hombro para que no se moviera acercó la varita a su sien  --  ¡EXTRENALIZE MEMENTO!
El fino hilo plateado contentivo de los recuerdos de Joseph, se adhirió a la punta de la varita, y luego de ello Sirius lo colocó en el tubo de cristal. Se movió hacia el otro lado de la cama y pulsó el timbre. Unos minutos después entró Miles con una vasija y se la entregó.
-         Gracias Miles, puede decirle a los otros que ya pueden pasar.
-         Sí señor.
Unos segundos después que Miles abandonó la habitación, entraron Kingsley, Remus y Bill que acababa de llegar.
-         Creo que dice la verdad  -- les dijo Sirius  --  pero vamos a comprobarlo  --  y les mostró el tubo
-         ¿De dónde sacaste eso?  --  preguntó Remus señalando la vasija
-         Larga historia  --  dijo Sirius  --  ¿Preparados?  --  y ellos asintieron
Vació el contenido en la vasija y vieron arremolinarse la etérea sustancia hasta que se aquietó. Todos se asomaron y cayeron la vacío.

Se encontraron de pronto de pie en un salón desconocido, rodeados de varios sujetos que charlaban entre sí, pero callaron súbitamente cuando entró Bellatrix. Sirius sintió el violento deseo de hacerla pedazos, pero siendo consciente que era algo imposible, intentó tranquilizarse y prestar atención.  Tras ella entraron Snape y Voldemort, y fue inevitable para ellos al ver al primero y aun sabiendo que estaban viendo un recuerdo, experimentar el conocido sentimiento de odio visceral en contra de aquel individuo, y aunque aferraron sus varitas con fuerza, igual sabían que nada podían hacer.
Los presentes tomaron asiento alrededor de la mesa y escucharon las órdenes. Todo aquello lo sabían porque se trataba de un plan para atacar a cierta familia, pero los miembros de la Orden se habían encargado de eso. Al finalizar escucharon a Voldemort decir algo en parsel, y por supuesto ninguno lo entendió.
El escenario cambió, y ahora estaban en una habitación solo con Joseph. Una lechuza entró, él desató el mensaje y leyeron:
En el lugar de siempre a la misma hora
El paisaje cambió de nuevo, y ahora caminaban en medio de un bosque, se detuvieron y Joseph se volvió hacia el otro individuo.
-         ¿Ese es Stuart?  --  le preguntó Sirius a Kingsley
-         Sí, es él.
Joseph lo miraba en forma inquisitiva, y él otro miraba a su alrededor.
-         ¿Y bien? ¿Cuáles son las novedades?
Pero no hubo una respuesta, sino que de pronto escucharon un sonido parecido al arrastrar de una capa sobre las hojas, y cuando Joseph se volvió, vieron a Nagini. Después de eso, todo fue oscuridad. Sin embargo, y a pesar de que no podían ver nada, escucharon voces.
-         ¿Qué paso?  --  decía Stuart
-         No lo sé  --  dijo otra voz  --  pero no importa, ahora llévalo a San Mungo como se te ordenó
-         Y ya sabes  --  dijo una tercera voz  --  solo déjalo allí, no te quedes a avisar al personal ni contestes preguntas, déjalo y luego da el aviso a “quien” corresponde
Se hizo un prolongado silencio, y luego escucharon de nuevo.
-         Fuiste muy necio Joe  --  dijo Stuart  --  el bando ganador es otro, pero tú no lo verás porque ya estás muerto, como lo estarán ellos dentro de poco.
Luego de esto, el silencio de nuevo, hasta que comenzaron los gritos pero de voces aparentemente anónimas, y órdenes que entendieron poco, con lo que supusieron que se trataba del momento en el que el cuerpo de Joseph había sido encontrado. De modo que comprendieron que había llegado el momento de volver.

De vuelta en la habitación, todos miraron a Kingsley que tenía expresión de decepción. Remus se acercó a él.
-         Kingsley…
-         Déjalo Remus  --  dijo él  --  Sirius estaba en lo correcto y equivocado al mismo tiempo, no fue Joseph sino Stuart, pero debo aceptar mi error y el enorme riesgo en el que los coloqué a ustedes.
-         No seas necio hombre  --  dijo Sirius  --  hiciste lo que consideraste correcto, y sí siempre supiésemos cómo van a terminar las cosas, ya nos habríamos deshecho del desgraciado  --  ya que no podían mencionarlo, con ese término designaban a Voldemort
-         Sirius tiene razón  --  dijo Bill  --  además, si no hubiésemos ido por él, ahora estaría muerto siendo inocente
-         Y ciertamente no habríamos tenido la oportunidad de enterarnos de todo esto, y de ningún modo te habrías salvado de ser cazado  --  agregó Remus
-         Señor  --  y todos se volvieron a mirar a Joseph  --  entiendo sus temores, pero usted sabe que yo en ningún caso habría podido…
-         Tal vez él tuviese motivos para confiar en ti Morgan  --  lo interrumpió Sirius  --  pero nosotros no, y esa marca que tienes en tu brazo no colaboraba mucho.
-         ¿Y ahora?  --  preguntó él
-         Puedes estar tranquilo, ya hemos comprobado que no eres el traidor
-         Entiendo sus motivos, ¿pero cómo saben que les estoy diciendo la verdad?
Una sonrisa de suficiencia se dibujó en los labios de Sirius.
-         Por varias razones  --  le dijo  --  La primera, si hubieses estado mintiéndome créeme que lo habría notado, hay ciertos gestos en el lenguaje corporal que delatan a un individuo cuando miente, y tú no exhibías ninguno. Y la segunda, suponiendo que siendo un Auror bien entrenado, pudieses estar al tanto de lo que te acabo de decir y lo hubieses podido suprimir, ese té que te bebiste tan confiadamente, contenía Veritaserum. De modo que aunque fueses un gran maestro en el arte de mentir, contra eso no tenías ninguna posibilidad.
-         Pues me alegro, porque tengo tantos deseos de acabar con esos mal nacidos, como ustedes  --  finalizó Joseph
Esto había ocurrido varios días atrás, de modo que  para la fecha, Joseph ya había recuperado la salud y la movilidad, y aunque Sirius ya no tenía motivos para desconfiar de él, no le era más simpático ahora que antes, algo que todos habían notado por la forma tan diligente que evitaba permanecer en el mismo lugar donde se encontrara el Auror.
Una noche Sirius se encontraba en el estudio cuando Grace entró. Ella también y como era lógico, había notado el empeño de Sirius en evitar a Joseph, pero había notado también que esto había traído como consecuencia su casi aislamiento. Normalmente habría dado media vuelta al verlo allí, pero como vio que tenía los ojos cerrados y la mano en la cabeza, se acercó.
-         ¿Estás bien?
-         No es asunto tuyo niña
-         Mira, sé que no somos los mejores amigos, pero si te sientes mal puedo…
-         ¡Maldición niña! ¡Lárgate de una vez!
-         Eres un mal agradecido  --  dijo ella irritada  --  solo quise ser amable
-         No necesito tu amabilidad, ve a darle tus atenciones a tu novio y déjame a mí en paz.
Dicho esto, se levantó y sin mirarla siquiera abandonó el estudio y se dirigió hacia las escaleras. Al salir de ese modo, no había visto la cara de sorpresa de Grace. Sin embargo, ella decidió seguirlo y lo alcanzó cuando casi llegaba a lo alto de las escaleras.
-         Escúchame señor Black…
-         No tengo nada que escuchar, y aunque hubiese algo que escuchar, no se me da la gana  --  y continuó su camino, pero ella era tan terca como él
-         Joseph no es mí…
-         ¡Oh vamos niña!  Puedo ser muchas cosas, pero estúpido no es una de ellas, y aparte de la forma en que estuviste pegada a su cama desde el momento en que llegó a esta casa, Dora se encargó de aclararnos el punto.
-         ¿Cómo?
-         ¿Eres sorda también?  --  le preguntó del peor humor  --  Ella dijo que iban a casarse, y supongo que el tiempo verbal obedecía a que el infeliz estaba casi muerto, pero ahora está muy vivo, de modo que ya puedes arrastrarlo a tu cama y…
-         ¿Cómo te atreves?  --  lo interrumpió ella con indignación
-         ¡Vete al diablo niña!  --  le dijo, pero luego  --  O mejor aún  --  y la agarró por un brazo, la arrastró y abrió la puerta de la habitación de ella y la empujó hacia dentro  --  prepárate a recibir a tu príncipe azul
Dio media vuelta y se disponía a salir cuando algo lo golpeó en la cabeza, se volvió furioso y chocó con ella. En ese momento el mundo se giró. Sirius la sujetó por la cintura y su boca descendió sobre los labios de Grace haciéndola olvidar hasta su nombre. Aunque el choque inicial había sido violento, gradualmente se convirtió en una enloquecedora caricia capaz de despertar la más salvaje de las pasiones.
Con manos expertas, comenzó a deshacerse de todo aquello que se interponía en su camino, y su boca abandonó la de Grace para deslizarse por su cuello haciéndola ahogar un gemido de evidente placer.
-         Sirius…  --  comenzó ella
-         Mmm  --  fue toda su respuesta
-         Sirius… ¿qué… haces?  --  y el levantó la cabeza
-         Nada que tú no desees tanto como yo
Y ante la imposibilidad de negarlo, se dejó arrastrar de nuevo en aquel torbellino de sensaciones. Sirius se las ingenió para cerrar la puerta sin dejar de besarla, y cuando Grace tuvo algo de consciencia, estaba tumbada en la cama y sus ropas habían desaparecido. Sirius se puso de pie y la miró desde su altura.
-         ¿Quieres que me vaya ahora?  --  y ella negó con un gesto
Él sonrió en forma casi maligna y comenzó a despojarse de sus ropas. En el proceso, no dejó de mirarla ni un segundo,  pero imprimió a sus movimientos tal lentitud, que Grace estuvo a punto de arrancarle las prendas ella misma. Sin embargo, para cuando las manos de Sirius comenzaron a recorrer su cuerpo, ya su mirada la había elevado a tal altura de placer que creyó que moriría en ese momento.
A pesar de que Grace era físicamente consciente del deseo de él porque lo sentía latir contra su piel, Sirius tenía la suficiente experiencia como para tomarse todo el tiempo necesario para enloquecerla y lo hizo. Y hasta que ella no le clavó dolorosamente sus uñas en la espalda, y arqueó su cuerpo contra el suyo gimiendo su nombre, él no dio rienda suelta a su propio anhelo.
Grace se sintió avasallada, saqueada e invadida, todo al mismo tiempo y con el resultado final de una perdida de la casi totalidad de su consciencia, arrastrada hacia un abismo de placer incontenible, y con la sensación de que el mundo había explotado dentro y fuera de su cuerpo.
Unos minutos después de aquella demencial experiencia, la cabeza de Grace descansaba sobre el pecho de Sirius, mientras ambas respiraciones recobraban su ritmo normal. Ella levantó la cabeza y lo miró.
-         Si dices una sola palabra, juro que voy a ahorcarte niña 
-         Pues podría…  --  pero él la atrajo y la silenció con un largo beso
-         Es la única forma efectiva de mantenerte callada  --  le dijo sonriendo  --  y la verdad, no me disgusta para nada
-         Eres un…  --  pero valiéndose del mismo método, evitó escuchar lo que era
-         Puedo seguir toda la noche, o al menos hasta que aprendas a decir cosas agradables de mí
-         Creo que eso te va a tomar un largo tiempo señor Black
-         Ya veremos niña.
Al amanecer, Sirius salió sigilosamente de la cama, se vistió y cuando estaba recogiendo su chaqueta la escuchó.
-         ¿Huyendo señor Black?
-         No, pero supongo que no querrás que…
-         ¿Eres estúpido o qué?  --  le preguntó ella
-         Creí que ya estábamos de acuerdo en que no
-         Pues si supones que entre Joseph y yo hay algo, y al mismo tiempo puedo hacer el amor contigo, entonces no solo eres estúpido, sino que…
Pero de pronto se encontró con la cara de él muy cerca de la suya, y con una mirada peligrosa.
-         No estaba suponiendo nada niña  --  le dijo con voz helada  --  Pero si vuelves a mencionar a ese infeliz, te juro que si no lo mató aquella asquerosa serpiente, lo haré yo ¿has comprendido?
-         Fuiste tú el que…
-         No, tú fuiste quien lo hizo, yo solo iba a decir que no te agradaría que nadie me viese salir de tu habitación
-         ¿Por qué?  -- preguntó ella  --  Estoy lo bastante grandecita como para decidir con quién comparto mi cama, o será que eres tú quien no quiere ser visto  --  y él abrió mucho los ojos  --  ¿Acaso te arrepientes señor Black?
-         Claro  --  dijo él lanzando su chaqueta a un lado  --  y voy a mostrarte ahora mismo cómo estoy de arrepentido, niña.
Si por algún extraño motivo Grace había pensado que lo de la noche anterior, había sido alguna clase de sueño erótico, él se encargó de dejarle muy claro que no había sido así.
Cuando el sol terminó de entrar por las ventanas, Grace consideró prudente dejarlo marchar, y para mala fortuna de Sirius, quien salía de su habitación en aquel momento era Jason.
-         Vaya, vaya  --  dijo el chico  --  ¿Cómo fue que dijiste en una oportunidad?  --  y pareció estar haciendo memoria  --  ¡Ah ya! ¿No es esa una compañera de cama demasiado joven hasta para ti?  --  y le dio la espalada riendo a más no poder.
Sirius gimió internamente y pensó que de todos a los que podía haberse encontrado, tenía que ser precisamente a aquel portento de sarcasmo y vengativo espíritu.
Después que se había bañado, salió y se encontró a Grace sentada en su cama. Elevó una ceja y sonrió.
-         ¿Ya me extrañas?  --  le preguntó
-         Has a un lado tu ego señor Black y…
-         ¡Hey!  A menos que quieras que ponga en práctica mis métodos, quedamos en que no dirías cosas desagradables  --  le dijo mientras buscaba sus ropas
Ella guardó prudente silencio mientras él se vestía. Quería hablar con él y teniéndolo medio desnudo y con la amenaza de besarla, era una mala combinación. De modo que esperó a que estuviese completamente vestido.
-         Muero de hambre  --  le dijo  --  ¿Vamos?
-         Espera, hay algo que quiero decirte primero
-         ¿Y no puede ser mientras comemos, porque tú también tienes que…
-         ¡Maldición Black!  --  lo interrumpió ella  --  Cállate y escúchame
-         De acuerdo  --  aceptó él
-         Mira, sé que no quieres hablar de Joseph pero…
-         Al parecer no me entendiste bien  --  dijo él interrumpiéndola y con un peligrosísimo tono gélido
-         Sirius por favor  --  dijo ella  --  Es cierto, Joseph y yo estuvimos comprometidos para casarnos, pero eso terminó hace tiempo. Ahora solo somos amigos, de modo que tendrás que…
-         ¿Tendré?  --  preguntó  --  Yo no “tengo” nada en relación con ese sujeto, y si aprecia su miserable vida, es mejor que se mantenga alejado de ti.
-         Pues eso no se va a poder, porque le tengo mucho aprecio y es mi amigo
Dicho esto abandonó la habitación con un sonoro portazo. Sirius salió furioso tras ella e intentó detenerla, pero aquella endiablada criatura no era precisamente fácil. La siguió hasta el comedor y allí por fin pudo detenerla.
-         Escúchame niña, es cierto y obvio que no puedo evitar que se vean, pero en ningún caso voy a permitir que mi mujer ande…
-         ¿Disculpa?  --  lo interrumpió ella y apartándolo caminó hacia el salón
-         Te estoy hablando  --  dijo él asiéndola por el brazo cuando había llegado a la puerta
-         ¡No soy de tu propiedad señor Black!
-         ¿Debo recordarte los hechos recientes?  --  le preguntó  --  No creo que hayas olvidado “dónde” amanecí.
-         ¡Eres un patán ordinario y grosero!
-         Acabas de cometer un error niña  --  y acto seguido cerró su boca sobre la de ella
Las personas que estaban en el salón, incluido el “objeto” de discusión, habían quedado en estupefacto silencio observando la escena, hasta que Lyra lo rompió.
-         Tío Si e bavo  --  dijo la niña
La voz de Lyra penetró en el cerebro de la “parejita” haciendo que se separaran. Grace dio un apresurado vistazo, y enrojeció hasta la raíz de  su rubio cabello, miró a Sirius con el claro mensaje de que iba a asesinarlo y salió corriendo hacia las escaleras. En tanto que Sirius, con la mayor desvergüenza le sonrió a todos.
-         No veo por qué tanto asombro, todos saben que la niña tiene mal carácter, pero igual me ama.
Dio la espalda y se marchó. Los gemelos, Ginny y Tonks morían de risa, Molly y Andrómeda aún tenían cara de bochorno, mientras que los hombres estaban divididos entre la diversión y el asombro.
-         Es increíble el parecido  --  dijo Dánaee mirando a Jason  --  tan desgraciado el uno como el otro, casi se diría que son padre e hijo.
-         ¡Cállate estúpida!  --  y todos se giraron a ver a Ginny  --  Si vuelves a insultar a mi primo, puedes ir despidiéndote de tu discutible belleza.
-         ¡Ginny!  --  exclamó Molly escandalizada  --  Discúlpate ahora mismo.
-         No mamá, ya estoy harta, esta necia primero se dedicó a perseguir a Jason con el mayor descaro,  y como él no quiso nada con ella, ahora se pasa la vida insultándolo  --  y luego se volvió hacia Dánaee de nuevo  --  Ya lo sabes, la próxima vez asegúrate de que yo no esté cerca.
Remus se llevó la mano a la sien y pensó que por un lado más le valía a Dánaee andarse con cuidado, porque todos conocían bien el genio de la pequeña pelirroja y su adoración por Jason. Y por el otro, que si la relación Sirius-Grace comenzaba de aquella forma, era muy improbable que volviesen a tener un día de paz en aquella casa, porque tan necio, terco y explosivo el uno como la otra.


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