Las palabras de Sirius habían pegado a Remus al
piso, con la misma eficacia de un hechizo paralizante, pero la duración fue
mínima. Cuando su cerebro registró la magnitud de la información, reaccionó con
rapidez. Salieron a toda velocidad a cumplir las órdenes de Dumbledore y una
vez hecho aquello, regresaron a la casa.
-
¿Y ahora
qué? -
preguntó Lupin
-
Esperar -
contestó Sirius - Dumbledore dijo que se pondría en contacto
-
¿Cómo está
Harry?
-
¿Físicamente?
Cansado, herido y débil. ¿Emocionalmente? Destrozado. Pero es el hijo de James,
de modo que no lo admitirá.
Le hizo el relato en forma detallada, de todo lo
sucedido, incluidos los nombres de los mortífagos que habían acudido al llamado
de Voldemort, y el extraño
comportamiento de las varitas, finalizando con la negativa de Fudge a aceptar
el regreso de Voldemort.
-
Dumbledore
piensa que Voldemort no atacará inmediatamente, porque al no haber podido matar a Harry, perdió la
oportunidad de la sorpresa, y sabe que Harry daría inmediato aviso a
Dumbledore, con lo que se pondrían en marcha las medidas para hacerle frente.
-
Pero seguimos
estando en desventaja - dijo Remus
- Si Fudge es lo bastante necio
como para no creerlo, no obtendremos ningún apoyo del Ministerio.
-
Lo sé, y eso le
vendrá de maravillas a Voldemort, porque le dará el tiempo suficiente para
armar su ataque.
Con aquellos oscuros y nada alentadores
pensamientos, tuvieron que quedarse durante varios días. Dumbledore les había
comunicado que en cuanto los alumnos abandonaran Hogwarts, se reunirían en el
Castillo.
Y efectivamente, apenas los chicos habían salido
rumbo a la estación para tomar el Expreso, los miembros de la Orden se hicieron
presentes.
En un par de casos,
Remus tuvo que interponerse y explicar que Sirius era inocente, después
de lo cual, todo volvió a la normalidad.
Dumbledore había decidido que se reunieran en la
sala de profesores, y mientras el Director hacía acto de presencia, Remus y
Sirius pasearon la vista por el salón.
Había muchos rostros conocidos, como era el caso de Sturgis Podmore,
Dedalus Diggle, Hestia Jones, Elphias Dodge, Emeline Vance, Kingsley
Shacklebolt, Arthur y Molly Weasley Mundungus Fletcher, Arabella Figg, y
Minerva McGonagall. Pero faltaban muchos otros y el recuerdo de éstos, hizo
sangrar la herida de sus corazones. Sin embargo, era necesario reponerse,
tenían una lucha que comenzar.
-
Veo que tenemos
caras nuevas - dijo Sirius acercándose a una bruja joven con
el cabello de un excéntrico rosa chicle
-
¡Sirius! -
gritó la chica lanzándose en sus brazos
-
Hola prima - dijo
él cuando al fin lo dejo respirar - Bonito color de cabello.
-
No
fastidies - dijo ella sonriendo, y saludó a Remus
-
Hola
Nymphadora - saludó él
-
¡No me llames
Nymphadora! - chilló ella
- Si vuelves a llamarme así
Lupin, te hare mucho más daño que cualquiera de tus transformaciones.
T-O-N-K-S, intenta recordarlo
Sirius rió de manera estruendosa, y varias cabezas
se giraron y sonrieron. Habían olvidado aquella risa, y les alegraba
sinceramente volver a escucharla.
-
Te sugiero
tener cuidado Lunático - le dijo a su amigo - ya
desde pequeña era peligrosa. Dime algo
- dijo mirando a la chica de
nuevo -
¿Cómo es que Andrómeda y Ted, te han permitido unirte a la Orden?
-
No podían
impedirlo, para empezar ya no tengo siete años, y en segundo término, soy una
Auror.
-
¡Vaya! -
exclamó él - ¡Felicidades!
Después de unas cuantas palabras más, se dirigieron
a saludar a los Weasley.
-
Sirius - dijo
Molly avergonzada - lamento mucho mi reacción de la otra noche,
pero espero entiendas…
-
Descuida Molly,
entiendo perfectamente.
-
Ya Ron nos
contó todo - agregó Arthur
- y me alegra que todo haya
salido bien.
-
Yo también - dijo
él
-
Ah, estos son
nuestros hijos - dijo Arthur señalando a dos pelirrojos - éste
es Bill, el mayor a quien debes recordar, y éste es Charlie.
Ambos chicos lo saludaron con la misma cordialidad
pero luego Bill se dirigió a él
-
Espero que sí
me recuerdes -- le dijo
-- porque yo no he olvidado los
paseos en escoba
-
¡Demonios! -- exclamó
Sirius -- la última vez que te vi no eras mucho más
alto que un duende -- concluyó y ambos rieron
-
Con todo lo que
he escuchado de ti - dijo Bill
- me alegra tenerte de nuestro
lado.
-
Gracias - dijo
él
Pero todas las conversaciones se vieron
interrumpidas con la llegada de Dumbledore, en compañía de Snape. Tomaron
asiento alrededor de la mesa, y entraron de una vez en materia.
-
Ya todos
sabemos por qué estamos aquí de nuevo. Quiero decir primero que nada, que me
alegra que todos estén dispuestos a hacerle frente a Voldemort nuevamente. Y
segundo, darle la bienvenida a nuestros miembros más jóvenes, junto con mi
agradecimiento - dijo mirando a los Weasley y a Tonks y luego
continuo - No voy a engañarlos, la situación no está
nada fácil. He intentado por todos los medios hacer entrar en razón a Fudge,
pero sigue negándose a aceptar el hecho.
-
No entiendo
cómo puede ser tan necio - dijo Emeline Vance
-
No es tan
extraño - intervino Dedalus -
nuestro flamante ministro nunca se ha destacado por su brillantez.
-
Reconocer el
regreso de Voldemort - intervino de nuevo Dumbledore - le
significaría renunciar a la paz y a la tranquilidad.
-
Negarlo no lo
hará menos cierto - dijo Remus
-
No, pero
reconocerlo significaría poner en riesgo su comodidad y su puesto, porque
simplemente no sabe qué hacer.
-
Pues el muy
imbécil, solo conseguirá que todo esto le explote en la cara, y para entonces,
será demasiado tarde - dijo Sirius
-
Y es para lo
que nosotros debemos estar preparados.
-
¿Cómo? -
preguntó Bill
-
Cada uno de
ustedes tendrá un papel que
desempeñar - dijo Dumbledore - Pero
primero, debemos buscar un lugar de reunión que no sea Hogwarts, y
proporcionarle toda la protección que nos permita reunirnos y discutir las
acciones a seguir, sin el peligro de ser atacados allí.
Hubo uno minutos de silencio, mientras todos
pensaban cuál podía ser ese lugar.
-
Creo que yo
puedo proporcionar ese sitio - dijo Sirius
- pero habrá que revisarlo y
ponerlo en condiciones
-
¿Dónde? -
preguntó Dumbledore
-
Grimauld Place, mi casa - respondió él
- pero lleva años deshabitada, y
mi familia, como todos saben, tenía cierta predilección por las Artes Oscuras,
así que está llena de objetos nada recomendables.
-
Eso es lo de
menos, si estás seguro que podemos disponer de ella.
-
Totalmente.
-
Bien, entonces
solo es cuestión de acondicionarla ¿Cuándo podremos comenzar?
-
Iré a verla tan
pronto terminemos aquí, pero creo que de forma inmediata, me pertenece, soy su
legítimo heredero y puedo disponer de ella como se me antoje.
-
De acuerdo - dijo
Dumbledore - Molly espero no estar equivocado al pensar,
que podemos contar contigo para que te encargues junto con Sirius de
acondicionar el lugar.
-
Por supuesto,
profesor - accedió ella de inmediato
-
Bien -
continuo el anciano - Arthur, Kingsley y Nymphadora, es vital que
ustedes conserven sus puestos en el Ministerio, y bajo ningún concepto den
muestras de estar en contacto conmigo. Desde allí podrán ejercer la vigilancia
en cuanto a los movimientos de los demás miembros y saber quiénes son de fiar y
quienes están bajo las órdenes de Voldemort. Y al mismo tiempo, podrán hablar
con aquellos a los que consideren dignos de confianza y alertarlos acerca del
regreso de Voldemort - éstos asintieron y él continuó - Bill,
Charlie ustedes han trabajado mucho tiempo en el extranjero, es necesario que
utilicen sus contactos fuera, y hagan correr la voz de esto, para que se preparen.
Es probable, que al igual que aquí, encuentren cierta resistencia por parte de
algunos a aceptarlo, pero hay que intentarlo
- igualmente ellos asintieron -
Severus, ya que has aceptado continuar en tu labor de espionaje, solo
puedo recomendarte tener extremo cuidado, estoy seguro que Voldemort se
mostrará mucho más desconfiado ahora que antes.
-
Lo haré, pero
eventualmente tendré que darle alguna información de relativa importancia y que
se corresponda con la realidad - advirtió Snape
-
Ya nos
ocuparemos de eso - ahora miró a Lupin con cierta pena -
Remus…
-
Lo sé
señor -
dijo él con resignación - debo ir con los de mi especie y ver si
Voldemort los ha contactado.
-
Más que eso,
estoy seguro de que si no lo ha hecho, lo hará, y les ofrecerá víctimas sin
represalias. Lo importante es tratar de hacerlos entrar en razón, y
convencerlos de que no tienen que vivir una vida tan miserable por una
condición que nos es su culpa.
-
Muy bien,
partiré en cuanto me lo ordene.
-
Arabella - dijo
mirando a una anciana mujer que parecía fuera de lugar en aquella reunión - has
hecho un maravilloso trabajo durante los últimos trece años, pero ahora debo
pedirte que extremes la vigilancia. Harry pude verse impelido por las
circunstancias a cometer cualquier locura, o pude ser atacado y obligado a
utilizar la magia, y en estos momentos lo que menos necesitamos es darle
argumentos a Fudge.
-
Pero
Dumbledore - dijo Arabella
- Si el chico sufriera cualquier
ataque, yo no podría hacer nada, recuerda que soy una Squib.
-
No estarás sola
Arabella - y miró a otro individuo que tampoco parecía
pertenecer a aquel lugar - Mundungus, estarás encargado de la vigilancia
de Harry, será tu responsabilidad.
Muchos entrecejos se fruncieron, aquel sujeto en el
pasado, dio muestras de su lealtad a Dumbledore más que a la Orden en sí, pero
en la actualidad era considerado escoria. Se había dedicado al tráfico de
productos ilegales, bien fuese porque hubiesen sido clasificados de ese modo
por el departamento de regulación mágica, o porque eran producto del robo
descarado. Fuera de eso, era excesivamente aficionado a la bebida. De modo que
este conjunto de “atributos”, les hacía dudar de aquella fuese una decisión del
todo sensata. Sin embargo, así quedó.
Una vez finalizada la reunión, Dumbledore llamó a
Sirius.
-
No puedo
impedirte salir Sirius, pero te ruego que tengas el mayor cuidado, sabes que
aún te buscan, y no quiero correr el riesgo de perderte por un error
- le dijo
-
Entiendo - dijo
un tanto apenado
Sirius pensó que Dumbledore sabía perfectamente que
él odiaba el encierro y que saldría de cualquier manera. Sin embargo, se
prometió a sí mismo ser más prudente, si no por él, al menos por Harry. Buscó a
Remus con la mirada, y lo vio despidiéndose de Hestia Jones, pero apresuró el
paso al ver que Snape se le acercaba por la espalda.
-
Dadas las
circunstancias - alcanzó a escuchar que decía Snape -
supongo que ya no necesitarás que te siga preparando la poción, como
ahora vivirás con tus iguales no hay que proteger a nadie del peligro que
representas.
Sirius sintió una ira violenta en contra de aquel
mal nacido, y de no haber sido por el mismo Remus, le habría roto el cuello
allí mismo.
-
¡Eres el ser
más despreciable que he conocido, Quejicus!
Un músculo en el rostro de Snape se movió
espasmódicamente al escucharlo, pero no por eso iba a dejar de soltar veneno.
-
Tal vez, pero
mucho más útil que tú. Porque mientras yo arriesgo la cabeza, tú estarás
cómodamente escondido en tu casa,
viendo como otros exponen sus vidas.
Aquello fue más de lo que Sirius pudo soportar, y
Lupin ni siquiera empleando toda su fuerza, y ésta era considerable teniendo en
cuenta lo que era, pudo detenerlo. Se soltó y le clavó un puñetazo en el
estómago a Snape y cuando este se dobló le estampó otro en la mandíbula que
debió hacerlo morderse la lengua, porque inmediatamente comenzó a sangrar. La
verdad habría seguido sin consideración alguna, pero varios brazos lo
sujetaron, mientras otros ayudaban a Snape a ponerse de pie. Ambos hombres se
miraron con ostensible odio, pero Snape se soltó de los que lo habían ayudado,
se acomodó la capa y se dirigió a la puerta, y antes de salir se volvió.
-
Que disfrutes
la limpieza, Black.
-
¡Bastardo
miserable! - exclamó Sirius intentando soltarse
-
¡SIRIUS! - la voz
de Dumbledore pareció aquietarlo por fuera, porque por dentro seguía queriendo
matar al muy estúpido - Tranquilízate y escúchame. No puedes permitir
que esta clase de tonterías te alteren de esa manera, y ciertamente no podemos
pelearnos entre nosotros, no ahora.
Sirius obedeció e intentó calmarse, más en beneficio
de los demás que en el propio. Algún día tendría la oportunidad de darle a
Snape la paliza que se merecía, y no pensaba renunciar a eso.
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