Hermione
no sabía si reír o llorar, miró a su madre que parecía a punto de desmayarse y
al instante Jason dejó de seguir sus pensamientos para seguir su mirada, lo que
fue una suerte porque logró sujetar a la señora Granger. Aunque la mujer no
llegó a perder el conocimiento, la ayudó a tomar asiento y después de
asegurarse que estaba bien, se concentró de nuevo en Hermione.
-
¿Qué quieres hacer?
La
chica lo miró con desconcierto y él notó que no había interpretado
correctamente su pregunta, de modo que intentó ser más específico.
-
Estás a mitad de curso, y aun te falta un
año para terminar la escuela -- dijo con serenidad -- es
posible que no sea el mejor momento para…
-
¡Jason!
-- lo interrumpió ella
horrorizada -- Estamos hablando de una vida, de la vida de
MI BEBE -- terminó elevando el tono
-
Escúchame, aun no podemos considerarlo
“un bebé” ¿de acuerdo? En términos…
-
No me interesa cómo quieras llamarlo o en
qué términos, es MI BEBE
Jason
suspiró y asintió.
-
De acuerdo, no se trata de que quiera
hacerlo Hermione, pero era mi deber planteártelo, aunque obviamente es tu
decisión
Dicho
esto caminó hacia el escritorio tomó la pluma y escribió algo en un pergamino
para luego entregárselo a Hermione.
-
Las primeras semanas son las más
delicadas, no realices esfuerzos innecesarios, aliméntate adecuadamente e
intenta descansar.
Se
hizo un silencio incómodo luego del cual Jason volvió a hablar.
-
Eres una de las mejores alumnas de
Hogwarts, no creo que el profesor Dumbledore ponga objeciones para que termines
tu año escolar.
Como
de costumbre Hermione se sorprendió de la “intuición” de Jason, pero intentó
prestarle atención.
-
También estoy razonablemente seguro de
que Madame Pomfrey está en capacidad de controlar tu embarazo, pero me gustaría
si me lo permites, solicitar autorización al director para realizar yo mismo tu
chequeo mensual -- concluyó
Ella
se quedó mirándolo en silencio y repentinamente las lágrimas comenzaron a
deslizarse por sus mejillas. Jason suprimió la distancia entre ellos y la
abrazó. A pesar de lo mucho que le costaba aceptar la situación y con la
absoluta seguridad de que iba a arrepentirse de decir aquello, igual lo hizo.
-
No tienes que preocuparte por nada linda,
estoy seguro de que… el padre estará feliz.
Pero
las lágrimas de Hermione obedecían a lo sorpresivo de todo aquello, no a que
tuviese miedo en realidad. No podía creer que ella, precisamente ella, que todo
debía tenerlo controlado, hubiese descuidado algo tan importante, y ahora su
vida había cambiado drásticamente en un abrir y cerrar de ojos. Lentamente se
serenó y se separó de Jason.
-
Gracias Jason y lamento haberte gritado,
pero es que…
-
Descuida, entiendo perfectamente, solo
espero que tú entiendas que era mi obligación decirte lo que te dije porque es
el procedimiento normal en los casos de embarazos precoces -- y
levantó la mano para detener su protesta
-- sé que ya eres mayor de edad,
pero aun vas al colegio y no… bueno aun no tienes una relación formal --
finalizó de manera delicada.
La
chica volvió a agradecerle y caminó hacia su madre que seguía en estado de
shock.
-
Puedo darle algo para… --
comenzó Jason
-
No, no te preocupes yo me encargo, solo
está sorprendida, pero ya lo habíamos conversado.
Y
efectivamente así era. Apenas Hermione tuvo la sospecha de lo que podía estar
sucediendo, corrió a contárselo a su madre y ella se ofreció a llevarla al
Hospital para hacer los exámenes pertinentes. Sin embargo, por el corto período
de tiempo de gestación, la medicina muggle,
no había logrado detectarlo, razón por la cual la madre de Hermione ahora se
encontraba en ese estado. Después de haber experimentado el alivio de lo dicho
por los médicos de su centro Hospitalario no esperaba otro resultado.
La
chica la ayudó a ponerse de pie, agradeció nuevamente a Jason y marcharon. Ahora
tendrían que decírselo a su padre y luego debía hablar con Lupin, y aunque no
tenía idea de cómo iba a tomárselo, esperaba que la noticia lo hiciera tan
feliz a él como la hacía a ella.
Unos
minutos después que Hermione abandonó el cubículo, Jason salió y a toda prisa
se quitó la chaqueta del uniforme, se colocó la suya y entrando a la chimenea
abandonó el hospital sin dar explicaciones a nadie. En cualquier caso no
necesitaba hacerlo, no tendría que estar trabajando ese día, pero de igual
manera extrañó a todos esa súbita partida.
Salió
de la chimenea en el despacho de Dumbledore, pero el director no se encontraba
allí, de manera que salió y caminó por los desiertos pasillos hasta llegar al
área dónde tenían a Sirius. Entró sin llamar y como esperaba, Remus estaba allí
sentado al lado de la cama con un libro en las manos. Al verlo se puso de pie,
pero Jason no lo dejó hablar. Lo tomó por el frente de la camisa y lo estampó
contra la pared.
-
Escúchame bien, te he admirado, te he
querido y te he respetado. Pero te juro por la memoria de mis padres, que
aunque lo último que quiero en la vida es verla en tus brazos, si la haces
sufrir no me temblará el pulso para hacerte pedazos. Y te conviene recordarlo,
porque no tendrás ocasión para arrepentirte.
Dicho esto
le asestó un doloroso puñetazo en el estómago y otro en la mandíbula, lo lanzó
a un lado y abandonó la estancia con la misma celeridad con la que había
llegado.
Decidió
abandonar el Castillo por la entrada principal y una vez fuera, se desapareció
para aparecer a las orillas de una playa en algún punto desconocido de la
geografía inglesa. Se dejó caer de rodillas en la arena y se permitió por fin
dejar salir todo lo que llevaba por dentro. El grito que solo las olas del mar
escucharon, era una mezcla de rabia y dolor profundo. Las lágrimas rodaron
incontenibles por sus mejillas, mientras sentía que el corazón se le rompía en
mil pedazos.
No
supo cuánto tiempo permaneció allí, y hasta que una lluvia pertinaz comenzó a
mezclarse con sus lágrimas, no recuperó el buen juicio y la serenidad. Recogió
la cadena con el dije, que se había arrancado con rabia en medio de su dolor y
la cerró en su puño. Debía ordenar sus ideas, Hermione lo iba a necesitar y
estaba tan seguro de eso como de que estaba allí en ese momento. Y para cuando
eso sucediese, él estaría listo.
-
Esto no ha terminado --
musitó
Se
levantó y dando un giro se desapareció de allí.
Después
que las Granger llegaron a casa y le dieron al sorpresiva noticia al padre de
Hermione, la chica se vio ante un asunto que no se había planteado, porque
cuando le dijeron al señor Granger quién era el padre de su futuro nieto, él
miró con franca alarma a su hija.
-
Es decir que… -- no sabía ni como decir aquello el pobre
sujeto -- ¿Será como él?
Hasta
ese momento, Hermione no había pensado en ello y la verdad era que no tenía ni
idea con respecto a eso, pero fiel a sus costumbres, no se lo ocultó a sus
padres.
-
No lo sé
-- les dijo -- es
algo de lo que tendré que informarme, pero si es así no lo querré menos por
ello, y sé que ustedes tampoco.
Una
vez concluida esa conversación, le envió un mensaje a Lupin, diciéndole que le
gustaría que fuese a cenar con ella y con sus padres.
Cuando
Remus recibió aquel inesperado mensaje, no sabía qué pensar. Aún estaba
sorprendido por el repentino e injustificado ataque de Jason. Al menos para él
hasta ese momento, no había una razón que validara aquel extraño comportamiento
del chico. Y ahora esa invitación de Hermione lo hizo pensar mil cosas, una más
absurda que otra. Sin embargo, intentó serenarse y esperar a ver qué era lo que
la chica tenía que decirle.
Remus
ya conocía a los padres de Hermione, pero era la primera vez que era invitado a
su casa. Entre las muchas cosas que había pensado, estaba la insistente idea de
que tal vez la chica lo que quería, y lo entendía, era que sus padres aprobasen
aquella extraña relación. De modo que se preparó para las posibles y muy
lógicas objeciones que pudiesen tener los padres de su niña de cabellos
alborotados, sonrió al llegar a la puerta de la casa y verla allí esperándolo.
Avanzó con rapidez y la abrazó, pero al ver a los padres de la chica, el beso
que deseaba darle se convirtió en un suave roce en la mejilla.
Después
de un formal y tenso intercambio de saludos, Remus estudió los rostros de los
Granger y llegó a la rápida conclusión de que algo de seria naturaleza era lo
que había motivado aquella invitación, pero no estaba ni cerca de imaginar de
qué se trataba. Pasados unos minutos, fue consciente de las miradas que se
cruzaron entre madre e hija pocos segundos antes de que la señora Granger le
pidiera a su esposo que la ayudase con algo en la cocina.
Hermione
y su madre habían acordado que la dejarían darle la noticia a solas, y luego
podrían conversar todos. De modo que una vez que sus padres abandonaron el
salón, respiró profundo y se volvió hacia un ya muy desconcertado Remus.
-
¿Qué sucede linda? --
preguntó él antes de que ella pudiese decir nada
-
Ayer tuve que ir al Hospital --
comenzó la chica pero se detuvo al ver su cara
En
cuanto Hermione había mencionado la palabra hospital, la imaginación de Lupin
se desbocó. Comenzó a pensar de manera desordenada en cualquier cantidad de
posibles males que pudiesen estar aquejando a la chica, y que explicasen el
inusual comportamiento de Jason ¿Tendría su pequeña alguna terrible enfermedad?
Un miedo cerval se apoderó de él, hasta el punto de que casi se quedó sin
respiración.
-
¿Remus?
-- llamó Hermione con cautela,
haciendo que el intentase prestarle atención nuevamente --
¿Estás bien?
-
¿Lo estás tú? --
logró preguntar
-
Sí, claro
-- dijo ella, y aunque eso no lo
tranquilizó del todo, lo hizo en parte
-
¿Qué hacías en el Hospital entonces si no
estás enferma? -- preguntó
-- Porque no lo estás ¿no?
-
No, no estoy enferma --
dijo ella sonriendo
-
¿Alguien lo está? --
preguntó de nuevo pensando en los padres de ella
-
Remus, esa no es la única razón por la
que se visita un Hospital
-
De acuerdo --
dijo él con cierta duda -- ¿Entonces?
Ella
guardó silencio y bajó la cabeza, lo que lejos de tranquilizarlo solo logró que
perdiese la poca calma que había conseguido, pero decidió esperar que ella hablase.
-
Remus, fui al Hospital porque necesitaba
confirmar algo y… bueno… lo hice -- él seguía mirándola con la misma expresión,
de modo que continuó -- Mmm… Remus… estoy embarazada --
logró decir finalmente y esperó
Las
palabras tardaron algunos segundos en abrirse paso hasta su cerebro, y en
cuanto la información encontró una imagen en su mente, fue como si de pronto
hubiesen hecho estallar una caja completa de Magifuegos de Luxe de Sortilegios Weasley.
No fue
consciente de haberse puesto de pie ni de que sus ojos parecían a punto de
salirse de sus órbitas, estaba demasiado ocupado intentando poner orden en el
caos de su cabeza, por no hablar de la confusión de sentimientos que libraban
una cruel batalla en su interior.
Una
vez procesada la impactante información, el primer sentimiento fue de inmensa
alegría, pero rápidamente fue substituido por el terror. Desde siempre había
sabido que él no podía darse el lujo de tener descendencia. Si lo hacía
existían grandes posibilidades de que su hijo heredase su condición, y en caso
de que no fuese así, subsistía el hecho de que igualmente estaría marcado por
ser hijo de un Licántropo y por ende sería rechazado por una inmensa mayoría de
la comunidad mágica. De modo que del
terror por lo que pudiese resultar, pasó a la culpa preguntándose cómo había
podido ser tan irresponsable, tanto con el futuro bebe como con Hermione que
tendría que cargar con aquello casi del mismo modo que su hijo. Y en ese
momento entendió de forma cabal, la actitud de Jason.
Todos
estos pensamientos y sentimientos, pasaron en rápida sucesión y Hermione lo
conocía lo suficiente como para saberlo. De manera que se adelantó a él.
-
En primer lugar deja de culparte, porque
ambos somos responsables de esto -- comenzó la chica -- Segundo, no sé qué tantas posibilidades haya
de que nuestro hijo herede tu condición, pero ¿lo querrás menos por ello? Porque
yo no --
aseguró
En ese
momento Hermione vio que unas gruesas lágrimas caían de los ojos dorados.
-
Hermione…
-- comenzó intentado deshacer el
nudo que tenía en la garganta -- por el bien de ambos… es mejor que ese bebe…
-
¡No lo digas! --
exclamó ella -- ¡No te atrevas! Si eres lo bastante cobarde
como para no hacerle frente a esa posibilidad, bien, y si tu amor es lo
bastante escaso como para negarle la oportunidad de vivir a tu propio hijo,
entonces no te quiero cerca de ninguno de los dos ¿Has comprendido?
Pero
la verdad era que no comprendía nada en ese momento. No solo estaba moralmente
golpeado, estaba aterrorizado y ahora además avergonzado. Los gritos de
Hermione habían atraído a sus padres que ahora los miraban con los ojos muy
abiertos, desde la entrada del salón, porque quizá inconscientemente, Hermione
había sacado su varita y ahora lo apuntaba con ella. El señor Granger le habría aconsejado a Remus
guardar prudente silencio porque la mirada y la actitud general de su hija, era
decididamente peligrosa, y aquello quedó demostrado en seguida.
-
¡Fuera de mi casa Remus Lupin! -- y
mientras lo decía de la punta de la varita saltaron chispas rojas
-
Hermione por favor escúchame un…
-
No tengo nada que escuchar -- lo
interrumpió ella -- ¡FUERA!
Dos
cosas sucedieron al mismo tiempo, por un lado la puerta principal se abrió
violentamente y por el otro, Remus sintió que una fuerza invisible lo empujaba
hacia la salida.
El
señor Granger debió sentir conmiseración por Lupin porque intentó detener a su
hija.
-
Hermione hija, por favor ten un poco de…
Pero
se detuvo al ver la mirada asesina de Hermione, y su esposa lo sujetó por un
brazo, mientras Remus era limpiamente sacado de escena.
Hermione
se volvió hacia sus padres y aún conservaba la misma mirada.
-
No quiero saber nada de él -- dijo mirándolos -- Y
si a ustedes les resulta muy difícil esta situación, no hay problema porque en
mi mundo soy mayor de edad y puedo irme a él de manera definitiva.
Dicho
esto les dio la espalda y subió a toda prisa a su habitación. La madre de
Hermione seguía teniendo sujeto a su esposo, aunque en aquel momento no habría
sido necesario, porque estaba tan sorprendido como antes lo estuvo Remus y no
acertó a moverse. Mientras que la señora Granger pensaba que al hecho ya
conocido de los posibles cambios de humor durante los embarazos, se sumaba el
carácter fuerte y decidido de su hija, lo que podía resultar una combinación
peligrosa si se la molestaba. Pero estaba convencida de que con un poco de
paciencia y comprensión, todo se solucionaría. Sin embargo, antes de que
pudiese expresar sus ideas, su esposo la miró con el ceño fruncido.
-
Había olvidado lo difíciles y odiosas que
se ponen las mujeres cuando están embarazadas.
Fue un
desafortunado comentario, que le valió un doloroso golpe en las costillas.
Remus
había abandonado la casa, en un estado de total aturdimiento. Quería hablar con
Hermione pero su instinto le indicaba correctamente que aquel no era el mejor
momento, que debía esperar a que la chica se calmara un poco. De modo que se
dirigió al Castillo y directamente al despacho de Dumbledore.
Como
de costumbre el anciano lo escuchó con la mayor paciencia y lo dejó
desahogarse.
-
He sido el mayor de los imbéciles --
concluyó Remus, secándose los ojos con rabia
-
Remus, solo eres un ser humano y los
seres humanos cometemos errores -- comenzó el director -- Sin
embargo, en este caso el error lo estás cometiendo ahora al pensar en ese niño
como un error -- se detuvo y lo observó por un instante -- Un
hijo nunca puede ser considerado un error. Por difíciles que sean las
circunstancias, y mucho menos si es producto del amor.
-
Señor, no me entiende --
dijo Lupin -- He sido lo bastante idiota como para condenar
a un inocente…
-
Remus
-- lo interrumpió --
estás diciendo tonterías, no has condenado a nadie a nada. Tú eres un
hombre lobo y también un maravilloso ser humano. No puedo garantizarte que tu
hijo no herede tu condición, eso es algo que depende enteramente del azar, pero
en cambio sí estoy seguro de que le darán tanto amor, protección y seguridad,
que ese hipotético hecho, aprendería a llevarlo de la mejor manera. Y para su
buena fortuna, no solo tendrá unos padres excelentes, sino que estará rodeado
de personas que lo amarán y lo respetarán como ser humano. No debes olvidar los
amigos que te aman y no amaran menos a tu hijo.
Aunque
seguía sintiéndose miserable, Remus logró tranquilizarse un poco. Ahora el
asunto era cómo hablar con Hermione, la conocía lo suficiente como para saber
que estaría furiosa y que no se le pasaría tan pronto. No obstante, había otras
cosas a resolver de forma más inmediata.
-
Albus, Hermione aún…
-
No te preocupes por eso -- lo
interrumpió el anciano -- no tendrá nada
de qué preocuparse. Informaré al cuerpo docente de su especial situación y
podrá continuar asistiendo a la escuela
-- hizo una pausa y luego
agregó -- Confío en la señorita Granger, es una chica
inteligente, sin embargo, en su estado puede estar más sensible y aunque no
tengo ninguna objeción en que continúe su educación de la manera más normal
posible, no puedo garantizar el comportamiento de sus compañeros de escuela, y
sabemos que habrá quienes intenten molestarla por esto. De modo que necesitará
de todo el apoyo de aquellos que la aprecian, especialmente el tuyo.
-
Suponiendo que vuelva a hablarme algún
día --
dijo él con abatimiento
-
Lo hará Remus, solo dale algo de tiempo.
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