El día
que los chicos volvieron a la escuela, Molly se encontraba en la cocina
pensando en la tranquilidad que se sentía sin ellos en casa, pero también en la
soledad que dejaban tras su partida. Iba a subir a revisar las habitaciones por
si se habían dejado algo, cuando llamaron a la puerta. Con gesto de extrañeza
se volvió y fue a abrir.
-
¡Tonks!
-- exclamó abriendo por completo
La
chica entró y Molly suspiró, definitivamente Tonks no lo estaba pasando nada
bien y eso se notaba en su aspecto general. El cabello ya no lo llevaba con el
habitual rosa chicle, había perdido peso y también parte de su alegría, y unas
sombras oscuras rodeaban sus ojos.
-
Siento molestarte Molly.
-
No digas tonterías cielo --
protestó ella -- siéntate, te preparé una taza de té
Dicho
esto, apuntó con su varita hacia la cocina y enseguida una tetera apareció
sobre el fuego, mientras ella tomaba asiento al lado de la chica.
-
Ya no sé qué hacer Molly --
dijo de pronto
-
Linda, no puedes hacer nada. El amor es
algo contra lo que no podemos luchar, sea nuestro o ajeno -- le
dijo sabiamente
-
Pero es una locura Molly, siempre me
rechazó aduciendo que yo era demasiado joven
-- protestó con cierto tono de
disgusto -- y ahora mira lo que está haciendo.
Ciertamente
si había algo que no se podía negar, era el evidente amor de Lupin por
Hermione, de modo que de nada valía intentarlo. De modo que se limitó a
intentar convencer a la chica para que pensara de modo distinto, recordándole
que era joven y hermosa, y que ya llegaría el indicado.
-
No pienso rendirme --
dijo Tonks finalmente -- no voy a perder sin luchar.
Y por
mucho que Molly intentó disuadirla, cuando Tonks se marchó, a ella le quedó el
desagradable presentimiento de que la chica haría algo estúpido, y que aparte
de resultar totalmente inútil, con toda probabilidad haría daño a alguien.
Apenas
Harry vio Hermione, supo de forma inmediata que algo no iba bien, de manera que
en cuanto salieron del comedor arrastró a Ron con él hacia uno de los pasillos.
-
Tenemos que hablar con Hermione.
-
¿Por qué?
-- preguntó el pelirrojo
-
Por si no lo notaste no se presentó al
comedor, y aparte de eso la vi muy pálida parecía enferma --
dijo Harry con preocupación
-
Pues tal vez simplemente no tenía hambre, ya conoces a
Hermione probablemente esté en la Biblioteca preparando las próximas clases, y
la verdad es que no quiero que comience a darnos la lata con el asunto de los
exámenes finales, apenas estamos llegando de las vacaciones.
-
No seas necio Ron, estoy seguro de que
algo le sucede -- se detuvo y lo miró --
Hermione es nuestra amiga y si está en problemas no podemos mirar a otro
lado.
-
Si está en problemas probablemente sean
del tipo que no quiero saber -- dijo Ron con cierta nota de disgusto
-
Ya es hora de que aceptes que ella ama a…
-
No necesito que me lo recuerdes -- lo
interrumpió Ron -- y si sus problemas obedecen a eso, entonces
no quiero saberlo.
-
Te estás comportando como un estúpido,
solo falta que te cuelgues al cuello esa ridícula cadena que te regalo tu
“Lala” y el cuadro estará completo.
Dicho
esto, le dio la espalda y comenzó a caminar hacia la Torre de Gryffindor, pero
un momento después sintió que lo tomaban del brazo.
-
De acuerdo --
dijo Ron -- lo siento, claro que me importa lo que le
suceda, es solo que…
-
Está bien, puedo entender que no es fácil
de aceptar, pero sea lo que sea estoy seguro de que nos necesita.
Emprendieron
el camino nuevamente, pero tuvieron que tomar un atajo al ver que Lavender se
acercaba. Por alguna razón que Harry no comprendía, Ron parecía decidido a
evitarla, pero por el momento en su cabeza solo había lugar para el asunto de
Hermione, ya se ocuparía de averiguar qué demonios le pasaba a su amigo, porque
aunque a él le había parecido bastante ridículo el regalo de Lavender, no creía
que fuese motivo suficiente para que Ron huyese de ella.
En
cuanto entraron a la Sala Común, vieron
a Hermione que estaba a punto de subir a las habitaciones.
-
¡Ey, Ey!
-- gritó Harry --
¿Dónde crees que vas?
Hermione
se giró al reconocer la voz de su amigo.
-
Hola Harry --
saludó mientras se acercaban
-- Ron.
-
Tenemos que hablar --
dijo Harry
Por
una fracción de segundo ella consideró la posibilidad de decir que estaba muy
cansada, lo cual era cierto, porque en cuanto llegó se reunió con Dumbledore y
para su sorpresa, unos minutos después de llegar al Despacho del Director,
apareció Remus. La conversación había resultado en extremo penosa para ella,
aunque el profesor Dumbledore se había mostrado considerado y muy amable, pero
la presencia de Lupin, a quien aún no perdonaba, había hecho todo más difícil.
Luego de eso tuvo que hablar con la profesora McGonagall quien insistió en que
Madame Pomfrey la examinara y dijese que todo estaba en orden. De manera que en
realidad estaba agotada y lo único que quería era irse a la cama, pero aún así
pensó que de nada valía retrasar aquella conversación, así que aceptó hacerlo
de una vez.
-
De acuerdo --
dijo mirando a los chicos -- pero no aquí
Harry
y Ron se miraron y fue evidente para ellos que el primero había tenido razón, y
que algo serio sucedía. En silencio siguieron a la castaña fuera de la Sala
Común, y luego de recorrer algunos tramos de escaleras, ya sabían que se
dirigían a la Sala de los Menesteres. Ninguno dijo nada durante el trayecto, y
solo cuando estuvieron dentro, Harry se decidió a preguntar.
-
¿Y bien?
-- inquirió sintiendo de nuevo la
conocida opresión en el pecho, que antecedía a algo que no iba a gustarle.
-
Siéntense
-- les dijo Hermione y ellos
obedecieron de forma automática -- Escuchen, realmente estoy agotada pero de
todas maneras tenía que decírselos, así que voy a agradecerles que no comiencen
a gritar o a subirse por las paredes
-- concluyó con voz cansada
Si
antes de escuchar aquello, Harry tenía la sensación de que no iba a gustarle lo
que escucharía, después de esa advertencia no le cabía ninguna duda de que no
solo no le gustaría, sino que sería un positivo desastre. Sin embargo, se
prometió guardar la compostura.
-
Estoy embarazada --
dijo Hermione de la forma más escueta y directa
Ciertamente
nada en el mundo los habría preparado para aquella declaración. Hermione vio
perfectamente como cambiaban tanto la expresión como el color de los rostros de
sus amigos. Ron estaba pálido y parecía clavado a la silla, pero a medida que
su cerebro procesaba la información, su piel había ido adquiriendo el mismo
color de sus cabellos. En tanto que Harry, se había puesto de pie como
impulsado por un resorte y sin ser consciente de ello. Estaba tan blanco como
cualquiera de los fantasmas del castillo, pero al igual que Ron, del
desconcierto inicial había pasado a una ira violenta y si bien era cierto que no se había movido y no
atinaba a decir nada coherente, los objetos que había en la habitación
comenzaron a volar en todas direcciones y a estrellarse de manera estrepitosa
contra las paredes.
Hermione
cerró los ojos con cansancio preparándose para la tormenta, pero luego de unos
segundos se cansó de ver como todo se destrozaba a su alrededor.
-
¡Basta Harry, detente!
-
¡Voy… voy a matar a Lupin! --
logró decir por fin
A pesar
de su determinación de tomarse las cosas con calma, lo que acababa de escuchar
superaba cualquier cosa que hubiese podido esperar y de allí la violenta
reacción. Comenzó a caminar hacia la puerta pero sin previo aviso se sintió
completamente paralizado y a continuación lanzado sobre uno de los sillones.
-
Ahora
-- dijo Hermione que aún sostenía
la varita y lo apuntaba con ella -- detendrás todo esto --
dijo señalando los objetos que volaban en todas direcciones -- y
me escucharás. ¡FINITE!
Apenas
se sintió libre volvió a ponerse de pie, pero la varita de Hermione apuntó
directamente a su pecho, lo que hizo que se quedara quieto. Sin embargo, en ese
momento Ron también se puso de pie con la rabia rezumando por todos los poros,
de manera que la varita de Hermione fue direccionada hacia el pelirrojo.
-
Tú también te sentarás y escucharás.
Por
mucho que ambos quisieran hacer otra cosa, conocían perfectamente la habilidad
y el poder de la chica como para desobedecerla.
-
Detén esto Harry --
ordenó Hermione señalando un libro que acababa de pasar cerca de ellos
-
No estoy haciendo nada --
dijo el chico molesto
-
Pues cálmate --
insistió ella
Poco a
poco las cosas fueron deteniendo su enloquecida danza, mientras Harry iba recuperando
el ritmo normal de su respiración.
Luego
de que todo estuvo de nuevo tranquilo, los chicos accedieron a sentarse y
Hermione procedió a contarles desde que había ido al Hospital hasta la reciente
conversación con los profesores.
-
¿Entonces Remus no…? --
comenzó Harry poniéndose furioso de nuevo
-
¡Es un cobarde! --
vociferó Ron interrumpiendo a su amigo
Hasta
allí le llegó la compostura a Hermione que de pronto se deshizo en llanto.
Harry y Ron se miraron sin saber qué hacer. Eran perfectamente capaces de
lidiar con la rabia y con el peligro, pero las lágrimas eran un asunto
diferente. Al final Harry se acercó a Hermione y la abrazó.
-
No te preocupes -- le
dijo --
si él no lo quiere nosotros sí, y nos encargaremos de todo, te lo prometo.
Pero mientras
decía aquello, su mente consideraba distintos cursos de acción para hacer pagar
a Lupin por todo aquello, y Ron no estaba pensando muy diferente. Ninguno de
ellos sabía lo equivocados que estaban.
El
nuevo trimestre comenzó con mucha actividad, tanta que los chicos habían tenido
que postergar su intención de “hablar” con Lupin. En algunas ocasiones se
habían encontrado con los miembros de la Orden que patrullaban los pasillos de
la escuela, pero en ninguna de ellas con Remus. Harry seguía con su persecución
a Malfoy, pero en cierta forma estaba tranquilo porque lo veía muy desmejorado,
de manera que fuera lo que fuese que hacía o planeaba hacer, debía estarle
saliendo muy mal.
Las
mañanas de enero y febrero fueron fatales para Hermione, y casi ningún día
podía comer algo más que un jugo, pues su estómago se revelaba. Harry se mostraba preocupado, porque decía
que estaba demasiado pálida pero la chica insistía en que era algo normal y que
Jason había dicho que todo marchaba como debía.
El
primero de marzo, Hermione acababa de bajar para reunirse con sus amigos y
entregar su regalo a Ron, pero ninguno de los dos estaba en la Sala Común.
Salió disgustada pensando que habían bajado sin esperarla y en cierta forma
extrañada, porque era la primera vez desde que habían vuelto de las vacaciones
de navidad y ella les había informado acerca de su embarazo, que no la
esperaban. Encontró a Ginny en la mesa de Gryffindor a punto de terminar su
desayuno, de modo que tomó asiento a su lado.
-
¿Ya viste a Ron y a Harry? -- le
preguntó
-
No
-- negó la pelirroja -- No
he podido darle su regalo -- agregó señalando un paquete que tenía sobre
su regazo
-
Qué extraño --
comenzó Hermione -- normalmente…
-
¡Ginny!
-- interrumpió la voz de Dean que
frenó con un patinazo al lado del banco
-
¿Qué?
-
Ron…
-- comenzó el chico pero se
detuvo para recuperar el aliento -- lo acaban de llevar… a la enfermería
Tanto
Ginny como Hermione se levantaron como impulsadas por un resorte, y no se
detuvieron a preguntar nada sino que emprendieron una veloz carrera.
-
¡No deberías correr! --
exclamó Ginny recordando algo tarde el embarazo de su amiga
Sin
embargo, ninguna de las dos se detuvo hasta llegar a la enfermería, donde no
las dejaron pasar. Una vez en la puerta y sin saber qué hacer, se volvieron
hacia Dean.
-
¿Qué sucedió?
-
Según lo que entendí fue envenenado --
contestó el chico
Las
chicas se miraron con desconcierto y horror, pero evidentemente Dean no poseía
mayor información.
Por
fortuna la rápida y eficaz intervención de Harry había salvado la vida Ron, aún
así debió quedarse en la enfermería a recuperarse. En ese tiempo la relación de
Lavender y Ron se fue pique y la chica culpaba a Hermione por ello, aunque
nadie sabía por qué.
Harry
continuaba empecinado en cazar a Malfoy para consternación de sus amigos, para
lo que se había procurado la ayuda de Kreacher y de Dobby, pero lo único que
había sacado en claro de ello, era que Draco estaba haciendo “algo” en la sala
de los Menesteres pero al no saber el qué, tampoco podía tener acceso al lugar.
En una ocasión tuvo un extraño encuentro con Malfoy en el baño de Myrtle y con
resultados catastróficos, ya que utilizó un hechizo que había leído en el Libro
de Pociones y casi mató a Draco. Para su desgracia quien los encontró fue
Snape, aunque para buena suerte de Malfoy ya que pudo atenderlo, pero esto el
valió a Harry uno de los peores castigos de su vida.
Harry
había encontrado tiempo para hablar finalmente con Lupin y enterarse de lo que
había sucedido en realidad, y a partir de entonces se enfrascó en otra cruzada,
ahora por convencer a Hermione de que aceptase hablar con Remus, pero no había
tenido suerte con ello.
Malfoy
y compañía se habían dedicado a hacerle la vida difícil a Hermione, y por esta
razón Harry, Ron y Ginny ya se habían ganado unos cuantos castigos y habían
perdido muchos puntos para su casa, pero al menos se habían cobrado con altos
intereses todo lo que aquellos infelices le hacían a su amiga. No obstante, no
pudieron evitar que ella fuese atacada en muchas oportunidades ya que no podían
estar las veinticuatro horas con ella. En oportunidad de uno de esos ataques,
fue Ginny quien la encontró tirada en el piso del baño y se asustó mucho al
verla tan pálida, pero después de pedir ayuda, trasladarla a la enfermería y
asegurarse de que iba a ponerse bien, Harry y Ron la vieron dirigirse a la
puerta.
-
¿Ginny dónde…? --
comenzó Ron pero ella no le prestó atención y salió
Los
chicos se miraron con extrañeza, pero en ese momento la profesora McGonagall
les ordenó ir a cenar, de manera que le dieron un beso a Hermione que aun
estaba dormida y se encaminaron al comedor.
El
comedor estaba tan bullicioso como de costumbre cuando Ginny entró, pero si
alguien hubiese prestado atención al peligroso brillo de sus ojos, se habría
apartado de su camino a toda velocidad. La furiosa pelirroja caminó directo
hacia la mesa de Slytherin y sin mediar palabras sujetó a la desprevenida Pansy
por los cabellos y levantándola de la silla la lanzó al piso. Malfoy y compañía
se pusieron rápidamente de pie y extrajeron sus varitas, pero Ginny era mucho
más rápida y estaba desmedidamente furiosa, lo que era una combinación
decididamente perjudicial para el causante de la misma.
-
¡DETRAHERE! -- lanzó
la chica
Aquel
era un hechizo poco convencional y menos conocido aun, se lo había enseñado
Jason quien siempre había sido muy apegado a Ginny y era el principal artífice
de que ella hubiese desarrollado sus habilidades con tanta rapidez y precisión.
De manera que Malfoy y sus gorilas habituales, fueron limpiamente desarmados al
mismo tiempo y las varitas habían volado hacia la mano de Ginny, con el
adicional de que en el proceso habían sentido una violenta quemadura.
Harry
y Ron acababan de entrar al comedor y notaron el inusual silencio seguido de la
voz de Ginny.
-
Si dan un solo paso comprobaran en forma
muy dolorosa lo inapropiado de atravesarse en mi camino -- les
estaba diciendo Ginny a los Slytherin
Pansy
había tenido oportunidad de ponerse de pie y Ginny se fue derecha hacia ella y
le estampó una sonora bofetada. Ron tuvo intención de acercarse a su hermana
pero Harry lo detuvo.
-
A diferencia de ti yo no soy estúpida, y
sé que no puedo probar que tú lo hiciste, pero tú y yo sabemos que fue así. De
manera que si a Hermione vuelve a sucederle algo, te juro que aunque me
expulsen me aseguraré de que lo pagues muy caro, y en caso de que no me creas,
te sugiero pensarlo mejor
Los
profesores Flitwick y Sprout ya se habían acercado en carrera al notar la
conmoción.
-
¿Qué está sucediendo aquí? --
preguntó Flitwick
-
¿Señorita Parkinson? --
preguntó Sprout, pero como ella no dijo nada --
¿Señorita Weasley?
-
Nada profesora, solo quise hablar con
Parkinson de “algo” importante y los idiotas de Malfoy, Crabbe, Goyle y Vaisey
intentaron atacarme -- dijo Ginny con el mayor descaro
Aunque
aquello era una mentira flagrante, ya todos conocían lo suficiente a Ginebra
Weasley y sabían que si la desmentían podía costarles muy caro, de modo que
todos guardaron prudente silencio. Los Gryffindor fueron enviados a su mesa
después de que Ginny les entregó las varitas que les había quitado, y los
Slytherin fueron reprendidos por los profesores.
-
Ginny…
-
Cierra la boca Ronald Weasley, acabo de
asegurarme de que ninguno de esos imbéciles vuelva a hacerle algo a Hermione
Dicho
esto abandonó el comedor porque en realidad no tenía hambre. Harry y Ron se
miraron con cierto desconcierto.
-
Bueno, creo que nadie medianamente
inteligente se arriesgaría a incurrir en su ira, pero como sabemos que los
Slytherin carecen de eso, debemos seguir atentos --
dijo Harry, pero Ron seguía mirando por donde se había marchado su
hermana -- ¿Qué?
-- preguntó Harry al ver su
actitud pensativa
-
Nada, solo estaba pensando en el pobre
desdichado que se case con ella
A
Harry no le hizo mucha gracia aquel comentario, pero no agregó nada más.
Jason
había continuado con sus visitas a Hogwarts para el control del embarazo de
Hermione, pero cada vez estaba más preocupado. La chica parecía estar
deteriorándose con el paso del tiempo, y un enorme terror comenzó a crecer en
el interior del sanador.
Remus
por su parte seguía intentando acercarse a Hermione, y ella seguía rechazándolo
sin darle ni siquiera la oportunidad para explicarse. Una noche se la encontró
de frente saliendo de la biblioteca y lo intentó de nuevo.
-
Herrmione…
-
Tengo prisa -- lo
cortó ella e intentó seguir su camino
-
Hermione por favor, tenemos que
hablar -- pero ella se giró con la ira brillando en los
ojos
-
Yo no tengo nada que hablar con usted profesor, así que déjeme en paz
Le dio
la espalda y continuó su camino dejando a Remus sumido en el más profundo dolor
y desesperación.
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