Jason y Bill se miraron solo un segundo y en
cuanto el fénix desapareció, se apuntaron el uno al otro y sin mediar palabra.
-
¡MUTARE!
Ambos rayos alcanzaron su objetivo y los chicos
cambiaron de aspecto, Jason se volvió rubio y Bill moreno, y adquirieron
facciones que les eran totalmente desconocidas. Una vez hecho esto y tal y como
les había indicado Dumbledore, subieron a toda prisa saliendo al pasillo aún
desierto. Pero no tardaron en escuchar pasos que se acercaban a toda prisa, de
modo que corrieron en la dirección contraria, pero al instante siguiente se
detuvieron.
-
Esto es
ridículo -- dijo Jason
-- por aquí no saldremos
Bill asintió y se preparó para hacer frente a los
guardias. Pocos segundos después los vieron aparecer y no perdieron el tiempo.
-
¡PROPULSUM! -- lanzó Jason, empujando a los guardias sobre
los que venían atrás
-
¡STUPEFACIO! -- atacó Bill aturdiendo a dos de ellos
-
¡ASTRICTUM! -- les lanzaron los guardias con intención de
atarlos
-
¡SUPRESUM! -- se defendió Jason desviando el hechizo
-
¡DELAPSUS! -- los atacó Bill y rodaron por el piso
-
¡CONSTRICTUM!
-- les lanzó Jason deteniendo los movimientos de éstos -- ¡DEVINCTUM! -- y
unas gruesas cadenas rodearon a los individuos
Jason y Bill corrieron saltando por encima de los cuerpos atados y
subieron a toda prisa las escaleras, preguntándose dónde estaría Dumbledore y
sobre todo si estaba en muchos aprietos. Su pregunta quedó respondida en cuanto
llegaron al Atrio, porque allí tenía lugar un verdadero pandemónium. Los
guardias estaban siendo atacados pero no
se veía a nadie, todo lo que alcanzaban a ver eran los rayos que partían de
diversos lugares. Los chicos se miraron y sonrieron, definitivamente Dumbledore
podía estar todo lo loco que la gente quisiera, pero sin duda era un gran mago.
Ellos aprovecharon la confusión para avanzar
hacia las escaleras del otro lado y alcanzar de nuevo la oficina del Ministro,
pero a medio camino y como era inevitable, fueron notados y varios amenazantes
rayos llovieron sobre ellos.
-
¡REPELLO!
-
¡REVERSUM!
Habían comenzado a defenderse pero la única
manera de salir de allí era atacar.
-
¡DEFRINGO! -- lo hizo Jason y fue audible el sonido de
huesos al quebrarse y el grito del guardia
-
¡SUPLICIUM! -- lanzó Bill y escuchó a los guardias a los que
había alcanzado aullar de dolor
Los chicos se miraron durante un segundo con
cierto grado de arrepentimiento, porque aquellos hombres solo cumplían con su
deber, y Dumbledore les había advertido que procurasen hacerles el menor daño
posible. Pero era eso o arriesgarse a ser atrapados. Para su buena fortuna no
eran tantos y confiaban en ponerlos fuera de combate lo antes posible y
abandonar el Ministerio antes de que las alarmas atrajeran a los Aurores.
Dumbledore había despejado buena parte del
camino, pero aún faltaba un buen trecho para alcanzar las escaleras. Habían
logrado llegar hasta el mostrador de recepción, pero en el momento que Bill se
volvió para decir algo a Jason, éste lo empujó y cayó de espaldas. Un segundo
después veían como el mostrador saltaba por los aires.
-
Creo que el
empujón te dolió menos -- bromeó Jason
Bill se cuestionó seriamente la cordura de su
primo, porque a quién se le ocurría bromear en un momento como aquel. Pero no
tuvieron tiempo para nada más porque las maldiciones seguían llegando. Se
miraron, asintieron y se levantaron al mismo tiempo.
-
¡VULNERO!
-
¡AFLIGO!
Ambos atacaron y dieron en sus objetivos, pero
enseguida les llovieron las maldiciones.
-
¡Demonios! --
exclamó Jason -- Son más de los que esperábamos
-
¡CORRUMPO!
-
¡COMPRIMO!
Los estaban atacando sin ningún miramiento, de
modo que tuvieron que defenderse de igual forma. Apenas habían logrado avanzar
un poco más cuando Bill divisó a un par de individuos que según la información
que poseían, trabajaban para Voldemort. Cuando se volvió para advertir a Jason,
lo invadió el horror, porque Jason sangraba profusamente aunque no podía ver de
dónde salía la sangre. Se parapetaron tras una columna en el momento que algo
estalló en medio de ellos y sus atacantes. Bill aprovecho el breve momento de
tranquilidad y miró de nuevo a su primo.
-
Déjame ver
esa herida -- le dijo levantando su varita, pero Jason le
sujetó el brazo
-
Olvídalo -- le
dijo --
eres bueno para destruir pero no para arreglar.
-
Nos seas
necio Jason, no nos sirve que te desangres aquí y ahora.
Sin embargo, no pudieron continuar la discusión
en ningún sentido porque una maldición acababa de impactar en la columna tras
la que se encontraban y tuvieron que moverse. Después de varios minutos más de
enconada lucha y luego de que un “Avada”
impactará muy cerca, Jason perdió la paciencia.
-
Así no
saldremos nunca de aquí -- dijo y acto seguido -- ¡CONVULSUM! --
lanzó apuntando al techo que comenzó a ceder -- ¡DEPRESSUM! --
ahora lo lanzó contra el piso y este comenzó a abrirse bajo los pies de
los guardias -- ¡FLAGRO! -- y
una columna de llamas se alzó entre ellos y los guardias que aún estaban en pie
-
¡Jason
basta! -- exclamó Bill
-- ¿Piensas destruir todo el
edificio?
-
Si es la
única manera de salir de aquí, sí
-- contestó el chico
Pero en ese momento Bill notó con enorme
preocupación, que Jason estaba mortalmente pálido, tenía que sacarlo de allí a
toda prisa. No obstante, antes de que ideara la forma de hacerlo, Dumbledore
apareció a su lado.
-
Kingsley y
Tonks acaban de llegar -- les dijo
-- y por supuesto no vienen solos.
A continuación recogió la balanza donde
examinaban las varitas y que solía estar sobre el mostrador, pero ahora estaba
destrozada y apuntó hacia ella.
-
¡PORTUS! -- el artefacto emitió un brillo azulado y luego
se volvió opaco de nuevo -- de prisa tómenlo
-
¿Y
usted? -- preguntó Bill
-
Descuida, yo
puedo salir sin ser visto -- le aseguró
-- Llévalo a casa -- lo
urgió mirando a Jason que apenas podía mantenerse en pie.
Les dio el traslador
al tiempo que les devolvía su aspecto original. Ambos sujetaron el traslador pero Jason perdía las fuerzas.
-
Sujétalo -- le
ordenó Dumbledore a Bill
Bill sujetó el traslador con una mano y con la otra aferró tan firmemente como
pudo a Jason justo en el momento en que desaparecían. Sin embargo, fueron los
minutos más angustiantes de su vida, porque sentía que Jason se le resbalaba y
no podía hacer nada.
Después de la cena, Hermione había compartido un
rato con los chicos y luego se había excusado para subir a la habitación que
compartía con Ginny. Se tumbó en la cama y unos minutos después se incorporó y
abrió el cajón de la veladora extrayendo un trozo de pergamino. Era uno que le
había enviado Remus temprano, le decía como siempre que estaba bien, que la
extrañaba pero que seguía ocupado. Aquello no era mucho para Hermione, y como
no especificaba de qué se trataba lo que hacía, ella vivía con cierta angustia
que aquel día en particular se había acrecentado. Por esa razón estaba
releyendo el pergamino, intentando encontrar en él alguna pista acerca de lo
que hacía Remus, pero no había nada que se lo indicara. Después de leerlo
varias veces, volvió a guardarlo, pero la sensación de angustia persistía. No
obstante, y no pudiendo hacer nada, al poco rato se tumbó de nuevo en la cama,
y cerró los ojos cuando escuchó que Ginny abría la puerta. No era que no le
gustase hablar con su amiga, pero en aquel momento no le apetecía, de modo que
prefirió que la creyese dormida.
No supo en qué momento se quedó dormida en
realidad, pero despertó sobresaltada y con el corazón latiéndole a toda
velocidad. Lo primero que pensó fue que Remus estaba en peligro y su angustia
se multiplicó. Pero unos segundos después se dijo que aquello no tenía sentido,
porque ciertamente él había estado en serio peligro en muchas oportunidades en
el pasado reciente y ella nunca se había sentido de aquella manera. Aunque
luego se preguntó si el hecho de su relación hubiese alcanzado un nivel más
íntimo, tenía aquel efecto. Pero finalmente sacudió la cabeza y se reprendió a
sí misma por pensar tantas tonterías juntas. Se incorporó quedando sentada en
la cama, pero después de un rato decidió que necesitaba levantarse, se preguntó
qué hora sería porque no se escuchaba ningún sonido en la casa y sabía que la
señora Weasley acostumbraba a retirarse muy tarde, por lo tanto debía ser
pasada la medianoche. Soltó la cadena regalo de Jason que aún pendía de su
cuello, y que él se había negado a recibir de vuelta, y con la que acostumbraba a juguetear sobre todo
cuando estaba nerviosa.
Se levantó y con cuidado abrió la puerta, prestó
atención y no escuchó nada, de modo que salió al pasillo cerrando la puerta con
sigilo. Comenzó a descender teniendo cuidado de no pisar el escalón que crujía.
Cuando llegó abajo se asomó al salón pero estaba desierto, siguió a la cocina
que se encontraba igualmente vacía y finalmente decidió salir al patio.
La noche era fresca y el cielo estaba cuajado de
estrellas. Permaneció un rato mirándolo, pero aún después de todo ese rato,
seguía sintiéndose angustiada. Caminó hacia la cerca recordando el día que
Remus la había encontrado allí y miró hacia abajo, pero ese día no había ningún
gnomo intentando morder sus tobillos. Se recostó de la cerca y en forma
automática volvió a llevarse la mano a la cadena. Se preguntó dónde estaría
Remus en ese momento y si Bill y Jason estarían con él. Cuando había llegado el
mensaje de Bill avisando que no iba a comer porque tenía trabajo con la Orden,
recordó el pergamino que le había enviado Remus y fue cuando comenzó su
preocupación, porque pensaba que seguramente andaban en el mismo asunto. No
sabía entonces lo equivocada que estaba.
Estaba a punto de volverse para entrar de nuevo
en la casa, cuando escuchó que algo pesado caía cerca de allí. Giró la cabeza
en dirección al sonido y vio los rojos cabellos de Bill, pero también vio que
intentaba levantar algo. Caminó en aquella dirección y notó que el “algo” era realmente
“alguien”.
-
Jason --
murmuró de forma automática y corrió hacia ellos
Efectivamente, cuando estuvo más cerca comprobó
que era él y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no gritar, porque si bien el
ropaje oscuro que llevaban habría podido ocultar la sangre, esto no era posible
cuando ésta brotaba en forma alarmante.
-
¡Jason! --
exclamó ahora en forma audible haciendo que Bill girara la cabeza --
¿Qué sucedió? -- preguntó cuándo estuvo solo a unos pasos
-
No puedo
explicártelo ahora -- dijo el pelirrojo --
tengo que llevarlo dentro y atender la herida
Había sido inútil intentar que el chico se
pusiera de pie, porque en el lapso de tiempo que había durado el traslado, Jason
había perdido el conocimiento y lo que Hermione había escuchado en el silencio
de la noche, había sido el cuerpo de él al chocar violentamente contra el piso
cuando llegaron. De manera que Bill lo apunto con su varita.
-
¡TRANSLATIO! -- murmuró el hechizo y el cuerpo de Jason se
elevó en el aire y él lo guió hacia la casa.
-
¿Los demás
están bien? -- preguntó la chica pensando en Remus
-
¿Los
demás? -- preguntó a su vez Bill -- No
había nadie más con nosotros.
Por un lado se sintió aliviada y por el otro
deseó que Remus estuviese a salvo, fuere cual fuese el trabajo que le habían
encargado. Entraron a la casa y subieron tan aprisa como pudieron hasta llegar
a la habitación que usualmente compartían Bill y Jason. Lo colocó en la cama y
miró a Hermione.
-
¿Podrías
quedarte un momento con él? -- el preguntó
-- Voy por mi madre.
-
Por
supuesto -- dijo ella y Bill salió
Hermione se acercó a la cama y se le encogió el
corazón. El chico estaba tremendamente pálido, evidentemente había perdido una
gran cantidad de sangre y su brazo derecho estaba en una posición anormal, por
lo que dedujo estaba seriamente dañado a causa de una fractura abierta. Acercó
su mano al rostro de Jason para retirarle el cabello de la cara y en ese
momento él abrió los ojos. Intentó decir algo pero no pudo.
-
Tranquilo,
vas a ponerte bien -- le dijo ella, pero era improbable que la
hubiese escuchado porque había perdido el conocimiento de nuevo.
Molly y Arthur Weasley entraron apresuradamente
en la habitación seguidos de Bill. Arthur procedió a desaparecer la camisa de
Jason y quedó al descubierto la herida. Bill tuvo que sostener a Hermione,
porque ante la visión que apareció ante ellos, la chica se tambaleó. No solo
era la abertura por donde sobresalía el hueso astillado, sino que tenía otras
dos aberturas con un aspecto nada tranquilizador y de las que seguía manando la
sangre.
-
¡Por las
Barbas de Merlín! -- exclamó Molly
-- Lo masacraron ¿dónde estaban
metidos ustedes?
Bill miró con incomodidad a su padre y éste
acudió en su ayuda.
-
Vamos Molly,
sabes perfectamente que no puede decírtelo
-- le recordó
-
Lo que me
parece una tontería -- se quejó ella mientras intentaba detener la
sangre -- todos pertenecemos a la Orden.
-
Se llama
información compartimentada querida
-- dijo Arthur -- en
caso de tener la enorme desgracia de que alguno de nosotros fuese atrapado, y
de algún modo obligado a hablar, no obtendrían sino la parte de información que
maneja el prisionero. Es una cuestión de seguridad.
Hermione entendió el razonamiento y la verdad era
que no le interesaba dónde habían estado, lo que le interesaba era saber si
podrían atender aquello.
-
Esto es
Magia Oscura -- dijo Molly
-- lo que yo puedo hacer no puede
combatir esto.
Arthur le hizo señas a Bill y abandonaron la
habitación.
-
Debes
ponerte en contacto con Dumbledore
-- le dijo --
infórmale lo sucedido si es que no lo sabe, él sabrá qué hacer.
-
Bien -- dijo
Bill y corrió escaleras abajo rogando porque el anciano hubiese salido bien
librado del Ministerio
Dumbledore se encontraba en su despacho cuando
recibió el urgente mensaje de Bill. Que
Jason tuviese una herida producto de Magia Oscura, solo confirmaba sus
sospechas de que los mortífagos estaban trabajando dentro del Ministerio. Envió
a su vez un mensaje que fue respondido de inmediato, y unos minutos después
entraba Snape en su despacho.
-
¿Qué otra
parte de tu anatomía has decidido dañar ahora?
-- preguntó con acidez
-
No se trata
de mí Severus -- le dijo dirigiéndose hacia la chimenea -- Se
trata de Jason, está mal herido y con lo que se sospecha sea Magia Oscura.
-
¿Prewet? --
dijo con cierta extrañeza, y luego agregó en forma desagradable
-- Esos niños no deberían estar
jugando con…
-
¿Recuerdas
qué edad tenías cuando ingresaste a las filas de los mortífagos y luego a las
nuestras? -- lo interrumpió --
Vamos, esto es urgente.
-
¿Vamos? ¿A dónde se supone que vamos?
-
A La
Madriguera, naturalmente.
-
¿Es
necesario? -- preguntó Snape poniendo cara de asco
-
Sí Severus,
es necesario -- le contestó con paciencia -- es
allí donde se encuentra
-
Podrías
trasladarlo aquí.
-
No está en
condiciones.
Aquello fue dicho en forma severa y que no
admitía más discusión. De modo que a Snape no le quedó más remedio que
seguirlo.
Bill caminaba de un lado a otro en el Salón
cuando vio que las llamas de la chimenea cambiaban de color. No perdieron el
tiempo en saludos.
-
¿Dónde está?
-
Vengan
conmigo.
Subieron a toda prisa y al entrar en la
habitación todos miraron a los visitantes sin que les fuera posible ocultar la
sorpresa de ver a Snape allí. Pero se repusieron rápidamente.
-
Tiene mucha
fiebre -- dijo Molly con angustia
-
No te preocupes -- la
tranquilizó Dumbledore -- va a ponerse bien.
-
Yo en tu
lugar no ofrecería nada parecido hasta tanto no revisemos esa herida --
dijo Snape en forma poco misericordiosa y sin tener en cuenta la
angustia de los presentes -- Déjenme solo
-- ordenó por último mientras se
acercaba a la cama
Arthur tomó a su mujer por el brazo y comenzaron
a caminar hacia la puerta.
-
Eso también
es contigo sabelotodo -- le
dijo en forma desagradable a Hermione
La chica no había reaccionado primero de la
sorpresa de verlo allí, y segundo de lo que había dicho de forma tan
inmisericorde. De modo que Bill la tomó por un brazo y la arrastró hacia
afuera.
Hermione no tenía idea de cuánto tiempo había
transcurrido desde que abandonaron la habitación, hasta que Snape salió de
ella, pero le había parecido que era una eternidad. Todos se abalanzaron sobre
el profesor y este los detuvo con la mirada.
-
¿Cómo
está? --
preguntó Molly con los ojos llenos de lágrimas
-
Hice todo lo
necesario -- dijo Snape ignorando a Molly y dirigiéndose a
Dumbledore -- ¿Puedo marcharme?
-
¿Alguna
recomendación especial? -- preguntó éste
-
Él es
sanador ¿no? -- fue su respuesta --
Cualquier otro asunto podrá atenderlo él mismo.
-
Gracias
Severus -- dijo el anciano
Snape asintió y comenzó a caminar hacia las
escaleras, pero antes de bajar se volvió y miró a Hermione.
-
Por alguna
razón que asumo será la fiebre, porque de otra forma no alcanzo a comprender
que alguien desee tu compañía, el infeliz te ha estado llamando.
Dicho esto se volvió y comenzó a descender
seguido de Arthur. Hermione miró a Molly como solicitando su permiso para
entrar.
-
Claro
querida, pasa -- dijo la mujer y Hermione entró a toda prisa
junto con ella
Dumbledore y Bill se quedaron en el pasillo, y una
vez que ellas entraron se miraron interrogándose con las miradas.
-
No vi quien
lo hizo -- comenzó Bill
-- pero tengo pocas dudas, vi a
Callahan y Jugson entre los guardias.
-
Entiendo --
dijo Dumbledore
-
Se pondrá
bien ¿verdad? -- dijo Bill mirando hacia la puerta de la
habitación -- Snape no dijo mucho en realidad.
-
En su
lenguaje eso significa que sí, no te preocupes
-- y luego de una pausa --
Habrá que reportarlo enfermo al Hospital
-
Descuide, yo
me encargo de eso.
-
¿Consiguieron
algo?
En ese momento Bill recordó el trozo de pergamino
que estaba en su bolsillo. Metió la mano en él y lo extrajo. Sintió una punzada
cuando vio que en una de las esquinas estaba manchado de sangre, pero se repuso
y se lo extendió a Dumbledore. Él le echó un vistazo y luego lo apuntó con su
varita.
-
¡EFFINGERE! -- al instante otro pergamino exactamente igual
había aparecido -- Me llevaré la copia y la examinaré con
calma --
y le devolvió el pergamino a Bill
Jason pasó los siguientes tres días bastante mal.
Molly le había compuesto el hueso roto y las heridas que Snape había
atendido se habían cerrado, pero Dumbledore les advirtió que la Magia Oscura
siempre tiene secuelas. Y efectivamente durante esos días, Jason estuvo
con fiebre alta y tenía escasos períodos
de consciencia.
Hermione se había tomado el asunto de forma
personal y no quiso moverse del lado del chico. Ayudaba a Molly a mantenerlo
fresco cuando la fiebre subía mucho, a alimentarlo cuando medio despertaba, y
administrarle las pociones que necesitaba. Al final del segundo día, la señora
Weasley la miró con preocupación.
-
Debes ir a
descansar Hermione, yo me quedaré con él esta noche.
-
No estoy
cansada -- mintió en forma flagrante --
usted trabaja mucho durante el día y sí debe descansar.
-
Sabes que no
tienes que hacer esto ¿verdad?
-
Lo sé --
reconoció la castaña -- lo hago porque así lo quiero. El hecho de que
hayamos roto nuestro compromiso, no significa que no me importe. Usted sabe que
lo quiero mucho.
Molly no discutió con ella y abandonó la
habitación con la secreta y lejana esperanza de que las cosas cambiasen algún
día para ellos.
Jason despertó cerca del amanecer y vio a
Hermione dormida con la cabeza caída sobre el hombro.
-
Linda… -- la
llamó y ella despertó de inmediato
-
Aquí
estoy --
dijo enderezándose y con
intención de comprobar si tenía fiebre, porque Jason no la había vuelto
a llamar así desde que habían terminado
-
No tengo
fiebre -- le dijo él al ver que ella dirigía la mano
hacia su frente
-
Me alegra
saberlo señor sanador, pero si no le molesta quiero comprobarlo yo misma -- él
sonrió y la dejó hacer.
-
¿Lo ves?
Te lo dije -- y
ella asintió -- Tengo sed, podrías…
Pero ya ella iba hacia el aparador por el agua. Lo ayudó a beber y luego colocó
el vaso en la veladora.
-
Gracias -- le
dijo él -- Creo que tuve una noche agitada.
-
¿Una noche…? --
comenzó, pero se dio cuenta que él no estaba consciente de cuánto tiempo
había transcurrido
-
¿Qué día es
hoy? --
preguntó Jason con preocupación al captar los pensamientos de la chica
-
Viernes --
dijo ella
-
¡Demonios! --
exclamó intentando incorporarse
-
Tranquilízate
o llamaré a Bill o al señor Weasley
-- lo amenazó ella
-
No puedo
quedarme aquí, tengo que…
-
No tienes
que hacer nada Jason -- dijo ella exasperada y dejando salir toda la
tensión acumulada -- ¡Fuiste a no sé
dónde a que te hicieran picadillo, nos diste un susto enorme y llevas casi tres
días con una fiebre devastadora, así que no te moverás de la maldita cama! ¿Me has comprendido?
Los efectos de tres angustiosos días con sus
noches, habían hecho explosión y luego de decirle todo aquello, rompió a llorar
y abandonó la habitación a toda prisa chocando en su huida con la señora
Weasley. Molly entró a la habitación
espantada, pero apenas lo hizo, Jason que ya se había recuperado de la sorpresa
y estaba sentado en la cama llamando a Hermione, se detuvo.
La señora Weasley respiró aliviada y colocando
los brazos en jarras se enfrentó a su sobrino.
-
¡Jason
Fabián Prewet! -- exclamó -- Dime
que le has hecho a la pobre criatura.
-
Nada --
contestó a toda prisa -- solo dije que tenía que levantarme y…
Lo siguiente fue una larga reprimenda de parte de
Molly, con más o menos el mismo contenido de lo dicho por Hermione aunque mucho
más explícito, y con la información extra de que la chica había pasado los
últimos tres días pegada a su cama. Jason se sintió feliz y miserable al mismo
tiempo, pero a diferencia de su tía, él tenía la plena seguridad de que
Hermione terminaría siendo suya si tenía la suficiente paciencia y ciertamente
la tenía.
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