Al filo de la navaja

Al filo de la navaja
Nuestro pasado no determina nuestro futuro, son nuestras decisiones y nuestras acciones las que lo hacen. Así como tampoco somos responsables por lo que nuestros antepasados hayan hecho o pretendido hacer de nosotros, pero sí lo somos de lo que decidamos hacer con ello. El pasado es un hecho, el presente lo construimos segundo a segundo, y el futuro es un lugar incierto que siempre nos mantendrá… Al Filo de la Navaja

domingo, 29 de junio de 2014

Cap. 18 La Mentira



El día del último examen, Harry estaba agotado y lo único que deseaba era que todo terminara de una vez y que comenzaran las vacaciones de verano. La verdad, era la primera vez que deseaba aquello con tanta vehemencia, aunque eso significase volver con los Dursley.  Desde que los gemelos habían emprendido su espectacular vuelo hacia la libertad, él había deseado muchas veces hacer lo mismo. Solo esperaba poder pasar el menor tiempo posible en la casa de sus parientes, y que le permitieran regresar pronto al número 12 de Grimmauld Place, y al lado de Sirius.

Sin embargo, las cosas nunca eran fáciles, y menos para él. Mientras intentaba responder las preguntas del examen de Historia de la Magia, su mente se vio repentinamente invadida por unas imágenes aterradoras. Pero cuando Harry volvió a tener consciencia, se debatía y gritaba que no quería ir a la enfermería. Le llevó algún tiempo convencer al profesor Tofty que solo se había quedado dormido y había tenido una pesadilla. Pero cuando lo dejaron salir del Gran Comedor, realmente sí se dirigió a la enfermería, pero no porque necesitase que Madame Pomfrey lo atendiese, sino porque le urgía hablar con la profesora McGonagall. Había visto con toda claridad, que Voldemort tenía a Sirius y lo estaba torturando, y al igual que le sucedió cuando vio el ataque al señor Weasley, no le cabía ninguna duda de que aquello estaba sucediendo en realidad, y sabía exactamente dónde.

Se llevó la peor de las sorpresas cuando la enfermera le dijo que la profesora había tenido que ser trasladada al Hospital. Se sintió desesperado, no estaba Dumbledore y no estaba McGonagall que a pesar de su carácter áspero, era alguien en quien siempre había podido confiar. S u cabeza era un caos, pero en medio de él, una vocecita le susurró “Ron y Hermione” Salió  en carrera hacia el vestíbulo y al llegar al último tramo de escaleras los divisó. Ambos corrían a su vez hacia él.

Le tomó un buen rato intentar convencer a Hermione de que lo que él tenía no eran “simples” pesadillas, pero ella se mostraba bastante escéptica ante todo aquello, y más cuando Harry les aseguró que estaban en el Departamento de Misterios del Ministerio de Magia, ya que ella sostenía que tanto Sirius como Voldemort, eran los dos magos más buscados del mundo y no podrían estar tranquilamente en el Ministerio a las cinco de la su tarde. Pero finalmente había accedido a ayudar con la única condición de que verificasen primero, si realmente Sirius había salido de Grimmauld Place.


Sirius se había levantado temprano esa mañana, y había ido directamente a la habitación de su hijo, mientras Anne aun dormía. Como solía hacerlo cuando no había reuniones de la Orden, la pasada noche se había quedado con su mujer y su hijo. El pequeño Anthar ya tenía cerca de tres meses, y no era ni la sombra de lo que fue al nacer. Se había desarrollado en excelente forma y según los médicos, sería un niño fuerte y saludable. Y para mayor orgullo de su feliz padre, sin duda sería su vivo retrato. Anthar tenía una impresionante melena negra, y sus ojos eran tan grises como el acero. En líneas generales era tan Black como el que más, lo único que tal vez podría atribuírsele a la contribución genética de su madre, según Remus, era que el niño parecía ser tranquilo, casi no lloraba y sonreía mucho, aunque la sonrisa sin duda era la de su padre.

Anne Marie por su parte, estaba feliz de que su hijo se pareciese tanto a Sirius, porque en su parcial opinión, no había un sujeto más guapo. Lo único que la había preocupado, y no por ella, sino por la posible decepción que podría significar para Sirius, era el no saber si Anthar heredara su condición “no mágica” o por si el contrario en ello también sería como su padre. Pero esta preocupación había desaparecido unos días después de que él bebe saliese del hospital, cuando Sirius apareció muy contento porque le había llegado, ella no sabía con exactitud qué, pero era algo así como un certificado, donde decía que el chico era un mago también. De modo que Anne Marie no podía estar más feliz, no solo le había dado un hijo hermoso, sino que sería igual a él.

Sirius entró a la habitación y se acercó con sigilo a la cuna, cosa completamente innecesaria, ya que el pequeño Anthar estaba despierto. Sonrió y lo alzó en brazos yendo a sentarse en un sillón cerca de la ventana. Como era su costumbre, comenzó a hablarle de su mundo, de Hogwarts, de sus amigos y de Harry. Sirius había decidido que el chico fuese su padrino y Anne había estado de acuerdo, aunque aún no lo conocía.

-             ¿Sabes que lo estás mal acostumbrando?

Sirius giró la cabeza al escuchar la voz de Anne Marie y luego de procesar lo que acababa de decirle, frunció el ceño.

-             ¿Por qué?

-             Porque cuando no estás, debo pasarme el tiempo hablándole, pero eso no parece ser suficiente porque sigue mostrándose inquieto y en ocasiones protesta muy ruidosamente, y la única conclusión a la que he llegado, es que es tu culpa  -  finalizó con una sonrisa  -  Te extraña igual que yo, cuando no estás.

Sirius rio de forma escandalosa y él bebe hizo lo propio y Anne Marie se lo quitó de los brazos.

-             ¡Ey!  -  protestó él

-             Lo siento señor  Black, pero este caballerito debe ser aseado y alimentado.

No le quedó más remedio que aceptar. Después que Anthar fue bañado y vestido adecuadamente, bajaron al jardín para que el niño tomara algo de sol. El médico había recomendado que lo hiciese durante las mañanas, y finalmente, le dio su biberón. Sin embargo y contrario a sus costumbres, el pequeño no se durmió, del mismo modo que no durmió más tarde. Unas horas después, ya Anne estaba preocupada, no era usual que un bebe de pocos meses, pasase tanto tiempo despierto. No obstante, Sirius no encontró nada de malo en ello y pasó todo el día hablándole a su hijo como si realmente éste pudiese entenderlo.

Poco después de mediodía, Sirius recibió un mensaje de Remus, donde le avisaba que Jason había notificado que la profesora McGonagall había sido traslada aquella mañana al Hospital, que él mismo la había recibido, y que realmente estaba delicada.

Hacia las seis de la tarde Sirius anunció que debía marcharse, porque aquella noche habría reunión. Pero de la manera más insólita, Anthar en ese momento comenzó a llorar con desesperación. Por un momento creyeron que estaba enfermo, ya que aparte de que casi nunca lloraba, mucho menos de aquel modo. Anne Marie decidió llevarlo al Hospital, pero en cuanto lo colocó en brazos de su padre mientras ella iba a cambiarse, del mismo modo que había comenzado el llanto, este cesó. Más tranquilos, Sirius lo volvió a poner en brazos de su madre, y enseguida comenzó el llanto de nuevo.

-             ¡Por todos los cielos!  -  exclamó ella  -  Esto no es posible

-             ¿El qué?  -  preguntó Sirius desconcertado

Pero por toda respuesta, Anne Marie volvió a colocar a Anthar en brazos de Sirius, y nuevamente cesó el llanto.

-             ¡Por las Barbas de Merlín!  -  exclamó Sirius mirando al niño  -  ¿No quiere que me vaya?  -  preguntó ahora mirando a Anne

-             Mi razón me indica que eso no es posible, tiene poco más de dos meses  -  dijo ella  -  pero por otro lado, creo que los hechos hablan por sí solos.

Sirius sonrió complacido mientras miraba al niño y éste le devolvía la mirada. Sin embargo, no podía retrasar más su partida.

-             Lo siento Anthar  -  le dijo  -  pero papá tiene una responsabilidad que cumplir, prometo volver tan pronto como me sea posible.

Le dio un beso a su hijo en la frente y volvió a dárselo a Anne. El niño no volvió a llorar, de modo que Sirius se despidió de Anne Marie un poco más tranquilo y se marchó. Pero apenas abandonó la casa, Anthar comenzó a llorar de nuevo y no hubo forma de que Anne Marie pudiese calmarlo. 

Sirius llegó con suficiente tiempo antes de que comenzara la reunión, de modo que subió a la que había sido la habitación de su madre a alimentar a Buckbeak. Se quedó mucho rato allí, recordando su huida primero de Azkaban y luego de Hogwarts. Acarició el lomo del animal y abandonó la habitación.

Un rato después, vio con asombro que la cabeza Snape aparecía en la chimenea.

-             ¡Black!  -  llamó

-             ¿A qué debo el dudoso honor?  -  preguntó él agachándose un poco

-             De modo que allí estás.

-             Evidentemente  -  le dijo

-             Ya lo imaginaba, escondido en casa de “mamá” como siempre  -  dijo Snape con malignidad

Pero ya Sirius había decidido que aquel individuo era demasiado miserable como para seguir perdiendo el tiempo en molestarse con él.

-             Si eso es todo…

Pero no alcanzó a terminar cuando ya Snape había desaparecido de su vista. Se encogió de hombros y siguió leyendo El Profeta hasta que comenzaron a llegar  los miembros de la Orden. Su prima venía peleándose con Remus a causa de no sabía qué asunto, mientras que Ojo Loco y Kingsley discutían las últimas órdenes de Fudge. Después que los saludó a todos, pidió a Remus acompañarlo un momento, y cuando estuvieron solos en el estudio, le comentó el extraño comportamiento de Anthar.

-             Pues sí que es extraño  -  estuvo de acuerdo Lupin  -  y aunque pienso igual que Anne y se supone que a esa edad no puede entender algo así, al igual que ella no tengo ninguna explicación razonable.

-             Demonios  -  exclamó él  -  pensé que tú podías saber algo más de este asunto.

-             Te recuerdo que no tengo hijos  -  dijo Remus  -  así que difícilmente…

-             No seas necio Lunático, no lo digo por eso, sino porque te has pasado la vida de cabeza en los libros, y deduje que tal vez podrías tener información al respecto.

-             Pues no, no tengo noticias de cosas así, pero quizá Dumbledore sí pudiese decirnos algo.

-             Claro, y tendré que hablarle de Anne y de Anthar.

-             ¿Y para cuándo piensas dejarlo?  -  preguntó  -  Creo que ya va siendo hora de que le informes. La verdad no sé cómo has logrado ocultárselo tanto tiempo.

-             Yo tampoco, pero en el momento en que comience a hacerle preguntas tan sospechosas como esa, sin duda lo averiguará. 

Sin embargo, suspendieron la conversación cuando escucharon que llegaba más gente. Jason y Bill acababan de llegar y se metían con Tonks a causa de su cabello.

-             Los demás están demorando ¿no?  -  dijo Jason  -  y nosotros que pensábamos que veníamos con retraso.

Pero apenas había terminado de decir aquello la cabeza de Snape volvió a aparecer en la chimenea.

-             ¡Black!

-             ¿Otra vez tú?  -  preguntó Sirius con fastidio  - si vienes a comprobar que sigo…

-             ¿Quiénes están contigo?  -  lo interrumpió

Varias cabezas se inclinaron y Snape echó un vistazo rápido antes de hablar de nuevo.

-             Escuchen bien, Potter tuvo una visión en la que Voldemort había atrapado a Black y lo estaba torturando en el Departamento de Misterios  -  dijo, y todos ahogaron una exclamación  -  No sé bien cómo,  Dolores Umbridge lo atrapó y me llamó para pedirme Veritaserum. Obviamente me negué a dárselo pero poco después la vi salir con Potter y Granger en dirección al Bosque Prohibido, y aún no han regresado  -  tanto Jason como Lupin sintieron una dolorosa punzada de temor  -  Conociendo su estupidez, no me cabe la menor duda de que si escapa de Umbridge intente ir al Ministerio, ya sabemos que tiene complejo de héroe. En este momento voy a salir hacia el Bosque, pero sugiero que ustedes vayan al Ministerio, los que “pueden” hacerlo  -  dijo acentuando el “pueden”  -  para que lo detengan si intenta llegar.

-             Gracias Severus  -  dijo Remus  -  saldremos de inmediato.

-             ¡Black!  -  llamó Snape  -  sugiero que por una vez en tu vida obedezcas y…

-             ¡Tú no me das órdenes!  -  bramó Sirius  -  Y no voy a quedarme aquí sentado mientras Harry arriesga el cuello por mí.

-             Muy   enternecedor  -  dijo en forma venenosa Snape  -  pero en primer lugar, ese necio arriesga el cuello por deporte. En segundo, particularmente me trae sin cuidado si quieres morir y pienso que le mundo estaría mucho mejor sin ti, pero solo le pondrían las cosas más fáciles a Voldemort. Y por último, alguien debe estar allí para informar a Dumbledore cuando llegue y saben que está en camino.

Dicho esto, desapareció de la vista de todos. De modo que se prepararon a partir, y la verdad era que Jason y Remus, tenían verdadera urgencia desde el momento que Snape había dicho que Hermione acompañaba a Harry. No era que el chico no les preocupase, pero ella, los preocupaba mucho más.

Hubo una breve discusión en la que en vano, trataron de convencer a Sirius de quedarse por lo menos hasta que llegase Dumbledore, pero todo fue inútil.

-             ¡Kreacher!  -  gritó Sirius y el elfo apareció enseguida  -  Sé que estás perfectamente al tanto de todo  -  le dijo  -  Así que te ordeno que en cuanto llegue Albus Dumbledore, le digas todo lo ocurrido, absolutamente todo ¿has comprendido?

-             Como ordene el amo  -  dijo el elfo con una sonrisa macabra

-             Y contestarás a cualquier pregunta que te haga con la verdad.

Esto pareció gustarle menos a Kreacher, pero no pudiendo negarse a obedecer una orden directa de su amo, asintió. Remus y Jason, que todo lo que deseaban era terminar de irse, no discutieron más y partieron.

Cuando Dumbledore llegó, el elfo de mala gana lo recibió y comenzó a narrarle los acontecimientos.

-             Cuando el joven Potter apareció en la chimenea esta tarde  -  estaba diciendo casi al final  -  Kreacher le dijo que el amo Sirius estaba en el Ministerio  -  dijo riendo  -  Y ahora desde luego está.

-             ¿Por qué le dijiste eso a Harry?

-             Porque las señoritas Bella y Cissy, le ordenaron a Kreacher hacerlo.

-             ¿Cuándo te dieron esa orden?

-             Hace unos días

-             ¿Desde cuándo  estás en contacto con ellas?

-             Desde que el amo ordenó a Kreacher “largarse” en navidad  -  informó el elfo  -  Kreacher fue a la casa de la señorita Cissy.

-             ¿Qué información le diste?

-             Ninguna, el señor sabe perfectamente que Kreacher no puede revelar los secretos de su amo  -  dijo el viejo elfo

-             ¿Qué les dijiste acerca de Harry?

-             Que es el ahijado del amo, la persona que más quiere en el mundo  -  contestó  -  aunque ahora quizá no lo quiera tanto  -  y comenzó a reír en forma histérica

Dumbledore pensó que aquella desdichada criatura, ya no podía aportarle ninguna otra información útil y partió rumbo al Ministerio.

Cuando llegó allí la situación realmente era caótica. Harry y Neville intentaban subir por las gradas mientras que Sirius se enfrentaba a Bellatrix, Lupin a Malfoy, Tonks estaba tirada en el piso, al igual que Bill Weasley, y Jason intentaba proteger a los chicos mientras subían.

Pero de pronto un grito de salvaje alegría inundó la sala. Un rayo rojo había alcanzado a Sirius en el centro del pecho y éste había comenzado a caer hacia atrás. Harry quiso correr en su auxilio pero Remus lo sujetó.

-             Tenemos que ir por él  -  gritaba Harry a voz en cuello

-             ¡Harry!  - gritó Remus a su vez  -  No podemos hacer nada, se ha ido

-             ¡No!  -  insistió el chico  -  Aún podemos alcanzarlo.

En ese momento llegaron hasta ellos Neville y Jason. Neville se deshacía en disculpas con Harry, porque éste le había dado a cuidar la profecía, pero en medio de la lucha, esta se le había caído y se había roto.

-             No importa  -  dijo Harry  -  ¿Dónde están los demás?

-             A Ron lo atacó uno de los cerebros pero va a estar bien, y Hermione sigue si conocimiento, pero…

Varias cosas sucedieron al mismo tiempo. Un grito los hizo volverse, y vieron a Kingsley caer retorciéndose de dolor, a Bellatrix intentar subir las gradas para escapar, a Dumbledore intentar detenerla y a Jason correr hacia donde había señalado Neville que estaba Hermione. Tanto a Remus como a Jason casi se les había detenido el corazón cuando Neville dijo que Hermione estaba sin sentido y por las mentes de ambos pasaron cualquier cantidad de imágenes aterradoras, pero en esa fracción de segundo antes de que escucharan gritar a Kingsley, Remus miró a Jason y éste comprendió que estaba suplicándole que fuese por la chica, porque él no podía dejar a Harry en aquel momento. Sin embargo, mientras veía correr a Jason en la dirección que a él le habría gustado ir, había bajado la guardia y Harry había emprendido una veloz carrera en persecución de Bellatrix.

Lo sucedido en el Atrio del Ministerio fue aterrador e inútil. Para cuando llegaron Fudge y el resto de los Aurores, la mitad del lugar parecía hacer sido atacado por una fuerza destructiva, y aunque alcanzaron a verlo, tanto Voldemort como Bellatrix, habían logrado escapar.


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