Al filo de la navaja

Al filo de la navaja
Nuestro pasado no determina nuestro futuro, son nuestras decisiones y nuestras acciones las que lo hacen. Así como tampoco somos responsables por lo que nuestros antepasados hayan hecho o pretendido hacer de nosotros, pero sí lo somos de lo que decidamos hacer con ello. El pasado es un hecho, el presente lo construimos segundo a segundo, y el futuro es un lugar incierto que siempre nos mantendrá… Al Filo de la Navaja

sábado, 28 de junio de 2014

Cap. 13 Fin del Verano



Hermione estaba realmente preocupada, el verano ya casi había llegado a su fin, y Remus seguía sin reaccionar. Se reprendió a sí misma diciéndose que sus habilidades eran en verdad escasas, y que simplemente era incapaz de despertar el interés de un hombre.

Entre tanto el mencionado hombre, había pasado los peores días de su existencia. Entre tratar de sepultar lo que sentía, intentar convencerse de que pasaría y mirar con buenos ojos el indiscutible interés que había despertado la chica en Jason, su vida se había convertido en un infierno. Siempre había pensado y estaba convencido de ello, que no podía sufrir una peor desgracia que la que ya le había tocado, al ser atacado y convertido en lo que era. Pero descubrió de forma muy dolorosa, que el ser rechazado dentro de su comunidad y el sufrimiento que le producía cada transformación, no se comparaban con el tormento que vivía cada noche cuando su mente se llenaba de imágenes que despertaban sus instintos más básicos como hombre, y los instintos mucho más peligrosos del lobo que vivía en su interior.

Aquel ser con el que se había visto obligado a compartir su humanidad, el que le había robado su infancia y había hecho de su vida un baúl repleto de miserables recuerdos, ahora reclamaba la sangre de cualquiera que se acercara a Hermione, así como la posesión absoluta de su cuerpo, de sus sentimientos y hasta del último de sus pensamientos. Hasta ese momento, Remus podía decir que estaba ganando la batalla, pero casi le estaba costando la vida.

Una tarde de finales de agosto, Hermione se había retirado a la Biblioteca después de la comida y teóricamente hasta que comenzara el entrenamiento de esa tarde,  estaría leyendo. Pero cuando Jason entró la vio parada al lado de la ventana, y con la mirada vagando por un mundo que solo ella podía ver. Se acercó con sigilo, y cuando ya estaba muy cerca, apartó el cabello de la chica para susurrar a su oído.

-             Dichoso el monarca de ese mundo que con tanta frecuencia visitas

Con un sobresalto ella se giró para mirar los ojos grises que reían con diversión.

-             Para ser alguien que piensa ser Auror, descuidas con facilidad tu entorno  -  le dijo

-             Estoy en un lugar donde nadie va  a atacarme  -  se defendió alejándose un poco

Él se quedó mirándola por unos minutos hasta lograr ponerla nerviosa. Esto era algo que sucedía con frecuencia y Hermione siempre tenía la misma extraña sensación. Era como si él estuviese invadiendo su intimidad aún a distancia.

-             Según la opinión en la que todos coinciden  -  dijo por fin  -  y que yo mismo he podido comprobar, eres una chica muy inteligente

Ella escuchaba con atención pero no dijo nada, aquella afirmación lejos de sonar como un halago, más bien parecía el análisis frío de un hecho concreto. De modo que ella guardó silencio en la seguridad de que la idea fuera cual fuere, aun no estaba concluida.

-             Me pregunto entonces  -  continuó él confirmando su apreciación  -  Sabes que es algo que no puede ser ¿verdad?

Hermione abrió mucho los ojos y deseó con todas sus fuerzas estar en otro lugar. ¿Cómo era posible que él lo supiera?  Se preguntó. ¿Es que acaso era tan evidente?  Porque estaba segura que Jason solo podía estar refiriéndose a una cosa, y si era así ¿Los demás también lo habrían notado?  Sus mejillas adquirieron un color rojo intenso y se volvió. Trató de recuperar la respiración normal, mientras pensaba en cómo rebatir aquello.

-             Es posible que sea inteligente Jason, pero no adivina. Y a decir verdad es una asignatura que abandoné por considerarla bastante imprecisa  -  estaba diciendo necedades y lo sabía, pero solo quería darle tiempo a su cerebro de elaborar una salida apropiada  -  Así que si no te explicas…  -  y dejó la frase inconclusa

-             De modo que no sabes de qué hablo.

-             No.

Jason sonrió y pensó que a la chica le iría muy mal en un interrogatorio efectuado por alguien medianamente hábil.

Jason era un joven de veintiún años, extremadamente atractivo y desde todo punto de vista saludable. Pero si algo no era, era estúpido. Se sentía muy atraído por Hermione pero le llevó un sorprendentemente corto lapso de tiempo, darse cuenta de que ella suspiraba por los huesos de Lupin. Y sabía positivamente que el profesor  sentía mucho más de lo que debía por la chica. Sin embargo, la atenta observación y la actitud que estaba demostrando Hermione en ese momento, lo llevó a dos posibles conclusiones. O bien la chica estaba muy consciente de que era una enorme tontería, o bien se había dado por vencida. Y en cualquiera de los dos casos él tendría una oportunidad. De modo que decidió desplegar su inteligencia y su encanto en beneficio de su propia causa.

-             Disculpa entonces  -  dijo acortando la distancia que ella había abierto  -  tenía la idea aparentemente equivocada, de que tu corazón tenía un dueño.

-             ¿Y puedo saber por qué te formaste esa idea?  -  era de vital importancia para ella saberlo, y así evitar errores en el futuro

-             Mmm… estás nostálgica, triste, ausente.

-             Eso parece una enfermedad en lugar de la descripción de una persona enamorada  -  dijo con una risa decididamente falsa  -  siempre he pensado que cuando alguien se enamora está feliz.

-             No necesariamente, tu enamorado podría estar en la escuela o en cualquier otro lugar, y tú estar echándolo de menos.

¡Demonios! Pensó Hermione, aquel individuo no era Harry ni Ron, a quienes siempre había podido manejar con los ojos cerrados. Debía ser mucho más precavida ante aquel extraordinariamente entrometido sujeto.

-             En cualquier caso estás en un error  -  dijo de forma lacónica y procurando no comprometerse

-             Y me alegra estarlo, porque eso significa que eres técnicamente “libre”, lo que es una suerte para mí.

Ahora se sintió alarmada. Ciertamente era una chica inteligente, pero hundida como estaba, tratando de mantener a raya sus sentimientos y  buscando la forma de que Remus reconociese los suyos, no había reparado en el interés de Jason. Pero en ese momento, parado frente a ella y con una mirada decididamente de admiración, se sintió joven y vulnerable.

Ya había vivido algo parecido con Krum, pero había algo diferente en Jason. Ambos eran atractivos y aunque Jason lo era diez veces más, no era eso. Era lago que más bien tenía que ver con la personalidad. A pesar de que Víctor era un jugador famoso, era del tipo hosco y poco dado a relacionarse. En cambio el joven que tenía frente a sí, rezumaba seguridad en sí mismo, simpatía, decisión y arrogancia, no del tipo de la Sirius que parecía algo que traía desde la cuna, sino del tipo que se adquiere con el conocimiento de las propias capacidades, el esfuerzo por abrirse paso en la vida y el perfeccionamiento de las habilidades.

Pero mientras ella pensaba todo ello, Jason había terminado de suprimir la distancia entre ellos.

-             Suponiendo que no lo hayas notado  -  dijo mientras elevaba una mano hacia el rostro de la chica  -  yo sí estoy padeciendo de eso que llamas cruelmente “enfermedad”, y eres tú la responsable.

Mientras ella lo miraba sin saber qué decir, Jason cerró un brazo alrededor de su cintura y con la otra mano atrajo su rostro hacia el suyo.

-             Solo dame una oportunidad.

Y decidiendo interpretar su silencio como muda aceptación, apresó los labios de la chica con los suyos. Aquello había sido tan sorpresivo, que ella ni alcanzó a protestar y mucho menos a moverse. El beso fue mucho más gentil que el que hacía unos días le diese su profesor, y aunque no tuvo los devastadores efectos de aquel, sí la hizo tambalearse. Sin duda aquel “niño” sabía lo que hacía.

De lo que ninguno de los dos alcanzó a enterarse, fue que Lupin había presenciado la escena y ciertamente Jason nunca sabría lo cerca que estuvo de morir ese día y que le debía la vida a Sirius Black.  

Sirius y Remus se encaminaban hacia la estancia que servía de lugar de entrenamiento. Y mientras lo hacían iban discutiendo, como de costumbre.

-             Ya estás advertido  -  decía Lupin  -  si vuelves a causarle algún daño, te vas a arrepentir

-             Eres el mayor de los necios si crees que yo le estoy causando daño  -  retrucó  -  ¿Crees que un mortífago se mostraría muy misericordioso?

-             ¿Y qué probabilidades hay de que tenga que enfrentarse a uno en el futuro cercano?

-             Eso es algo que ni tú ni yo sabemos amigo. Así que mientras más preparados estén, más oportunidad tendrán de conservar la vida

Probablemente habrían seguido discutiendo, porque parecía ser su forma de comunicación, pero al pasar frente a la Biblioteca escucharon voces y ambos giraron la cabeza. El semblante de Remus mudó de expresión en forma automática, y aunque Sirius intentó que siguieran de largo, fue un esfuerzo inútil. Remus parecía clavado en el sitio, pero ello no duró mucho, porque cuando vio a Jason acercarse a Hermione, un audible rugido brotó de su pecho y sus ojos adquirieron un peligroso brillo asesino cuando lo vio besarla.

Fue necesario que Sirius empleara toda su fuerza, para poder arrastrarlo lejos de allí y a la mayor velocidad posible. De haberle permitido avanzar, Jason se habría convertido en historia. Sirius era uno de los mejores testigos del supremo daño que podía causar Lupin en un estado de consciencia alterado, y ciertamente no permitiría que su amigo se convirtiese en un asesino y manchase sus manos con sangre inocente.


Cuando Jason liberó a Hermione, tuvo ciertos problemas para recuperar la respiración normal y tirar del freno. Era evidente que ella no esperaba aquello y no le había dado oportunidad de reaccionar. Estaba perfectamente consciente de haberse aprovechado de la ventaja de la sorpresa, pero no iría más allá sin su consentimiento. Fue una dura batalla ganada al instinto, pero realmente la chica le interesaba, de otro modo la voz de su consciencia habría guardado indiferente silencio como de costumbre y como habría sido con cualquier otra de las chicas de su groseramente extensa lista.

Hermione por su parte, si bien algo le decía que debía estar molesta por aquel inesperado ataque, solo estaba sorprendida.

-             Jason…

-             No  -  dijo él colocando un dedo sobre sus labios  -  no me digas nada ahora, solo piénsalo

Le dio la espalda y comenzó a alejarse, pero antes de llegar a la puerta se volvió.

-             Soy muy paciente Hermione  -  dicho esto, abandonó la Biblioteca

Sabía que ella necesitaría un tiempo para ordenar sus pensamientos, y sus sentimientos, ni siquiera esperaba obtener una respuesta antes de que finalizara el verano, que era lago que estaba por ocurrir, pero lo que le había dicho era cierto. Había aprendido y había cultivado con esmero, el arte de ser paciente, y si lo había hecho para tomar venganza, con  más razón lo pondría en práctica para conseguir el amor de la chica que le había secuestrado el corazón.

Si Remus había creído estar viviendo un infierno, esa última semana antes de finalizar el verano le había demostrado que no era así. Si sus anteriores noches habían estado pobladas de imágenes de Hermione en sus brazos, las que se sucedieron a partir de aquel fatídico día, solo vinieron  a hacer más insoportable el dolor de un corazón que ya estaba muy lastimado. Ahora el tormento consistía en verla en brazos de Jason.

El chico se portaba con la mayor corrección, aunque sin ocultar a nadie el interés que sentía. Y a pesar de que sus atenciones se dirigían a ella, en ningún momento pudo acusársele de asfixiante.

Pero mientras Jason avanzaba con la venia de su familia, que no podía estar más encantada con el asunto, Remus se extinguía como aquejado de una violenta enfermedad mortal.

La noche previa a la partida de los chicos, habían organizado una pequeña celebración para despedirlos y por el nombramiento de Ron y Hermione como nuevos Prefectos de Gryffindor.

Ya estaban a punto de cenar cuando Hermione notando la ausencia de Jason, se dirigió hacia Molly.

-             Señora Weasley

-             ¿Sí cariño?

-             ¿Dónde está Jason?  -  la mujer sonrió complacida

-             No te preocupes cielo, debe estar por llegar. Me dijo que debía hacer algo al salir del hospital, pero descuida, no va a dejarte sola precisamente hoy.

-             No… no es eso… es que…

-             Yo te entiendo linda  -  le dijo palmeándole suavemente la mejilla  -  es su última noche aquí, es natural que quieran pasar el mayor tiempo juntos.

Después de esto se fue a atender la cena, que ese día se llevaría a cabo en forma diferente porque cada quien se serviría su plato estilo buffet. Cuando Hermione se volvió abatida, porque no le gustaba que todo el mundo diese por hecho que Jason y ella mantenían un noviazgo sin importar cuánto se empeñase en negarlo, se encontró con los ojos dorados de Lupin. Sintió que el corazón comenzaba a latir desbocado, su sangre a correr enloquecida y sus piernas adquirieron la consistencia de la mantequilla. También sintió una gran pena al ver la enorme tristeza en su mirada, pero al minuto siguiente tenía verdaderos deseos de golpearlo.

-             ¿Extrañando a tu novio?

En otras circunstancias habría negado nuevamente lo que ya estaba cansada de negar, pero la ira y el dolor pueden llevarnos a cometer grandes estupideces, y ciertamente ella estaba por un lado furiosa de que nadie quisiese escucharla, y por el otro que él dijese aquello en forma tan indiferente. Muy bien, pensó, si eso era lo quería, eso sería lo que obtendría. Con todo, probablemente habría dicho alguna pesadez para fastidiarlo y no habría pasado de allí, pero Jason escogió aquel preciso momento para hacer acto de presencia.

-             ¡Jason cariño!  -  exclamó ella y sintió un maligno placer al verle la cara a Lupin  -  Pensé que justamente hoy me abandonarías  -  completó utilizando lo que le había dicho Molly

Jason pasó por varios estados emocionales en pocos segundos. Primero la sorpresa y la alegría al escucharla hablarle de aquel modo, pero cuando miró quien estaba a su lado, lo invadió una ira fría y por primera vez en su vida fue cruelmente golpeado por los celos. Entendió el por qué de aquel tratamiento especial y eso solo lo enfurecía, pero era demasiado inteligente y hábil como para demostrar ninguno de esos negativos sentimientos. Jason apreciaba realmente a Lupin, tenía los mejores recuerdos de la época en que fue su profesor y durante aquel tiempo y a pesar de conocer sus sentimientos habían continuado su trato cordial.  Pero en ese momento, solo era el hombre que hacía peligrar su futura felicidad. No obstante, actuó de la forma más inteligente.

-             Hola amor, lamento la tardanza pero como todo lo mío, eso también tiene que ver contigo  -  dijo sonriéndole y extrajo un paquete de su bolsillo  -  Para ti nena  -  y mientras se lo extendía, le dio un beso en la mejilla

Hermione que no se esperaba aquello, enrojeció y para ocultar su desasosiego comenzó a abrir el envoltorio. En una pequeña caja de terciopelo, reposaba una delicada cadena con un pequeño colgante en forma de corazón.

-             Ahora que estarás lejos, quise recordarte que te llevas mi corazón contigo  -  le dijo quitándoselo de las manos y colocándoselo alrededor del cuello  -  Es tu responsabilidad que siga latiendo  -  susurró cerca de su oído

Pero para Remus que no había tenido ninguna dificultad en escuchar, aquello fue demasiado, dio la espalda y se marchó de allí.

Poco rato después de esa escena, Jason se había acercado a Harry cuando Ojo Loco le mostraba lo que parecía una fotografía. Moody estaba mencionando a los retratados, y para desagrado de Jason, y sospechaba que para el de Harry, acompañaba cada nombre con la forma particular cómo había muerto.

-             ¡Ah!  -  dijo mirando a Jason  -  Gideon y Fabián Prewet, hicieron falta cinco mortífagos para matar a tu tío y a tu padre muchacho, pelearon como verdaderos héroes.

Jason  se sintió enfermo. El dolor y la ira, hicieron que su estómago se rebelara. De modo que dio media vuelta y se marchó. A Harry le habría gustado hacer lo mismo, pero le costó un poco más deshacerse de Moody que parecía estar en la errónea creencia, de haberles proporcionado una alegría.

Harry subió a toda prisa, solo quería desaparecer en su habitación, pero al llegar al segundo rellano escuchó un sollozo. Cuando entró en la habitación, casi sufre paro cardíaco al ver a Ron tendido en el piso. Pero con un poco más de calma pensó que acababa de dejar a Ron abajo. En ese momento la señora Weasley  apuntaba su varita.

-             Ri-di-ku-lo…

El cuerpo en el piso sufrió distintas  transformaciones. Fue en forma sucesiva: Bill, Charlie, los gemelos, Percy,  el señor Weasley, Jason, Ginny y él mismo. Se trataba solo de un Boggart.

-             ¡Salga de aquí señora Weasley!

Pero en ese momento entraron Lupin, Sirius, Jason y unos minutos después Moody. Remus entendió rápidamente la situación al ver el “cadáver” de Harry en el piso. Tomó su varita y se deshizo del Boggart. Como pudieron  intentaron y tranquilizar a Molly.

-             ¿Qué sucederá con Ron y Ginny… si algo nos sucede?  -  decía entre otras cosas, mientras sollozaba

-             No puedo prometer que nadie saldrá herido Molly  -  dijo Lupin  - pero esta vez estamos mejor preparados que la anterior. Y en el infortunado caso de que algo les sucediera a Arthur y a ti  - dijo esbozando una leve sonrisa  -  ¿crees que los dejaríamos morir de hambre?  

-             Pensaran que soy una inútil, que no puede ni con un Boggart  -  dijo apenada mirando a Harry y a Jason

-             No diga tonterías  -  le dijo Harry

-             Tía  -  dijo Jason tomándola por los hombros  -  ustedes son la única familia que me queda y los defenderé con mi propia vida si es necesario, así que deja de preocuparte ¿bueno?

Al día siguiente, hubo mucho alboroto para salir a la estación. Al parecer los miembros de la guardia que debían acompañar a lo chicos a la estación estaban incompletos. Pero finalmente, entre los gritos de la señora Weasley y los de la madre de Sirius, lograron salir.

Sirius ignorando toda recomendación, los acompañó transformado en el gran perro negro que más parecía un oso. Con él también iban Tonks y la señora Weasley.

A los pocos minutos de haber llegado a la estación, apareció Moody con el equipaje. Luego llegó Arthur en compañía de Ron y Ginny, seguidos de Lupin que venía con los gemelos, y por último llegó Jason que traía a Hermione.

Después de la emotiva despedida de la señora Weasley, y las habituales recomendaciones de portarse bien y no meterse en líos, Remus llamó aparte a Harry y le dijo que lo mantuviese informado, pero teniendo extrema precaución en lo que ponían por escrito. Tuvo intenciones de hacerle la misma recomendación a Hermione, pero en ese momento tenía lugar la despedida entre Jason y la chica, y él sabía tan bien como Remus las medidas de seguridad que debían tomar.

-             No voy a dejar de comunicarme  -  le estaba diciendo  -  pero debemos tener cuidado con lo que escribimos.

-             No te preocupes, tendré cuidado  -  dijo ella  -  y Jason… cuídense por favor

-             Lo haremos  -  le aseguró sonriéndole y dándole un fugaz beso en los labios

Cuando Remus vio aquello, dio la espalda y se alejó a toda prisa hacia donde estaban los demás y pensando que tendría que buscar la forma de permanecer lo más lejos posible de ahora en adelante cada vez que los chicos estuviesen juntos, o en cualquier momento enloquecería y perdería el precario control que había conseguido.

Había muchas clases de infierno, pero decididamente el que le había tocado vivir a él, tenía que ser uno de los peores.


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