El mes
de julio avanzaba y tal como había pronosticado Jason, Lyra progresaba de
manera inmejorable bajo su atenta vigilancia, ya que prácticamente se había ido
a vivir a San Mungo. Hermione estaba oficialmente de alta, pero naturalmente
tanto ella como Remus, también pasaban casi las veinticuatro horas del día en
el hospital.
Una
tarde y luego de darle de comer a Lyra, Remus sacó un trozo de pergamino de su
bolsillo y se lo entregó a Hermione. Ella lo desdobló y una sonrisa se dibujó
en sus labios. Era la notificación del Registro Mágico de Nacimientos. Aunque
ella no había tenido ninguna duda de que su hija sería una bruja, siempre era
una alegría recibir la notificación oficial.
Pero
cuando levantó la mirada, se encontró con los ojos tristes de Remus, lo que la
desconcertó.
-
¿Sucede algo?
-
Primero quiero dejar claro algo --
dijo él teniendo en cuenta las experiencias pasadas -- Las
amo a ambas con todo mi corazón y nunca he pensado ni por un momento negar a mi
hija, pero albergaba la absurda esperanza de que Lyra no fuese bruja.
El
desconcierto de Hermione creció aún más al escuchar aquello.
-
¿Por qué?
-
Porque de haber sido así, habría tenido
una oportunidad de crecer sin el estigma de ser la hija de un Licántropo.
-
¿La habrías apartado de nuestro
mundo? -- preguntó ella con incredulidad
-
Lo habría hecho para protegerla
Hermione -- le dijo él
-- No tienes idea de lo cruel que
pueden llegar a ser los defensores de la pureza de la sangre, y aunque ella es
hija de un mago y una bruja, pues ya sabes lo que opina la mayoría de la
comunidad mágica de los Hombres Lobo.
-
Y supongo que no mejora el asunto el
hecho de que además sea hija de una “sangre sucia” ¿no? --
agregó ella
-
No te llames así --
dijo él con disgusto
-
Sí vamos a ser honestos, entonces seámoslo
en todo -- dijo ella
-- Si va a ser señalada lo será
por ambas cosas, pero para eso nos tiene a nosotros y a todos los que la
amamos, y nos aseguraremos de que no sienta vergüenza por ninguna de las dos
cosas.
Remus
no tuvo más opción que sonreír ante la determinación de la que hoy, era la
madre de su hija. La abrazó y después de un prolongado beso, la miró feliz.
-
Tal vez seamos unos execrados, pero
difícilmente encontraran a tres execrados más felices -- le
aseguró ella
La
bebe se quejó y luego de asegurarse que estaba bien, Remus miró a Hermione y
armándose de valor le tomó las manos.
-
Linda hay algo que quiero pedirte pero…
no sé… -- comenzó inseguro
-
¿Qué es?
-
¿Te atreverías a… a casarte conmigo? --
logró concluir
Hermione
se lanzó en sus brazos rebosante de felicidad, sin embargo y extrañamente él no
parecía estarlo tanto.
-
Creí que no me lo pedirías nunca -- le
dijo sonriente, pero luego lo miró con suspicacia -- No
me lo estarás pidiendo por obligación ¿no?
Remus
pensó que aquella niña tenía una enorme capacidad para hacerlo sentir feliz y
miserable al mismo tiempo.
-
Por supuesto que no, pero me preguntaba
si estabas consciente de lo que eso significa.
-
Es más de lo mismo Remus, estoy
plenamente consciente de con quien me caso, y eso…
-
No linda, no me refería a eso -- la
interrumpió -- me refería al hecho de que no podrás tener
una boda como la que sueñan todas las jóvenes.
-
¿A qué te refieres?
Estaba
segura de que él la conocía lo suficiente como para estar pensando que ella
estaba soñando con una boda por todo lo alto, de modo que dudaba que se
refiriera a eso.
-
A que tendremos que casarnos
prácticamente en secreto, ni siquiera nuestros amigos podrán estar presentes,
solo tus padres podrán asistir y eso porque no pertenecen a nuestro mundo -- le
dijo con pesar
-
¿Por qué?
-- preguntó ella
-
Normalmente las bodas entre una bruja y
un Licántropo, si bien no están totalmente prohibidas, si te someten a un
desagradable interrogatorio de los motivos que tienes para hacerlo, y no -- le
dijo al imaginar lo que ella estaba a punto de decir -- el
amor no les resulta un argumento muy sólido. Suelen pensar que la bruja en
cuestión está bajo algún maleficio.
-
¡Qué absurdo! --
exclamó la chica
-
Absurdo o no esa ha sido la política,
pero en los últimos tiempos ha empeorado mucho.
-
¿Qué quieres decir?
-
Verás, has pasado las últimas semanas
aquí metida y casi no te has enterado de nada, pero en el Ministerio han ido
infiltrándose agentes de Voldemort y las cosas han ido poniéndose cada vez más
difíciles para nosotros, especialmente para la gente como yo o como tú.
-
¿Y cómo es posible que nadie haga nada?
-
Linda estamos hablando de Voldemort, no
supondrás que van por allí diciendo que son mortífagos ¿verdad A pesar de que
la gente terminó por aceptar que Dumbledore y Harry decían la verdad, ahora el
asunto está dividido entre los que lo creen y están dispuestos a hacer algo, y
los que lo creen pero piensan que contra Voldemort nada puede hacerse y lo
mejor es aceptar las cosas así.
Ella
guardó silencio mientras procesaba toda aquella información.
-
Estando las cosas así, nuestro matrimonio
no solo lo impedirán si pueden, sino que nos perseguirán sin piedad -- le
dijo
-
Entiendo
-- dijo ella después de un par de
minutos -- pero ni creas que por ello vas a escapar
Remus
la miró con incredulidad y luego sonrió feliz. Cualquier cosa que les deparase
el futuro la enfrentarían juntos, y era mucho más de lo que se habría atrevido
a esperar de la vida.
La
Orden del Fénix si bien no se había disuelto a la muerte de Dumbledore, sí
había quedado acéfala. De manera que, aunque sus miembros tenían muy claro cuál
era su objetivo principal, no seguían un plan de acción concreto. No obstante,
se les presentaba un asunto de la mayor importancia que debían resolver. Harry.
En un
par de semanas el chico alcanzaría su mayoría de edad, de modo que en ese
momento, los encantamientos protectores realizados por Dumbledore para su
protección dejarían de tener efecto.
Esta
especial circunstancia, hizo que Remus, Kingsley y Arthur, decidieran convocar
una reunión con carácter de urgencia, cuyo único punto a tratar sería la
extracción y futura ubicación de Harry y su familia, porque aunque su prioridad
era al chico, no podían olvidar que su familia correría un enorme peligro una
vez que los encantamientos dejaran de surtir efecto.
Pero
como de costumbre, las cosas nunca salen como se tienen planeadas. Remus se
encontraba aquella tarde en la casa de los Granger, porque el día anterior le
habían dado el alta a Lyra, de modo que se hallaban las dos parejas en actitud
de embeleso contemplando a la pequeña, cuando un halcón plateado se posó frente
a Remus.
-
Lupin,
reunión urgente en el punto “S” ¡YA!
No se
había terminado de extinguir la voz de Jason cuando Remus corría hacia la
puerta de la vivienda sin ninguna clase de explicación, dejando asombrados a
sus suegros y a Hermione francamente alarmada.
Una
vez fuera de los límites de la protección que habían colocado a la casa, echo
un rápido vistazo a los lados y luego giró sobre sí mismo, rogando mientras
pensaba en su destino, que no hubiese ocurrido ninguna desgracia.
Hermione
le pidió a su madre cuidar un momento de la niña, mientras ella se metía
apresuradamente en la chimenea con rumbo a La
Madriguera. Una vez allí saludó rápidamente a Molly y subió las escaleras,
ya que la señora Weasley le había indicado que los chicos estaban arriba.
-
¡Ron!
-- exclamó cuando irrumpió en la
habitación del chico
-
¿Hermione? --
dijo Ginny poniéndose de pie
-
¿Lyra está bien? --
preguntó Ron alarmado al verla llegar de aquel modo
-
Sí, lamento haber llegado de esta
forma --
se disculpó la chica -- Hola Luna
-- saludó a la chica sin
sorprenderse porque desde hacía algún tiempo, era usual verla con Ron o con
Ginny.
-
Hola Hermione.
Después
que les explicó el motivo de su inesperada visita, los chicos se miraron
desconcertados.
-
La verdad es que no tengo ni la más
remota idea de qué lugar pueda ser
-- dijo el pelirrojo -- aunque
llevo varios días intentando averiguarlo
-
Me siento como cuando todos montaban
guardia en el Departamento de Misterios y nadie decía nada --
dijo Hermione con frustración -- Y me parece terriblemente injusto que no nos
lo digan, ahora somos mayores de edad y pertenecemos a la Orden.
-
Vamos Hermione, tú quieres pensar eso
pero la verdad es que nos siguen tratando como chicos porque aún no terminamos
la escuela -- dijo Ron
-
Eso no es cierto --
terció Ginny -- a ustedes los dejan asistir a la reunión de
esta noche y a mí no.
-
En cualquier caso no lo necesitan --
dijo Luna -- al final, siempre terminan enterándose de
todo.
Ron
sonrió como cada vez que ella decía alguna de sus locuras, o alguna de sus
aplastantes verdades. Finalmente, y no
pudiendo determinar de qué podía tratarse esa dichosa reunión, Hermione se
despidió y volvió junto a su hija.
Bill
se acomodó la capa en cuanto se apareció frente a las rejas de Hogwarts y al
instante vio a Lupin hacerlo también.
-
¡Bill!
-- exclamó el hombre --
¿Sabes qué sucedió? -- preguntó mientras se encaminaban hacia las
puertas
-
No
-- contestó él -- y
veo que tú tampoco. Solo recibí aviso de Jason para que me presentase aquí en
el término de la distancia, y aunque probablemente esto me cueste mi boda, aquí
estoy.
En efecto,
cuando Bill recibió el aviso de Jason, se encontraba con Fleur decidiendo
algunos asuntos relativos a su próxima boda. Sin embargo, al igual que Remus,
no le había dado ninguna explicación a su futura esposa, sino que simplemente
había corrido hacia la puerta sin mirar atrás. De modo que para cuando
regresase, la francesa estaría justamente furiosa y deseando arrancarle la
cabeza.
Pero
en ambos casos, no había explicación posible que pudiesen dar, aquello era algo
que solo ellos tres sabían, y un mensaje de la naturaleza del que habían
recibido, solo podía significar problemas.
Recorrieron
los desiertos pasillos a la mayor velocidad posible, y sin detenerse hasta
llegar a las dependencias donde tenían a Sirius. Intentaron abrir la puerta
pero ésta parecía sellada. Aquello solo contribuyó a aumentar sus temores,
porque si Jason había sellado esa puerta, solo podía deberse a que los habían
descubierto. La pregunta ahora era ¿quién?
Miraron
hacia ambos lados del pasillo, pero estaba tan desierto como todos los demás.
Bill agitó su varita y una nube plateada salió y se perdió tras la puerta. Unos
segundos después se escuchó el chasquido de la cerradura al ser liberada.
Abrieron
y con la mayor precaución se asomaron al interior. En la primera estancia no se
veía nada, pero al instante siguiente el ensordecedor bramido de una voz
maravillosamente familiar les perforó los oídos.
-
¡Suelta esa varita cobarde, y entonces
veremos si tienes lo que hace falta!
Remus
intentó correr pero Bill lo sujetó indicándole silencio con un gesto. A
continuación escucharon la voz de Jason.
-
Por última vez señor Black,
tranquilícese, no quiero lastimarlo.
Lupin
y Bill se miraron con extrañeza.
-
¿Señor Black? --
susurraron ambos, pero la voz de Jason se dejó escuchar de nuevo
-
¡Entren de una maldita vez! --
gritó el chico
Aun
sin saber con qué exactamente iban a encontrarse y con la precaución nacida de
la experiencia, ambos aferraron sus varitas y entraron.
La
habitación antes limpia y ordenada, probablemente seguía limpia pero
difícilmente ordenada. El lugar parecía haber sido atacado por una fuerza
destructiva y a Remus le quedaron pocas dudas de “cuál” había sido esa fuerza.
-
¿Lunático? --
preguntó con duda Sirius que se encontraba milagrosamente de pie al lado
de la cama
-
Sí Sirius
-- le contestó Remus intentando
contener su emoción -- soy yo.
-
¿Qué haces aquí? --
preguntó y luego abrió mucho los ojos
-- No me digas que tú… que tú
también… ¡No! -- y sujetándose la cabeza
con las manos, se dejó caer sentado al borde la cama
Remus
miró a Jason con consternación al igual que Bill.
-
Cree que somos mortífagos, bueno al menos
cree que yo lo soy -- dijo el sanador con tranquilidad
-
¿Qué?
-- preguntaron ambos
-
Por todo lo que ha dicho --
dijo ahora con cierta incomodidad
-- deduzco que despertó unos
cuantos años atrás.
-
¿Podrías ser un poco más preciso? --
preguntó Bill
-
Creo
que puedo situarlo en algún momento posterior a su escape de Azkaban --
apuntó Jason
Miraron
a Sirius que continuaba sentado en la cama en la misma actitud de aparente
desolación, pero Remus lo conocía lo suficientemente bien como para saber que
en realidad su cerebro estaba trabajando a toda marcha para deshacerse de
ellos.
-
¿Y qué sucedió aquí? --
preguntó Bill en voz baja señalando el desastre
-
Ya conoces su “dulce” carácter --
dijo Jason en el mismo tono --
cuando despertó y cómo es lógico, estaba desorientado, preguntó dónde estaba y quién era yo. Se lo
dije pero no me creyó, parece creer que de algún modo fue atrapado por mortífagos.
Remus
escuchaba a medias las explicaciones que Jason estaba dando a Bill, pero estaba
pensando qué y cómo contarle a Sirius todo lo que había pasado en esos últimos
cuatro años.
-
Luego me pidió agua -- continuó contando Jason --
pero cuando iba a servírsela me atacó y en cuestión de segundos casi
destroza la habitación.
-
¿Por qué no lo aturdiste?
-
Bill, aún no estoy muy seguro de su
condición física, evidentemente ahora sé que fuerza no es lo que le falta, pero
aun así recuerda que tiene un daño a nivel cerebral, no puedo ir por ahí
atacando a personas que no saben lo que están haciendo.
Bill
pensó que en esta ocasión estaba hablando el sanador y no el Auror, y Remus
debió pensar lo mismo porque miró casi con pena a Jason.
-
Siento decírtelo Jason, y no discutiré cómo puede haberle afectado lo
que le sucedió, pero si una cosa puedo
asegurarte, es que él sí sabe lo que hace
Y tan
era así, que Remus no había terminado de decir aquello cuando los fuertes
brazos de Sirius lo asieron por detrás y algo filoso era situado en posición de
cortar su cuello.
-
Ahora muchachito, tendrás la amabilidad de “dejarnos” salir de
aquí --
dijo Sirius acentuando el plural
-
No seas necio Sirius -- dijo
Remus con tranquilidad -- suponiendo que estuvieses en lo cierto y yo
hubiese cometido la enorme estupidez de unirme a los mortífagos, ¿Crees que
podrías escapar tan fácilmente?
-
No pretendo que sea fácil y probablemente
tenga que romperte el cuello, pero ya sabes, se me dan bien las cosas
complicadas y no lo digo por tu estúpido cuello
Remus
emitió un suspiro resignado, aquel individuo envejecería pero no cambiaría.
-
Escúchame Sirius, hay unas cuantas partes
de esta historia que te has perdido
-- le dijo -- Por
empezar ¿crees que si fuésemos mortífagos, Jason habría dudado en atacarte?
-
No sé quién es Jason y no me interesa, a
menos que se trate del próximo infeliz al que tengo que matar para salir de
aquí --
dijo acercando más el filoso trozo de vidrio que tenía en la mano al
cuello de Remus -- Ahora, dame tu varita y terminemos con esto.
-
Sabes tan bien como yo lo que distingue a
un mortífago del resto de los magos ¿no?
-
Sí, su locura --
dijo Sirius
-
A juzgar por ello, tú serías uno sin
lugar a dudas -- opinó Jason con una sonrisa torcida sin dejar
de apuntarlo con su varita y bloqueándoles el paso
-
Dile al “niño” que se aparte Lupin --
siseó Sirius
-
Sirius, estamos en Hogwarts, por favor sé
razonable
-
¿Qué?
-- aquella información lo descolocó
pero no lo convenció -- ¿Crees que soy estúpido?
-
Pues tenía mis dudas, pero te estás
esforzando en convencerme.
Tanto
Jason como Bill no pudieron evitar reír. La situación era ridícula en extremo,
y aunque conocían bastante bien a Sirius, estaba demostrándoles que se
equivocaban al dudar cuando pensaban que los mayores habían exagerado diciendo
que aquel hombre era arrogante y suicida. Porque si en realidad pensaba que
estaba en manos de los mortífagos, tenía que ser o muy arrogante para suponer
que podría salir con vida, o un loco suicida sabiendo que no lo lograría.
-
Jason, Bill -- dijo Remus y ellos se pusieron
alertas -- descubran sus antebrazos
Los
chicos así lo hicieron mostrando una piel sin el horrendo tatuaje.
-
¿Me permites? --
preguntó Remus y se levantó las mangas de su chaqueta --
Ahora -- continuó
-- te daré mi varita, pero con la
condición de que me escuches.
Ahora
Sirius sí estaba realmente confundido, aunque pensó que si era una trampa y
estaban contando con la habilidad de aquellos dos niños, iban a llevarse una
desagradable sorpresa. Jason no tuvo dificultad en “ver” aquel último
pensamiento y sonrió, algo que ya estaba hartando a Sirius. Mientras que Bill
no estaba seguro que fuera del todo juicioso lo que pretendía Lupin.
Con
cuidado Remus le pasó la varita a Sirius, éste la tomó, lo soltó a él pero en
seguida apunto a su pecho.
-
Bien
-- dijo Remus --
vamos a calmarnos y a conversar con sensatez
-
Yo estoy muy calmado -- le
contestó Sirius -- lo de la sensatez dependerá de lo que digas
Jason
volvió a reír y esta vez Sirius lo apuntó con la varita a él.
-
Deja de reírte niño.
Pero
se metía con el sujeto equivocado en opinión de Remus y Bill, porque si había
alguien igual o peor que él, ese era sin duda Jason.
-
Escúchame… Black --
dijo, y los otros dos respiraron porque pensaron que utilizaría algún
calificativo que despertaría la ira de Sirius
-- Río poco, de manera que
seguiré ejerciendo mi derecho a reír cuando se me antoje, y si no te gusta peor
para ti
Sirius
entrecerró los ojos peligrosamente mientras que Jason elevó una ceja y
aunque sujetaba su varita de forma que
tal vez a otros les habría parecido indolente, tanto Remus como Bill sabían que
era extraordinariamente rápido y para mala fortuna de Sirius si decidía hacer
una estupidez, era él mismo quien había ayudado a perfeccionar la habilidad de
duelo de Jason y el chico conocía perfectamente su técnica, de modo que no
podría sorprenderlo
-
Sirius, te acabo de demostrar que no
somos mortífagos -- intervino Remus desviando la atención de
Sirius -- en cambio sí somos miembros de la Orden del
Fénix.
Los
pensamientos de Sirius cambiaron de dirección rápidamente. Si era cierto que
estaba en manos de los miembros de la Orden, seguramente era con la intención
de enviarlo de nuevo a Azkaban por la muerte de la rata asquerosa de Peter.
Jason había visto todo aquello pero se veía en la imposibilidad de advertir a
los otros sin revelar su habilidad. Sin embargo, con Sirius aquello no era
necesario porque no era de los que se detenía mucho a pensar antes de hablar.
-
No me enviaran de nuevo a Azkaban --
dijo apuntando a Remus -- yo no lo hice.
-
Lo sé
-- dijo Lupin con serenidad --
todos lo sabemos
En ese
momento comenzó el relato de los hechos más importantes acaecidos durante los
últimos años, decidiendo por el momento omitir lo relativo a Anne Marie y
Anthar.
-
Cuatro años --
dijo Sirius más para sí mismo que para ellos --
Dumbledore muerto, no lo puedo creer
Todos
guardaron silencio para darle oportunidad de asimilar lo que Remus acababa de
contarle. Después de un momento, miró a los chicos y luego a Remus.
-
¿Y quiénes son los niños? --
preguntó
-
Él
-- dijo señalando a Bill -- Es
Bill Weasley.
-
¿Weasley?
-- exclamó Sirius -- ¿El
hijo de Arthur y Molly?
-
Así es
-- dijo Bill levantándose de la
silla donde había permanecido, y extendiéndole la mano
-
¡Demonios! Eras apenas algo más que un bebe la última
vez que te vi
Aquello
era una obvia exageración, porque la última vez que se vieron antes de los
acontecimientos ocurridos cuatro años atrás, Bill tenía diez años y recordaba
muy bien que a su madre casi le dio un infarto cuando lo vio subido a una
escoba con Sirius.
-
¿Mi prima sigue igual de aprensiva? --
preguntó Sirius con una sonrisa, lo que significaba que él también lo
había recordado
Luego
de esto miró a Jason que seguía cómodamente sentado con los pies sobre la mesa
con aire de ligero fastidio.
-
¿Y el niño “me río cuando me da la gana”?
Tanto
Remus como Bill tuvieron que hacer un enorme esfuerzo para no reír, mientras
que Jason ni siquiera si inmutó.
-
Él es Jason Prewet, sanador y…
-
¿Prewet?
-- lo interrumpió Sirius mirando
al chico
-
Así es, hijo de mi tío Fabián, por tanto
eso lo hace técnicamente pariente tuyo también
-
Espera, espera --
dijo Sirius evidentemente confundido
-- conocí bien tanto a Fabián
como a Gideon y sé perfectamente que “no” tenían hijos.
-
Larga historia --
dijo Jason -- y aún tenemos que resolver algunos asuntos.
Remus
miró la hora y tomó una decisión.
-
Será mejor que envíe aviso a los demás
para suspender la reunión de esta noche
-
¡Ey! No por mí --
dijo Sirius
-
A ver Sirius --
dijo Remus con paciencia -- todos a excepción de nosotros tres, creen que
estás muerto, no podemos presentarnos allá en tu compañía y pretender que no
sufran un paro cardíaco al menos la mitad de ellos.
-
Me encantaría ver sus caras --
dijo riendo malignamente
Jason
se puso de pie y se acercó a Sirius.
-
Supongo que ahora me dejarás hacer mi
trabajo
-
¿Qué trabajo?
-
Ya Lupin te explicó lo que sucedió
contigo, has pasado un año inconsciente, y aunque en lo particular me resultabas
más simpático dormido, ahora debo examinarte para asegurarme que todo marcha
como es debido.
Sirius
lo miró con suspicacia y luego se volvió hacia Remus de nuevo.
-
¿Realmente es sanador?
-
Y uno muy bueno debo agregar, es quien te
ha estado cuidando todo este tiempo y quien dio con la posible cura.
-
¡Vaya!
-- exclamó Sirius -- Bueno gracias… supongo.
Jason
se limitó a hacer una leve inclinación de cabeza y levantó de nuevo su varita.
-
¿Puedo?
-- preguntó -- Me
encantaría tener tu tiempo, pero tengo cosas qué hacer --
dijo mirando ostensiblemente su reloj y agregó mirando a Remus --
Entre ellas ir a ver a Lyra
-
¿Lyra? ¿Quién es Lyra? ¿Tu novia? --
preguntó Sirius en tono burlón
-
No
-- contestó él en su habitual
tono seco -- Es su hija
-- agregó señalando a Lupin.
Sirius
abrió los ojos hasta que casi se le salieron de las órbitas y Remus gimió
internamente. Aquella noche iba a resultar muy, muy larga.