Llegó
el mes de diciembre y con él las nuevas habitantes de Inverness. Jason había dado órdenes a Miles de prepararles las
habitaciones, y muy específicamente que estuviesen tan alejadas de la suya como
fuese posible. El día que llegaron, fue Sirius quien se encargó de darles la
bienvenida, porque el dueño de casa se encerró en el estudio y no consideró
oportuno dejarse ver hasta el día siguiente.
Unos
días después de su llegada, Jason desayunaba cuando Dánaee entró al comedor.
Casi de manera inmediata Jason se excusó y se marchó. La chica lo miró marchar
con frustración, aquel individuo estaba resultando realmente difícil, pero ella
no estaba dispuesta a darse por vencida.
Grace
por su parte, al parecer había decidido darle uso a su sentido del habla y
sostenía memorables batallas verbales con Sirius. Mientras él más se empeñaba
en fastidiarla, más se empeñaba ella en insultarlo.
Remus
asistía a todo este espectáculo con un suspiro resignado y la mayor parte de
las veces se encerraba en su habitación con Lyra cuando Jason no se le había
adelantado llevándose a la niña con él.
A
mediados de diciembre Jason enfermó, al parecer había pescado un resfriado y un
día se sintió tan mal que decidió no salir de su habitación. Dánaee vio su oportunidad
en aquella eventualidad pero cuando intentó ir a verlo, se encontró con que
Miles le impidió la entrada.
-
Lo lamento señorita, pero milord no desea
ser molestado -- le dijo de la forma más cortés que le fue
posible
La
chica consideró por un momento deshacerse de aquel molesto individuo, sabía
perfectamente que era muggle y no habría representado mayor inconveniente, pero
finalmente decidió que si bien al mayordomo podría manejarlo, no le resultaría
tan fácil con Jason y probablemente lo que conseguiría sería irritarlo más de
lo habitual.
Ese
mismo día, Kingsley se presentó en Inverness,
tenían un trabajo urgente qué hacer pero se encontró con que Jason no estaba en
condiciones y en un par de días habría luna llena, por lo que Remus tampoco lo
estaba.
-
¡Ah no!
-- dijo Sirius -- Ni
lo pienses, soy perfectamente capaz de hacerlo solo.
-
Sirius, se trata de varias personas,
entre ellos cinco niños, sé consecuente.
-
Seis, si contamos con la “niña” esta --
dijo él malhumorado
-
Kingsley
-- dijo Grace --
Dánaee y yo podemos hacer el trabajo si el señor Black se niega --
agregó haciendo que la furia de Sirius rebasara todos los límites
-
¡No me estoy negando niña! --
exclamó -- Solo estoy diciendo que puedo hacerlo solo.
-
Que en realidad no sería solo, porque su
ego es tan enorme que es la compañía adecuada para usted señor Black
-
Señores por favor --
intervino Kingsley -- estamos perdiendo el tiempo. Sirius irás con
Grace y con Dánaee y no se discute más
¿Entendido?
Finalmente
tuvo que acceder y para buena fortuna de todos, el asunto salió bien y sin
mayores contratiempos.
Entre
tanto en las afueras Tinworth, en Shell Cottage la casa de Bill y Fleur, habían
recibido un inesperado visitante. Cuando Bill vio llegar a Ron se alarmó mucho,
especialmente por el aspecto que tenía su hermano. Bill pensó mil cosas en el
lapso de unos cuantos segundos, pero siendo como era, ecuánime y paciente, hizo
pasar a Ron y después de pedirle a Fleur que trajera algo caliente, se sentaron
y esperó a que el chico estuviese en condiciones de hablar, y eso no fue
posible hasta después de haberse bebido un par de tazas de té muy fuerte.
-
¿Qué sucedió? --
preguntó Bill con voz tan pausada como le fue posible
-
Que soy un maldito traidor y el peor de
los amigos -- dijo Ron
Bill y
Fleur se miraron y ninguna de las imágenes que llegaron a sus mentes, se
correspondían con lo que él acababa de decir.
-
A ver Ron
-- intentó de nuevo --
¿Dónde están Harry y Hermione?
-
No tengo ni la menor idea --
dijo para asombro de la pareja
-- Los abandoné, los dejé sin
importarme nada, soy un desgraciado traidor
-- volvió a decir
Ron
cerró los ojos y comenzó a narrar los hechos, desde el momento en el que había
salido de la tienda dejando a sus amigos e ignorando los gritos de súplica de
Hermione. En ese momento no tenía idea de lo que le había sucedido, pero apenas
salió de la protección de los hechizos que los mantenían ocultos, quiso volver
pero no le fue posible. Esperó hasta que amaneció, pero fue inútil y sin duda
tenía pocas posibilidades de seguirlos, porque seguramente se habían
desaparecido cubiertos por la capa. De modo que sin saber qué hacer, se
desapareció de allí y apareció para su mala suerte, entre un grupo de snatchers.
-
Los hombres de Turel --
murmuró Bill con ira, pero siguió escuchando el relato de Ron
En ese
momento Ron les estaba diciendo que le costó un poco deshacerse de ellos, y
luego no sabiendo a dónde ir y sintiéndose miserable, decidió venir aquí. Ni
por un momento pensó en ir a La Madriguera, no se veía capaz de enfrentar las
miradas acusadoras de los gemelos, y aunque su madre nunca estuvo de acuerdo
con aquel asunto, sin duda tampoco aprobaría su conducta como no lo hacía él
mismo, y la cara de decepción de su padre sería como una bofetada. Eso, sin
contar con la muy probable reacción de Ginny, que como mínimo le lanzaría
cuanta maldición pudiese recordar, y aunque se lo tenía merecido, no quería
causarle la angustia a su hermana de saber que ahora estaban Harry y Hermione
solos enfrentándose a quién sabía qué.
Aunque
luego llegó a la conclusión de que su conducta había obedecido a que aquel
maldito medallón tenía una pésima influencia en él, omitió decirle esa parte a
su hermano, y simplemente asumió ante él la responsabilidad de no haber
soportado la presión y haberse dejado arrastrar por un momento de locura.
Bill
se mostró comprensivo y le dijo que podía quedarse el tiempo que quisiera, y
ninguno de ellos diría nada hasta tanto él no lo autorizara. Sí hizo vanos
intentos por averiguar qué era lo que hacían, pero Ron se mostró inflexible al
respecto. Y luego quiso saber qué era lo que había sucedido con Ginny,
contándoles a su vez lo que ellos habían escuchado. Bill le contó lo que había
sucedido, y lo puso al corriente acerca de cómo estaban las cosas.
Por
esos días los gemelos y su amigo Lee Jordan, habían comenzado a transmitir por
radio un programa en el que daban las noticias que el ministerio se empeñaba en
ocultar, y de esa manera, aquellos que captaban la señal podían mantenerse
informados. También le dijo que no podían mencionar el nombre de Voldemort,
porque de ese modo podían llegar hasta ellos los hombres de Turel.
Si
bien era cierto que Miles le impedía el paso a Dánaee a la habitación de Jason,
no podía hacer lo mismo con Sirius, de modo que Jason se veía obligado a
soportar su compañía.
-
Veamos pequeño Black --
estaba diciéndole Sirius -- Tú eres sanador ¿cómo es posible que no
puedas deshacerte de un simple resfriado?
-
Precisamente por eso genio -- dijo
Jason deseando que se largara de una vez
-- el resfriado es un virus para
el que no existe ningún remedio, simplemente hay que esperar que cumpla su
ciclo. Lo más que puedo hacer, es medicarme para el malestar y nada más. Ahora
me gustaría que fueras amable y me
dejaras en paz.
-
Mal agradecido, vine a hacerte compañía
-
Créeme que estoy mejor sin ella, y ya que has sido lo bastante imbécil como para
venir aquí, haz el favor de no acercarte a Lyra.
Tal y
como había dicho Jason, un par de días después estaba perfectamente bien,
aunque aún tardó unos días más en acercarse a Lyra. Pero el día de navidad lo
primero que hizo fue irse derecho a la habitación de Remus. Él acababa de
colocar a la niña en la cuna cuando Jason entró y para sorpresa de ambos cuando
la niña lo vio no solo comenzó a saltar en la cuna, sino que hizo su primer
intento por decir algo.
-
Jey
Aunque
no había sido mucho ni muy claro, ambos se quedaron de piedra. Sin embargo, y
ante la inquietud de la niña para que él la alzara, finalmente reaccionó y
corrió a cargarla.
A
partir de ese día y a pesar de que Molly decía que aquello era imposible porque
estaba muy pequeña, tanto Jason como Remus concentraron toda su energía en
decirle palabras sencillas para ver si ella las repetía. En la cuna de la
habitación habían pegado una fotografía de Hermione y le repetían
constantemente que ella era “mamá”, aunque también habían armado un álbum con
fotografías de todos, especialmente de Harry, Ron y sus abuelos, de modo que no
le resultaran desconocidos cuando algún día pudiese verlos.
Jason
pasó unos días muy preocupado, porque el día de navidad de nuevo había sentido
que Hermione estaba en peligro. Justamente pensaba en ello cuando Dánaee entró
al estudio.
-
Bonito colgante --
dijo la chica
Inmediatamente
él lo deslizó dentro de su camisa, hasta ese momento ni siquiera había sido
consciente de haberlo tenido en la mano.
-
Sí gracias -- le
contestó a la chica -- ¿Necesitas algo?
-
Solo quería conversar un rato, siempre
pareces muy ocupado y como ahora no lo estás.
-
Disculpa pero no soy bueno para
conversar -- dijo poniéndose de pie
-
Eso no es lo que dicen los que te
conocen -- y él elevó una ceja --
Todos coinciden en que no solo eres sociable sino muy creativo y
ocurrente.
-
Pues eso demuestra que no debes creer
todo lo que te dicen.
-
¿Hay alguna razón por la que te sea
antipática?
-
No. No me caes ni bien ni mal, eso sería
imposible teniendo en cuenta que casi no te conozco.
-
Y al parecer, no estás dispuesto a
modificar esa situación.
Jason
se cansó de aquello y decidió poner punto final al asunto, de modo que se
acercó a la chica poniendo peligrosamente en riesgo el buen sentido de ella.
-
Escúchame Dánaee, si vamos a trabajar
juntos y es un hecho que será así, lo que menos nos conviene es enredarnos en
una situación que ciertamente yo no deseo y en la que tú podrías salir
lastimada.
Aunque
aquello podía sonar muy arrogante de su parte al dar por hecho qué era lo que
ella quería, difícilmente Dánaee estaba en posición de negarlo cuando ni
siquiera era capaz de pensar con claridad ante su proximidad. No obstante, algo
de su orgullo vino en su auxilio e intentó negarlo.
-
Creo que estas siendo muy osado al
pensar… -- pero calló al ver su sonrisa
-
Tengo muchos defectos señorita Aldridge,
pero la ceguera no es uno de ellos, y sé perfectamente cuando una mujer quiere
algo más que simple amistad. Eres hermosa
-- le dijo deslizando un dedo por
su mejilla -- y fácilmente podríamos llegar a donde
quieres, pero de momento no me interesa. No es nada personal, no lo quiero ni
contigo ni con nadie.
Dicho
esto dio un paso atrás y comenzó a alejarse. Dánaee sentía que le ardía la piel
por donde él había deslizado el dedo pero intentó recuperarse.
-
¿Quién es ella? --
preguntó -- Tanto control solo puede obedecer a la
fidelidad a una mujer
Ya él
casi había llegado a la puerta y se volvió con una mirada tormentosa.
-
Suponiendo que existiera, en ningún caso
sería asunto tuyo -- y salió azotando la puerta
A
Dánaee le quedaron claras dos cosas. La primera, que sin lugar a dudas había una mujer y por algún motivo él no
podía tenerla. Y la segunda, que aquel sujeto era al que quería y haría
cualquier cosa por conseguirlo.
Jason
casi había arrollado a Sirius cuando salió del estudio pero no se detuvo, lo
apartó de un empujón y subió a su habitación, de modo que no le dio tiempo a
preguntar ni a decir nada. Por un momento Sirius pensó en seguirlo y averiguar
qué le sucedía, pero mientras lo pensaba vio salir a Dánaee del estudio. Se le
quedó mirando unos segundos y la chica enrojeció, lo que le bastó a Sirius para
hacerse una idea de la situación. Conociendo al “niño” se imaginó que le había
hecho algún desplante a aquella chica y eso por definición era peligroso. De
manera que decidió que por el bien del pequeño Black, debía hablar con él y
advertirlo o las cosas podían ponerse feas.
Sin
embargo, no hubo ni tiempo ni ocasión, porque los próximos dos días estuvieron
sumamente ocupados y Jason escogió el día de año nuevo para sostener otro
“diálogo cerrado” con una botella, lo que lo puso directamente en la línea de
fuego.
El día
de año nuevo los Weasley habían ido a Inverness,
de modo que tenían “casa llena” y entre las noticias, lo que Ginny había estado
contado de la situación en el colegio y las bromas de los gemelos, nadie había
prestado mucha atención a Jason, y lo cierto era que estaba bebiendo más de la
cuenta. A la hora de la cena apenas si probó la comida ganándose con ello la
mirada reprobatoria de Annie.
Cuando
pasaron al salón, se fue derecho hacia la licorera y fue cuando Sirius comenzó
a prestar atención. Dánaee estaba aprovechando diligentemente el hecho de que
el chico tenía más alcohol que sangre en las venas y no se separaba de él, de
modo que Sirius buscó a Remus con la mirada y cuando logró que éste le prestase
atención, le hizo un gesto y ambos abandonaron el salón rumbo al balcón.
-
¿Qué sucede?
-
Tenemos que evitar que el niño cometa un
disparate.
-
A ver Sirius, quizá si me aclaras el
punto, tal vez…
-
¿Lunático, eres ciego o qué? --
dijo con exasperación -- Está haciendo el idiota con Dánaee y si no le
ponemos freno…
-
Sirius, Jason no es ningún crío como te
empeñas en llamarlo y ciertamente no tenemos derecho a meternos en su vida
personal.
-
Créeme Lunático, es algo de lo que va a
arrepentirse mucho cuando esté sobrio.
-
Hazme y hazte un favor ¿quieres? Deja de
conducirte como si fueras su padre, el pobre chico tiene derecho a divertirse
un poco.
-
Normalmente sería yo el primero en estar
de acuerdo con eso, pero…
-
Y me sorprende que no sea así.
-
Odio tener que decir esto, pero tú y yo
sabemos a quién ama el niño -- y aquí Remus se tensó -- y del
mismo modo sabemos, o al menos yo lo sé, que Dánaee no es de la clase que se
conformará con una noche de “diversión” Así que luego de esto, se nos vendrá
encima una situación que difícilmente nos permitirá una convivencia ni siquiera
medianamente tranquila, ya no digamos trabajar.
-
Suponiendo que tengas razón --
dijo Remus sabiendo que la tenía
-- ¿Cómo demonios se supone…?
-
Tú distrae a la chica que yo me encargo
del niño ¿de acuerdo?
-
Bien, es tu cabeza no la mía --
dijo en tono críptico
Pero
cuando volvieron al salón, no los vieron por ninguna parte.
-
¡Demonios! --
exclamó Sirius y empujó a Remus hacia las escaleras
-
¡Sirius Black! No pensarás irrumpir en su
habitación ¿no? -- dijo con exasperación
-
No seas necio, no estaba en condiciones
de llegar a su habitación
Y
Remus vio que en realidad no se dirigían a las escaleras sino al estudio.
Sirius abrió la puerta con el mayor sigilo y asomó la cabeza dentro.
Ciertamente estaban allí y enfrascados en una “conversación” muy subida de tono
por decir lo menos y Sirius se volvió hacia Remus.
-
Escúchame bien, esto será lo que haremos…
Remus
estaba atónito pero si alguien podía llevar a cabo aquello con éxito era
Sirius, de modo que salió en carrera y llamó a Bill. De la manera más sucinta y
mientras caminaban de vuelta al estudio, le explicó poco más o menos lo que
sucedía.
-
De acuerdo --
dijo cuando llegaron -- pero que alguien se haga cargo por si decide
atacarnos
-
Bien, hazlo tú -- le
dijo Sirius -- pero apuesto mi varita a que de momento no es
capaz de empuñar la suya.
A
continuación irrumpieron los tres en el estudio con el mayor estrépito. Entre
Remus y Bill y llevaban casi a rastras a un muy “ebrio” Sirius.
-
¡Ah Jason! --
exclamó Remus -- menos mal que te encuentro, necesitamos que
prepares algo para este idiota.
Jason
soltó a medias a Dánaee y trató de enfocar la vista, cosa que a todas luces le
costaba una enormidad.
-
Lupin… por si no lo has notado… estoy o…
cupado…
Y
viendo las condiciones en las que estaba, que hasta juntar dos palabras parecía
un gran esfuerzo, no entendían cómo. Aunque en realidad no era “hablando”
precisamente que estaba. Pero el asunto fue que su plan dio resultado, porque
una muy avergonzada Dánaee salió a toda prisa y sin mirar nadie tratando de
poner algo de orden en su atuendo y murmurando una ininteligible disculpa.
Ellos fingieron de la manera más cortés, no haberle prestado atención, pero
ninguno se perdió ni un solo detalle de la bochornosa situación.
-
¡Ey!
-- dijo Jason cuando notó que “lo
que” tenía en las manos había desaparecido
-- Son… ustedes los… más
inoportunos
Intentó
dar un paso hacia ellos y se fue de bruces, Bill alcanzó a llegar hasta él pero
cayeron ambos.
-
¡Quítate idiota! --
gritó Jason
-
En realidad… tú me estás aplastando
a mí
-- dijo Bill intentando
quitárselo de encima
Sirius
y Remus ayudaron a Jason a ponerse de pie y como el chico seguía diciendo
incoherencias, Sirius optó por lo más práctico.
-
¡Desmaius!
-
Hombre
-- dijo Remus cuando lo vio caer
aparatosamente al piso -- ¿quieres que
se rompa la cabeza?
-
Le estaría haciendo un favor --
dijo Sirius -- querrá rompérsela él mismo cuando se entere
de lo que estuvo a punto de hacer.
-
Vamos a llevarlo a su habitación y
terminemos con esto -- dijo Bill
-
Lunático vigila que no esté por ahí “la
encantadora señorita” ni nadie más
Lupin
salió y les hizo señas de que podían salir. Hicieron levitar el cuerpo de Jason
y lo subieron. Una vez que estuvo en su habitación, Remus y Bill volvieron a
bajar pero Sirius se quedó con él. Se le quedó mirando un rato y meneó la
cabeza.
-
Si serás estúpido niño, el alcohol no te
hará olvidarla y en cambio puede meterte
en muchos líos -- apuntó su varita al pecho del chico -- ¡Enervate!
Pero
evidentemente ahora había caído en un sueño etílico del que probablemente no
despertaría hasta el día siguiente como en efecto sucedió.
Sirius
despertó sobresaltado de su incómodo sueño cuando sintió que Jason se quejaba.
Se fijó que debía hacer mucho tiempo que había amanecido, de modo que se
enderezó en el sillón y luego presionó un timbre que había al lado de la cama y
esperó. Al poco rato apareció Miles con una bandeja y un servicio de café. Si
se extrañó de ver a Sirius allí, nada dijo, se limitó a dar los buenos días, dejar
la bandeja sobre una mesa y abandonó la habitación. Unos minutos después, Jason
intentó abrir los ojos y Sirius le acercó una taza.
-
¿Ahora sustituirás a Miles? --
preguntó Jason -- ¿Qué mal he hecho para que seas tú lo primero
que vea al despertar?
-
Pues te aseguro que preferirás diez veces
verme a mí, que la otra muy probable alternativa que te estabas preparando.
-
No grites Black --
dijo llevándose la mano a la cabeza
-- ¿De qué hablas?
Y a
pesar de que no lo había hecho, entendió que lo más seguro fuese que en aquel
momento “la criatura” tuviese un dolor de cabeza brutal.
-
No creo que estés en condiciones de
escucharlo en este momento -- dijo casi en un susurro
-
Si lo primero que me veo obligado a hacer
es verte, creo que merezco saber la razón.
-
Escucha niño --
dijo recuperando su tono habitual y Jason cerró los ojos y se llevó la
mano a la cabeza de nuevo -- Ese agradable dolor es el recordatorio de que
ayer decidiste acabar con la existencia de alcohol que tienes en casa, y de
paso quisiste literalmente “comerte” a Dánaee.
-
No digas estupideces Black
-
¡Ja! El estúpido aquí es otro, pero para
tu información, si no hubiésemos
intervenimos, te habrías encontrado a esa chica en tu cama necio
Jason
intentó poner en orden sus caóticos pensamientos pero renunció a ello cuando su
dolor se triplicó.
-
Será mejor que te tomes ese café e
intentes descansar hasta que estés en condiciones de levantarte --
dijo mientras se dirigía a la puerta
-- Y ya va siendo hora de que
crezcas, ya me estoy cansando de hacer de niñera
Salió
dando un portazo que hizo que Jason tuviese ganas de asesinarlo. Durmió
prácticamente todo el día y cuando despertó aún sentía una enorme pesadez en la
cabeza, pero después de una ducha helada pareció mejorar su condición. Se
vistió y fue directo a la habitación de Remus pero Lyra no estaba allí de modo
que bajó. Recordaba vagamente que Sirius le había dicho algo con relación a
Dánaee, pero no tenía ni la más remota idea de qué había sido y no estaba muy
seguro de querer saber tampoco. Normalmente cuando él le hablaba de la chica
era para fastidiarlo, y no creía que en esta ocasión fuese diferente.
Miró
la hora y supuso que estarían en el comedor. No tenía muchas ganas de ver a
nadie pero su estómago estaba recordándole dolorosamente que llevaba muchas
horas sin comer, de modo que se encaminó hacia allá.
Efectivamente
estaban todos allí, hasta la pequeña Lyra quien ocasionalmente les hacía
compañía ahora que podía sentarse en la sillita alta, y aunque lo que menos
hacía era comer, les gustaba tenerla allí. Apenas la niña lo escuchó saludar
empezó a hacer malabares para volverse. Él sonrió y se acercó a ella. Tenía
comida en el cabello, en la ropa, y alrededor del plato.
-
Hola nena
-- a cambio recibió una sonrisa y
algo que parecía puré fue a dar a su camisa
-- A ver nena ¿será que puedes
llevarte eso a la boca y no al resto de tu humanidad? --
dijo guiándole mano hacia la boca
Pero
Lyra al parecer tenía otros planes, porque volteó la cabeza y sacudió la mano
de nuevo salpicándolo todo. Jason
renunció a su cometido y fue a sentarse. Tomó una servilleta y se limpió lo mejor
que pudo las salpicaduras mientras Sirius y Remus reían.
-
Creo están necesitando urgente ayuda
femenina -- dijo Grace y los tres la miraron --
Quiero decir, es evidente que no tienen ni idea de qué hacer con la
niña.
-
Descuida
-- dijo Remus -- la
mayor parte del tiempo Annie se encarga de sus comidas. Y aunque teníamos la
vana esperanza de enseñarle a utilizar la cucharilla pues…
-
Han fracasado lamentablemente a juzgar
por lo que acabamos de ver -- dijo
Dánaee -- los niños necesitan una mano firme para
aprender ciertas cosas, y…
-
La niña está perfectamente bien como
está --
la interrumpió Jason -- se comporta de acuerdo a una bebe de su edad,
así que no necesita nada.
Con
aquella cortante afirmación, les quedó claro que Lyra Lupin era intocable para
Jason así estuviera incendiando la casa.
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