Ya estaban a mediados de noviembre y
Jason, Sirius y Remus seguían su actividad de extracción de personas, pero con
mayores precauciones. Después de los desagradables eventos acaecidos con la
noticia de que Jason estaba vivo, y según lo que les habían referido Bill y
otros miembros de la Orden ,
las cosas para los Weasley no estaban siendo fáciles.
Por una parte a Arthur le hacían la vida
miserable en el trabajo. Sortilegios Weasley siempre recibía la “visita” de
agentes del CCP, aunque los gemelos se lo tomaban con filosofía y no
desaprovechaban ninguna oportunidad para fastidiar a los susodichos.
Fleur no había soportado la presión y
había abandonado su trabajo en el Banco, mientras que Bill se mantenía firme,
aunque tenía que soportar que invariablemente alguno de aquellos individuos
estuviese pegado a sus talones.
La orden de captura contra Jason se
había retirado oficialmente pero extraoficialmente la orden era capturarlo vivo
o muerto. Mientras que para Remus y Sirius, seguía abierta la orden.
Las tiendas y comercios del Callejón
Diagon que aún permanecían abiertas, tenían sus vitrinas empapeladas con
afiches de Harry, Ron y Hermione con la leyenda de: “INDESEABLES”
En el colegio las cosas seguían mal, los
alumnos sufrían horribles castigos, mientras que los miembros del ED seguían
causando trastornos a los Carrow y a Snape, pero hasta la fecha no habían
podido atraparlos. Y aunque en voz alta la profesora McGonagall los reprendía,
en voz baja aplaudía lo que hacían, y tanto ella como Flitwick y Sprout, hacían
hasta lo imposible por encubrirlos cada vez que se hacía necesario.
Hasta la fecha la mayor parte del tiempo
Jason y Sirius trabajaban juntos, porque a pesar de que parecían perros y
gatos, hacían un excelente equipo. En algunas ocasiones lo hacía alguno de los
dos con Remus, pero habían llegado al tácito acuerdo de no exponer mucho a
Remus en beneficio de Lyra. Sin embargo, en la última reunión les dieron una
noticia que no les gustó nada.
-
Y
por último -- estaba diciendo Kingsley --
tenemos un problema.
-
Claro,
porque como todo lo demás eran buenas noticias
-- bromeó George
-
Jason --
dijo Kingsley después que los chicos dejaron de reír --
Grace y Dánaee van a necesitar tu ayuda
Jason se tensó al escuchar aquello y por
la cara y el tono de Kingsley, tuvo la plena certeza de que no iba a gustarle
lo que iba a escuchar.
-
Debemos
“desaparecerlas” -- continuó el mago -- Por
pura casualidad escuché cuando Kovacevic ordenaba a uno de sus hombres iniciar
una investigación y vigilar a Lowell y a Aldridge, de lo que podemos deducir
que ya sospechan de ellas.
-
Se
los advertí -- dijo él
-
Pues
llegó el momento, y como ofreciste refugio a quien lo necesitase.
-
De
acuerdo -- dijo él después de un minuto --
pueden venir cuando dispongas.
-
Gracias -- le
dijo
Tal y como había pensado, aquello no le
gustaba en lo más mínimo, porque él podía ser muchas cosas pero tonto no era
una de ellas y Dánaee había dejado perfectamente claro sus intenciones de
cazarlo a como diese lugar. De modo que tenerla bajo el mismo el techo no era
una perspectiva que le agradase de forma particular. Mientras pensaba todo aquello,
sintió la mirada de Sirius y cuando alzó la suya, se dio cuenta que el muy
infeliz tenía una sonrisa burlona que le provocó el deseo de borrársela de un
puñetazo. Lo había fastidiado con el asunto de la chica hasta casi provocarle
una úlcera y suponía que ahora sería mucho peor. Sin embargo, se obligó a dejar
sus negros pensamientos y prestar atención a lo que decía Kingsley.
-
Hay
otro asunto, en vista de que Grace y Dánaee estarán inactivas, se integraran al
proceso de extracción de personas. De modo que de ahora en adelante trabajaran
directamente con ustedes
Jason casi gimió en voz alta, aquello
empeoraba con cada minuto. No obstante, fue Sirius quien habló.
-
Espera,
espera -- le dijo
-- Eso no es muy sensato
Kingsley, no tienen experiencia en combate y para esto se necesita rapidez y
destreza.
El saldo negativo de Sirius en las
cuentas de Jason mejoró notablemente con aquel comentario.
-
Podría
sorprenderse señor Black -- y todos voltearon a mirar a Grace, porque
ella casi nunca hablaba
-
Sirius --
dijo Kingsley -- te aseguro que ambas están perfectamente bien
entrenadas, pero aunque no fuese así, tendrían la ventaja de que ahora estarán
bajo el mismo techo con uno de los individuos más hábiles en esta materia, de
modo que puedes aprovechar el tiempo en el que no estén ocupados para que mejoren
sus técnicas de duelo.
Jason habría pagado una gran cantidad de
galeones solo por ver lo que ahora estaba viendo de gratis. La cara de Sirius
no podía reflejar un horror mayor, por lo que a pesar de que en principio
estaba totalmente de acuerdo con él, no pudo evitar sentir un maligno placer al
ver que lo estaba pasando tan mal.
-
No,
no, no, no estás cometiendo un terrible error. No tengo madera para la
enseñanza, te equivocaste de sujeto, ese es Lunático no yo. Yo no tengo
paciencia, ni…
-
Eso
no es estrictamente cierto -- lo interrumpió Jason -- a
mí me enseñaste muchas cosas y lo hiciste muy bien según recuerdo --
agregó con fingida inocencia
-
¡Cállate
Niño!
-
En
cualquier caso, le aseguro que no necesito un maestro señor Black --
dijo Grace
-
Deja
de llamarme “señor Black” ¿quieres?
Y ahora Jason rió abiertamente con lo
que Dánaee sintió que el corazón le daba un vuelco. Llevaba meses conociendo a
aquel individuo pero era la primera vez que lo veía reír y si antes le parecía
muy apuesto, ahora le parecía indecentemente atractivo.
Mientras tanto Jason ajeno a los
pensamientos de Dánaee, estaba disfrutando muchísimo del mal rato que estaba
pasando Sirius, consideraba que ya era hora de que alguien lo fastidiara tanto
como él solía fastidiar al prójimo.
Finalmente la reunión concluyó con un
Sirius de muy mal humor, mientras que el de Jason no podía ser mejor. Una vez
que todos se marcharon y antes de subir a sus habitaciones, Jason siguió a
Sirius al estudio y se le quedó mirando
hasta que el otro se fastidió.
-
¿Qué
tanto me miras Niño? Si tienes algo que decir dilo de una vez.
-
Solo
una cosa. Debes considerar esta situación como lo que es -- le
dijo
-
Y
según tu “sabiduría” qué se supone que sea.
-
Justicia
Divina -- y soltó la carcajada
-
¡Vete
al infierno Niño!
Jason comenzó a caminar hacia la puerta,
pero se detuvo cuando estaba a punto de salir.
-
Que
tenga dulces sueños, profesor
Y esta vez fue a él al que le tocó
correr antes de que el vaso que tenía Sirius en la mano se estrellara
violentamente contra la puerta que había dejado abierta.
Un par de días después, Jason estaba en
el comedor cuando entró Sirius.
-
Buenos
días profesor -- lo saludó el chico como lo había estado
haciendo desde el día de la reunión
-
¡Oh
sí! Sin duda son muy buenos pequeño Black
-- le dijo con una sonrisa que
Jason identificó como una clara señal de peligro
-
No
te parecerían buenos si no estuvieses
planeando hacerle la vida miserable a alguien, especialmente si ese alguien es
un servidor -- dijo él entrecerrando los ojos
-
Acabas
de herir mi corazón -- le dijo pero seguía sonriendo -- Y
hablando de corazones, quizá te interese esto
-- y le lanzó una revista que
Jason atrapó en el aire
-
¡Ja! Debes tener problemas serios si ahora te
dedicas a leer “Corazón de Bruja”
-
Partamos
del principio de que no es mía, la dejó Molly en su última visita. Y estoy seguro
que su intención era mostrártela pero seguramente se le olvidó.
-
¿Por
qué habría de interesarme verla? Con toda seguridad esa “cosa” no publica
artículos relacionados con la salud
-- dijo Jason que había hecho la
revista a un lado después de ver de qué se trataba
-
Créeme,
va a interesarte mucho -- insistió Sirius sin dejar aquella sonrisa
idiota -- Vamos niño que no va a morderte, aunque hay
quien desee hacerlo -- y soltó la carcajada
Pero Jason era tan terco como Sirius
insistente, de modo que continuó comiendo sin prestarle atención a la revista.
-
¿A
qué se debe tu hilaridad? -- preguntó Remus que entraba en ese
momento -- ¿Acaso ya te agrada más la idea de ser
profesor?
Sirius lo miró mal pero luego decidió
que nadie iba a fastidiarle aquel momento.
-
No,
pero hay otras cosas sin duda mucho más graciosas -- le
dijo --
Como por ejemplo eso -- añadió señalando la revista
-
¡Vaya!
Me sorprendes, pero si deseas ampliar tus horizontes literarios, te sugeriría
otra clase de lectura.
-
No
seas necio Lunático, hay un artículo muy “interesante” pero el niño se niega a
verlo.
Remus tomó la revista y miró en la
portada los artículos que traía aquel número.
-
¡Por
las Barbas de Merlín! -- exclamó y miró a Jason
-
¿Qué? --
preguntó el chico sin mucho interés
-
Jason Prewet: ¿La Cara Bonita de la
Salud, o Mortífago Disfrazado?
Jason escupió el jugo en todas
direcciones mientras Sirius reía y Remus buscaba en el interior de la revista.
-
Te
dije que te iba a interesar
El artículo venía en las páginas
centrales, en una aparecía una fotografía de Jason que sonreía y guiñaba un
ojo, y el texto en la de al lado. Remus comenzó a leer en voz alta.
Jason Prewet: ¿La Cara Bonita de la
Salud, o Mortífago Disfrazado?
Por Rita Skeeter
Hace
aproximadamente doce años, se dio a conocer la noticia de que el famoso Auror Fabián
Prewet, había engendrado un hijo con una mujer muggle. Ese niño es el hoy muy conocido, brillante y groseramente atractivo
sanador Jason Prewet.
Según
la información que hemos podido recabar, más que todo obtenida de antiguos
compañeros de colegio, porque entre las características de este hombre está la
de ser inaccesible, nos hemos ido formando una imagen de él.
En
opinión de la señorita Mónica Wheeler,
el joven Prewet siempre fue un estudiante
brillante, pero su mayor talento parece haber sido el de destrozar corazones.
Mientras Remus leía, a Jason le había
salido una arruga en la frente y estaba haciendo el mayor de los esfuerzos por
ubicar a aquella tal “Mónica” aunque a decir verdad, aquella era una tarea
ímproba teniendo en cuenta su larga lista de compañías femeninas antes de
conocer a Hermione.
Este
talento que parece ir de la mano con el que posee para devolverle la salud a
sus pacientes, en opinión de sus compañeros de trabajo no ha desaparecido,
porque aunque su capacidad como sanador no está en discusión según todos ellos,
no es menos cierto que una gran cantidad de pacientes fueron siempre del género
femenino y no nos cabe duda de que muchas de ellas el único mal que sufrían,
era el de estar perdidamente enamoradas del bellísimo sanador. Y la opinión de Sara
Biel nos confirma esto cuando nos dice: “Ese hombre debería estar preso, porque
todo él es casi un delito en contra de la paz mental y el buen juicio
femeninos, y según mi madre, casi podría competir con Sirius
Black”
Y es justamente lo que nuestras autoridades
parecían empeñadas en hacer, porque en contra del sanador en cuestión, hasta hace poco pesaba una orden de captura
que posteriormente fue revocada.
Hay
mucho misterio alrededor de este personaje, primero esa persistente negativa de
parte del sanador a conceder entrevistas aún antes de convertirse en un
prófugo. Segundo, la negativa por parte de las autoridades a informar del
porqué de la persecución. Y tercero, la misma sólida negativa de parte de sus
únicos parientes (los Weasley) a hablar de él.
Otro
hecho insólito en relación a este bello ejemplar masculino, fue su súbita
renuncia al cargo como sanador en San Mungo, luego de la cual ni pacientes ni
compañeros de trabajo, volvieron a saber más de él.
¿Qué
es lo que sucede realmente con el apuesto sanador? ¿Es realmente lo que dice
ser? ¿O es que acaso nos ocultan el hecho de que este chico se pasó al lado
equivocado?
Todo
esto solo nos hace preguntarnos: ¿Es Jason Prewet
solo un sanador brillante? O por el contrario es un mortífago disfrazado
No
tenemos las respuestas pero les prometo mis queridos lectores, que seguiré
investigando y los mantendré informados
Remus finalizó la lectura y miraba la
revista como si fuese la cosa más repulsiva que hubiese visto en su vida.
-
Esto
es asqueroso -- dijo
-
Vamos
Lunático, tiene frases épicas -- dijo Sirius
-- como esa de: “Bello ejemplar masculino” o “delito contra la paz mental” , “groseramente atractivo” y mi favorita sin duda alguna “casi podría competir con Sirius Black”
-- y soltó la carcajada --
“Casi” niño, pero aún no -- y volvió a reír con descaro
-
¿Sirius,
alguna vez en tu vida podrías ser formal?
-- preguntó inútilmente Remus
Pero mientras Sirius reía a más no
poder, Remus miraba a Jason que no había dicho ni media palabra y tenía una
mirada ominosa.
-
Jason --
dijo Remus con cautela -- Sabemos que esto es una basura, así que no le
prestes atención, Rita Skeeter nunca se ha caracterizado por su brillante
inteligencia
Sin embargo, Jason seguía silencioso y
por experiencia sabían que aquel silencio no auguraba nada bueno.
-
Tranquilo
niño, algún día es posible que me alcances.
-
¡Sirius!
Quieres…
Pero se interrumpió cuando vieron a
Jason levantarse y salir apresuradamente del comedor.
-
No
tiene sentido del humor este chico
-- dijo Sirius
-
Y
tú eres un imbécil -- le dijo Remus
-- lo que le molesta no es la
sarta de tonterías con relación a su apariencia, sino la estúpida suposición de
que pudiese ser un mortífago.
-
Pues
es una necedad aun mayor molestarse por algo que no es verdad, y más
procediendo de quién procede.
Jason se apareció en la sede donde
funcionaban las oficinas de El Profeta
y sin preguntar nada a nadie, e ignorando las apreciativas miradas de algunas
de las secretarias, se dedicó a ubicar
la oficina de aquella mujer, cosa que no le llevó mucho tiempo. Sin anunciarse
abrió la puerta y entró.
Rita estaba sentada en su sillón de
espaldas a la puerta y dictaba algo a su vuelapluma,
pero al escuchar la puerta se volvió muy molesta.
-
No
dije que… -- pero se interrumpió al ver a su
visitante -- Pero que maravillosa sorpresa.
-
¿De
veras? -- preguntó él
-- ¿Acaso no me estabas buscando?
Lo que no sé, es si va a gustarte el haberme encontrado.
Rita lo miraba primero con evidente
admiración y segundo con cierto grado de asombro, pero se las arregló para
levantarse y acercarse a él.
-
Por
supuesto que sí guapo -- dijo extendiendo un brazo para tomar el de él
-
No
me toques -- siseó él y ella detuvo su mano a pocos
centímetros
-
Claro,
pero siéntate -- le dijo recuperándose de su sorpresa con
rapidez
-
Lo
que tengo que decirte es breve y me ahorrará el dudoso placer de extender esta
visita -- le dijo
-- Ya tenía claro que eras una mujer
con escaso talento y que gusta de llamarse a sí misma “periodista”, algo que en
realidad no tienes ni la más mínima idea de lo que es, pero a menos que también
seas de una estupidez superlativa, te sugiero dejarme en paz. Si al menos te
molestaras en investigar de manera seria, en lugar de ir por ahí destruyendo al
prójimo, sabrías que soy una de las últimas personas que podría convertirse en
un mortífago, primero porque yo tengo algo que a ellos les falta, es decir,
respeto y aprecio por la vida y la dignidad humana. Y segundo y mucho más
importante, porque esos desgraciados ¡MATARON A MI PDRE!
Mientras Jason hablaba y se acercaba a
ella, Rita había ido retrocediendo hasta chocar con la pared y se sobresaltó
cuando él finalizó sus palabras con un grito.
-
De
manera que -- continuó él recuperando el tono helado -- Si
mencionas a alguien el motivo de mi visita, o vuelvo a leer mi nombre en algo
firmado por ti, víbora asquerosa, te
juro que no tendrás tiempo suficiente para arrepentirte ¿me he explicado con
claridad?
Sin esperar respuesta comenzó a caminar
hacia la puerta y cuando ya estaba por salir giró la cabeza.
-
No
soy y nunca seré un mortífago, pero si te atreves a desobedecerme, descubrirás
que puedo ser mucho más peligroso que uno.
Cuando Jason regresó se encontró con un
Remus muy preocupado y con un Sirius furioso.
-
¿Dónde
diablos estabas? -- le gritó apenas lo vio entrar
-
Estoy
grandecito como para dar explicaciones ¿no te parece?
-
Escúchame
niño-genio…
-
¡Suéltame
Black! -- le gritó él a su vez, pero al ver la cara de
auténtica preocupación de Remus, agregó
-- Fui a ponerle un alto a esa
desgraciada.
-
¡Jason! --
exclamó Remus -- ¿Fuiste a El
Profeta? ¿Has perdido el juicio?
-
Eres
un desconsiderado -- dijo Sirius con más calma -- si
ibas a divertirte al menos pudiste tener la amabilidad de invitarme.
-
¡Sirius! --
volvió a exclamar Remus y miró de nuevo a Jason -- Después de Harry, somos los sujetos más
buscados por el CCP ¿Te das cuenta que alguien pudo haber dado el aviso? Podían
haberte atrapado fácilmente.
-
Pero
no sucedió ¿no? -- dijo tercamente Jason
-
De
acuerdo -- dijo Sirius
-- pero la próxima vez que te
vayas de fiesta sin mí…
-
¡Están
los locos los dos! Pero… ¿qué se podía
esperar? Ambos son Black sin duda alguna
-- después de dicho esto, Remus
salió hecho una furia
A la mañana siguiente, Jason contrario a
sus costumbres, se levantó tarde y cuando salió de su habitación en lugar de
bajar a desayunar se dirigió a la habitación de Remus. La noche anterior Lyra
había estado inquieta de nuevo. La niña estaba próxima a cumplir los cinco
meses pero para su corta edad era muy despierta. Ya había logrado sentarse sola
y era sumamente curiosa e independiente. Annie acostumbraba colocarla sobre la
alfombra con varios juguetes, pero se quejaba de que si se descuidaba un
momento la encontraba debajo de cualquier mueble, y un par de días antes, Remus
había pasado un susto cuando la nena intentó ponerse de pie ayudándose con una
mesita baja y se cayó golpeándose la cabeza. Jason pasaba mucho tiempo
leyéndole cuentos y aquello parecía gustarle, porque era el único momento según
Annie y Remus, en los que Lyra se quedaba tranquila por más de cinco minutos
seguidos.
Ahora que estaba más grandecita, Sirius
se había vuelto más osado en sus muy inseguros juegos aéreos y Lyra reía como
loca cuando él la hacía volar en todas direcciones, mientras Remus ofrecía
asesinar a Sirius de todas las formas posibles y juraba que nunca le compraría
una escoba a su hija.
Pero la pasada noche, la niña había
estado inquieta e irritable y ni siquiera Sirius logró sacarle una sonrisa. Por
esa razón Jason quiso verla antes de bajar a desayunar. Cuando entró, se
encontró a Remus mirando por la ventana y actitud ausente.
-
Buenos
días --
saludó el chico y él se volvió
Jason notó las ojeras que indicaban que
él no había pasado una buena noche.
-
¿Te
sientes bien? -- le preguntó
-
Sí,
no te preocupes. Ya sabes, mañana hay luna llena.
Y ciertamente Jason lo sabía, de hecho
él era quien se encargaba desde hacía meses de prepararle la poción matalobos. Se acercó a la cuna de Lyra y
la encontró sentada pero no jugaba con ninguno de sus juguetes.
-
Hola
chiquita -- y ella apenas sonrió cuando lo normal era que
enloqueciera y estirara los brazos para que él la cargara
-
Tampoco
ella durmió muy bien -- le dijo Remus
-- y no quiso comer mucho.
Pero eso era algo que Jason ya sabía, de
modo que la sacó de la cuna y la niña recostó la cabecita en el hombro del
chico y se llevó el pulgar a la boca. Remus la miró con disgusto, porque había
hecho todo cuanto había podido por quitarle aquel hábito y no lo había
conseguido, por lo que estaba seguro que Hermione querría quitarle la cabeza
cuando volviese.
-
Tenemos
que hablar -- le dijo Jason repentinamente y caminó hacia
la puerta
Remus lo siguió y bajaron al estudio.
Allí como en casi todas las estancias de la casa había una cuna, de modo que
Jason colocó a Lyra en ella y se dirigió al escritorio, pero apenas había dado
unos cuantos pasos, la niña comenzó a llorar. Volvió sobre sus pasos y la alzó
de nuevo.
-
Hermione
no va a agradecer mucho eso -- dijo Remus con cierta nota de mal humor
-
¿Qué
cosa?
-
Que
cada vez que Lyra llore haya que alzarla.
-
No
siempre es así.
Y eso era cierto, normalmente si él o
Remus estaban trabajando, la niña se quedaba jugando tranquila en la cuna y esa
era la razón para que hubiese una en casi todas partes, porque le bastaba con
no estar sola. Pero luego de unos segundos, Jason comprendió que si Remus había
dicho aquello, obedecía a su estado. Su humor se volvía irascible en los días
previos a la luna llena. En aquel momento entró Sirius y al ver sus caras se
preocupó.
-
¿Qué
sucede? ¿Acaso la lobita sigue mal? --
preguntó
-
Te
he dicho que no la llames así, a Hermione no va a gustarle eso tampoco.
-
No
seas necio Lunático, siempre lo he hecho y ella lo escuchó bastante, así que no
te pongas pesado.
Jason caminó de nuevo hacia el
escritorio pero se sentó en uno de los sillones que estaban frente a él y le
hizo señas a Lupin para que tomara asiento también.
-
Creo
saber qué es lo que tiene Lyra -- le dijo
-
¿Y
bien?
-
Llevo
meses investigando y estudiando su comportamiento --
continuó -- Sus cambios son cíclicos, igual que los tuyos
y obedecen a la fase lunar.
Remus que ya de por sí estaba pálido
debido a que estaba en el día previo a la luna llena, perdió el poco color que
le quedaba y se aferró con tanta fuerza al reposa brazos del sillón que terminó
por partirlo. Sirius había abierto mucho los ojos pero no estaba muy seguro de
haber interpretado correctamente las palabras de Jason.
-
¿Quieres
decir… -- comenzó Remus
-- que… que mi hija…?
Pero evidentemente no encontraba cómo
finalizar esa frase. El horror, la culpa y el dolor lo estaban matando. Se
levantó y empezó a pasearse por la estancia diciendo incoherencias que no
llegaron a entender.
-
Cálmate -- le
dijo Sirius
-
¿Cómo
quieres que me calme? ¿No te das cuenta de lo que le he hecho a mi hija?
Jason por su parte intentaba calmar a la
niña que de pronto parecía querer bajarse y comenzar a caminar como lo estaba
haciendo su padre, de manera que terminó por ponerla en el suelo y ella gateó
hacia la biblioteca y comenzó a sacar los libros que estaban en la parte
inferior, era uno de sus “juegos” preferidos, hacer desastres con los libros
que estaban a su alcance, pero Jason la dejó y se volvió a Remus.
-
Cálmate
y escúchame -- le dijo
-
¡Me
acabas de decir que le heredé a mi hija mi maldición! -- le
gritó --
¿Cómo diablos quieres que me calme?
Pero Jason a pesar de tener una
extraordinaria paciencia, especialmente con aquellos aquejados de algún mal, en
ese momento lo agarró y sin ceremonias lo empujó al sillón.
-
¡He
dicho que me escuches! Yo no dije eso, lo que dije es que sufre de cambios
cíclicos relacionados con las fases lunares pero…
-
¡Es
la misma cosa!
-
¡Maldita
sea, hombre! -- le gritó y volvió a empujarlo contra el
sillón -- Trata de calmarte un momento y presta
atención.
Remus hizo su mejor esfuerzo pero vio a
Lyra que en ese momento estaba rodeada de la más de una docena de libros que
había tirado, y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-
¿Qué
hice? --
preguntó y escondió el rostro entre las manos
-
No
has hecho nada -- le dijo Jason en un tono más pausado
-
Explícate
niño ¿Esto tiene que ver o no, con la condición de Remus?
-
Sí
y no.
-
Eso
no ayuda mucho y aclara menos -- dijo Sirius
-
Hasta
donde he podido comprobar, Lyra sufre de cambios de humor acentuados justamente
en los días del cambio de fase lunar. Por una parte, todo me hace pensar que
está directamente relacionado con su herencia, pero por la otra, no hay
registro en ninguna parte de que el género femenino pueda adquirir esa
condición. Esta es una condición netamente masculina.
-
¿Entonces?
-
Según
lo que he investigado y en los pocos casos que han sido documentados, los
porcentajes de transmisión de la Licantropía son más altos en aquellos que han
nacido con esa condición. En el caso de los que han sido infectados por un
Licántropo, aparte de que pocas veces tienen descendencia, el porcentaje de
transmisión es notablemente menor. Y en ninguno de los dos casos, hay registros
de que haya sido transmitido a una niña
-- hizo una pausa y luego
continuó -- Solo encontré tres casos a lo largo de varios
siglos de historia, que hablan de mujeres nacidas de un Licántropo y que
presentaban un extraño comportamiento
directamente relacionado con los cambios de fase lunar. Y en los tres casos,
las crónicas relatan que fueron mujeres en las que concurrían ciertas
características comunes. Una fuerza superior a la de las demás miembros de su
género, cabellos abundantes y muy largos, color de ojos cambiante, los sentidos
del oído y el olfato especialmente sensibles y un poder mágico muy
desarrollado.
-
Pero
todo lo que has dicho hasta ahora, no es malo ¿no? --
dijo Sirius
-
Evaluado
en conjunto, yo diría que no. Lo único con lo que habría que lidiar es con el
proceso de cambios durante la transición de una fase a otra de la luna, porque
también coinciden los escritos, que no siempre reaccionaban de la misma forma,
podían estar irritables, decaídas y tristes o hiperactivas y alegres.
-
En
mi experiencia todas las mujeres son así, de modo que no es nada ni tan extraño
ni tan grave -- volvió a decir Sirius
-
No
exactamente, porque no se trata por ejemplo, de una alegría de esas que las
hace sonreír o contar chistes, sino que podía volverlas unas inconscientes, y
la hiperactividad las llevaba a la temeridad, haciendo cosas que normalmente no
harían. Y el otro extremo, es decir la irritabilidad, podía volverlas directamente peligrosas.
Guardaron silencio durante algunos
minutos y luego Remus miró a Jason.
-
¿Estás
seguro de todo esto, o solo me lo dices para tranquilizarme?
-
¿Juzgas
posible que pudiese mentir en algo así?
-- preguntó él a su vez -- En
cuánto a qué tan seguro estoy, pues tanto como me lo permiten la cantidad de libros
que he leído y la cantidad de horas que he invertido en esto.
-
Gracias
Jason --
le dijo Remus -- por mucho que viva, nunca podré…
-
Olvídalo -- lo
interrumpió el chico
Caminó hacia la biblioteca comenzando a
recoger los libros que Lyra había esparcido por el piso, aunque ella seguía
haciéndolo en el otro extremo. Sirius también caminó hacia la biblioteca pero
al lugar donde estaba Lyra y se agachó frente a ella.
-
¡Ey
lobita! -- la niña volteó y le lanzó un libro
pegándoselo en la frente -- ¡Auch! ¿Sabes algo lobita? Desde ya compadezco
al pobre desgraciado que se enamore de ti.
-
¡Sirius!
-
¡Black!
Tanto en los ojos de Remus como en los
de Jason, había una elocuente mirada asesina y Sirius rió.
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