Al filo de la navaja

Al filo de la navaja
Nuestro pasado no determina nuestro futuro, son nuestras decisiones y nuestras acciones las que lo hacen. Así como tampoco somos responsables por lo que nuestros antepasados hayan hecho o pretendido hacer de nosotros, pero sí lo somos de lo que decidamos hacer con ello. El pasado es un hecho, el presente lo construimos segundo a segundo, y el futuro es un lugar incierto que siempre nos mantendrá… Al Filo de la Navaja

martes, 22 de julio de 2014

Cap. 53 La Luna…



Ya estaban a mediados de noviembre y Jason, Sirius y Remus seguían su actividad de extracción de personas, pero con mayores precauciones. Después de los desagradables eventos acaecidos con la noticia de que Jason estaba vivo, y según lo que les habían referido Bill y otros miembros de la Orden, las cosas para los Weasley no estaban siendo fáciles.

Por una parte a Arthur le hacían la vida miserable en el trabajo. Sortilegios Weasley siempre recibía la “visita” de agentes del CCP, aunque los gemelos se lo tomaban con filosofía y no desaprovechaban ninguna oportunidad para fastidiar a los susodichos.

Fleur no había soportado la presión y había abandonado su trabajo en el Banco, mientras que Bill se mantenía firme, aunque tenía que soportar que invariablemente alguno de aquellos individuos estuviese pegado a sus talones.

La orden de captura contra Jason se había retirado oficialmente pero extraoficialmente la orden era capturarlo vivo o muerto. Mientras que para Remus y Sirius, seguía abierta la orden.

Las tiendas y comercios del Callejón Diagon que aún permanecían abiertas, tenían sus vitrinas empapeladas con afiches de Harry, Ron y Hermione con la leyenda de: “INDESEABLES”

En el colegio las cosas seguían mal, los alumnos sufrían horribles castigos, mientras que los miembros del ED seguían causando trastornos a los Carrow y a Snape, pero hasta la fecha no habían podido atraparlos. Y aunque en voz alta la profesora McGonagall los reprendía, en voz baja aplaudía lo que hacían, y tanto ella como Flitwick y Sprout, hacían hasta lo imposible por encubrirlos cada vez que se hacía necesario.

Hasta la fecha la mayor parte del tiempo Jason y Sirius trabajaban juntos, porque a pesar de que parecían perros y gatos, hacían un excelente equipo. En algunas ocasiones lo hacía alguno de los dos con Remus, pero habían llegado al tácito acuerdo de no exponer mucho a Remus en beneficio de Lyra. Sin embargo, en la última reunión les dieron una noticia que no les gustó nada.

-         Y por último  --  estaba diciendo Kingsley  --  tenemos un problema.

-         Claro, porque como todo lo demás eran buenas noticias  --  bromeó George

-         Jason  --  dijo Kingsley después que los chicos dejaron de reír  --  Grace y Dánaee van a necesitar tu ayuda

Jason se tensó al escuchar aquello y por la cara y el tono de Kingsley, tuvo la plena certeza de que no iba a gustarle lo que iba a escuchar.

-         Debemos “desaparecerlas”  --  continuó el mago  --  Por pura casualidad escuché cuando Kovacevic ordenaba a uno de sus hombres iniciar una investigación y vigilar a Lowell y a Aldridge, de lo que podemos deducir que ya sospechan de ellas.

-         Se los advertí  --  dijo él

-         Pues llegó el momento, y como ofreciste refugio a quien lo necesitase.

-         De acuerdo  --  dijo él después de un minuto  --  pueden venir cuando dispongas.

-         Gracias  --  le dijo

Tal y como había pensado, aquello no le gustaba en lo más mínimo, porque él podía ser muchas cosas pero tonto no era una de ellas y Dánaee había dejado perfectamente claro sus intenciones de cazarlo a como diese lugar. De modo que tenerla bajo el mismo el techo no era una perspectiva que le agradase de forma particular. Mientras pensaba todo aquello, sintió la mirada de Sirius y cuando alzó la suya, se dio cuenta que el muy infeliz tenía una sonrisa burlona que le provocó el deseo de borrársela de un puñetazo. Lo había fastidiado con el asunto de la chica hasta casi provocarle una úlcera y suponía que ahora sería mucho peor. Sin embargo, se obligó a dejar sus negros pensamientos y prestar atención a lo que decía Kingsley.

-         Hay otro asunto, en vista de que Grace y Dánaee estarán inactivas, se integraran al proceso de extracción de personas. De modo que de ahora en adelante trabajaran directamente con ustedes

Jason casi gimió en voz alta, aquello empeoraba con cada minuto. No obstante, fue Sirius quien habló.

-         Espera, espera  --  le dijo  --  Eso no es muy sensato Kingsley, no tienen experiencia en combate y para esto se necesita rapidez y destreza.

El saldo negativo de Sirius en las cuentas de Jason mejoró notablemente con aquel comentario.

-         Podría sorprenderse señor Black  --  y todos voltearon a mirar a Grace, porque ella casi nunca hablaba

-         Sirius  --  dijo Kingsley  --  te aseguro que ambas están perfectamente bien entrenadas, pero aunque no fuese así, tendrían la ventaja de que ahora estarán bajo el mismo techo con uno de los individuos más hábiles en esta materia, de modo que puedes aprovechar el tiempo en el que no estén ocupados para que mejoren sus técnicas de duelo.

Jason habría pagado una gran cantidad de galeones solo por ver lo que ahora estaba viendo de gratis. La cara de Sirius no podía reflejar un horror mayor, por lo que a pesar de que en principio estaba totalmente de acuerdo con él, no pudo evitar sentir un maligno placer al ver que lo estaba pasando tan mal.

-         No, no, no, no estás cometiendo un terrible error. No tengo madera para la enseñanza, te equivocaste de sujeto, ese es Lunático no yo. Yo no tengo paciencia, ni…

-         Eso no es estrictamente cierto  --  lo interrumpió Jason  --  a mí me enseñaste muchas cosas y lo hiciste muy bien según recuerdo  --  agregó con fingida inocencia

-         ¡Cállate Niño!

-         En cualquier caso, le aseguro que no necesito un maestro señor Black  --  dijo Grace

-         Deja de llamarme “señor Black” ¿quieres?

Y ahora Jason rió abiertamente con lo que Dánaee sintió que el corazón le daba un vuelco. Llevaba meses conociendo a aquel individuo pero era la primera vez que lo veía reír y si antes le parecía muy apuesto, ahora le parecía indecentemente atractivo.

Mientras tanto Jason ajeno a los pensamientos de Dánaee, estaba disfrutando muchísimo del mal rato que estaba pasando Sirius, consideraba que ya era hora de que alguien lo fastidiara tanto como él solía fastidiar al prójimo.

Finalmente la reunión concluyó con un Sirius de muy mal humor, mientras que el de Jason no podía ser mejor. Una vez que todos se marcharon y antes de subir a sus habitaciones, Jason siguió a Sirius al estudio y se  le quedó mirando hasta que el otro se fastidió.

-         ¿Qué tanto me miras Niño? Si tienes algo que decir dilo de una vez.

-         Solo una cosa. Debes considerar esta situación como lo que es  --  le dijo

-         Y según tu “sabiduría” qué se supone que sea.

-         Justicia Divina  --  y soltó la carcajada

-         ¡Vete al infierno Niño!

Jason comenzó a caminar hacia la puerta, pero se detuvo cuando estaba a punto de salir.

-         Que tenga dulces sueños, profesor

Y esta vez fue a él al que le tocó correr antes de que el vaso que tenía Sirius en la mano se estrellara violentamente contra la puerta que había dejado abierta.

Un par de días después, Jason estaba en el comedor cuando entró Sirius.

-         Buenos días profesor  --  lo saludó el chico como lo había estado haciendo desde el día de la reunión

-         ¡Oh sí! Sin duda son muy buenos pequeño Black  --  le dijo con una sonrisa que Jason identificó como una clara señal de peligro

-         No te parecerían  buenos si no estuvieses planeando hacerle la vida miserable a alguien, especialmente si ese alguien es un servidor  --  dijo él entrecerrando los ojos

-         Acabas de herir mi corazón  --  le dijo pero seguía sonriendo  --  Y hablando de corazones, quizá te interese esto  --  y le lanzó una revista que Jason atrapó en el aire

-         ¡Ja!  Debes tener problemas serios si ahora te dedicas a leer “Corazón de Bruja”

-         Partamos del principio de que no es mía, la dejó Molly en su última visita. Y estoy seguro que su intención era mostrártela pero seguramente se le olvidó.

-         ¿Por qué habría de interesarme verla? Con toda seguridad esa “cosa” no publica artículos relacionados con la salud  --  dijo Jason que había hecho la revista a un lado después de ver de qué se trataba

-         Créeme, va a interesarte mucho  --  insistió Sirius sin dejar aquella sonrisa idiota  --  Vamos niño que no va a morderte, aunque hay quien desee hacerlo  --  y soltó la carcajada

Pero Jason era tan terco como Sirius insistente, de modo que continuó comiendo sin prestarle atención a la revista.

-         ¿A qué se debe tu hilaridad?  --  preguntó Remus que entraba en ese momento  --  ¿Acaso ya te agrada más la idea de ser profesor?

Sirius lo miró mal pero luego decidió que nadie iba a fastidiarle aquel momento.

-         No, pero hay otras cosas sin duda mucho más graciosas  --  le dijo  --  Como por ejemplo eso  --  añadió señalando la revista

-         ¡Vaya! Me sorprendes, pero si deseas ampliar tus horizontes literarios, te sugeriría otra clase de lectura.

-         No seas necio Lunático, hay un artículo muy “interesante” pero el niño se niega a verlo.

Remus tomó la revista y miró en la portada los artículos que traía aquel número.

-         ¡Por las Barbas de Merlín!  --  exclamó y miró a Jason

-         ¿Qué?   --  preguntó el chico sin mucho interés

-         Jason Prewet: ¿La Cara Bonita de la Salud, o Mortífago Disfrazado?

Jason escupió el jugo en todas direcciones mientras Sirius reía y Remus buscaba en el interior de la revista.

-         Te dije que te iba a interesar

El artículo venía en las páginas centrales, en una aparecía una fotografía de Jason que sonreía y guiñaba un ojo, y el texto en la de al lado. Remus comenzó a leer en voz alta.

Jason Prewet: ¿La Cara Bonita de la Salud, o Mortífago Disfrazado?
Por Rita Skeeter

Hace aproximadamente doce años, se dio a conocer la noticia de que el famoso Auror Fabián Prewet, había engendrado un hijo con una mujer muggle. Ese niño es el hoy muy conocido, brillante y groseramente atractivo sanador  Jason Prewet.
Según la información que hemos podido recabar, más que todo obtenida de antiguos compañeros de colegio, porque entre las características de este hombre está la de ser inaccesible, nos hemos ido formando una imagen de él.
En opinión de la señorita Mónica Wheeler, el joven Prewet siempre fue un estudiante brillante, pero su mayor talento parece haber sido el de  destrozar corazones.


Mientras Remus leía, a Jason le había salido una arruga en la frente y estaba haciendo el mayor de los esfuerzos por ubicar a aquella tal “Mónica” aunque a decir verdad, aquella era una tarea ímproba teniendo en cuenta su larga lista de compañías femeninas antes de conocer a Hermione.

Este talento que parece ir de la mano con el que posee para devolverle la salud a sus pacientes, en opinión de sus compañeros de trabajo no ha desaparecido, porque aunque su capacidad como sanador no está en discusión según todos ellos, no es menos cierto que una gran cantidad de pacientes fueron siempre del género femenino y no nos cabe duda de que muchas de ellas el único mal que sufrían, era el de estar perdidamente enamoradas del bellísimo sanador. Y la opinión de Sara Biel nos confirma esto cuando nos dice: “Ese hombre debería estar preso, porque todo él es casi un delito en contra de la paz mental y el buen juicio femeninos, y según mi madre, casi podría competir con     Sirius Black
Y  es justamente lo que nuestras autoridades parecían empeñadas en hacer, porque en contra del sanador en cuestión,  hasta hace poco pesaba una orden de captura que posteriormente fue revocada.
Hay mucho misterio alrededor de este personaje, primero esa persistente negativa de parte del sanador a conceder entrevistas aún antes de convertirse en un prófugo. Segundo, la negativa por parte de las autoridades a informar del porqué de la persecución. Y tercero, la misma sólida negativa de parte de sus únicos parientes (los Weasley) a hablar de él.
Otro hecho insólito en relación a este bello ejemplar masculino, fue su súbita renuncia al cargo como sanador en San Mungo, luego de la cual ni pacientes ni compañeros de trabajo, volvieron a saber más de él.
¿Qué es lo que sucede realmente con el apuesto sanador? ¿Es realmente lo que dice ser? ¿O es que acaso nos ocultan el hecho de que este chico se pasó al lado equivocado?
Todo esto solo nos hace preguntarnos: ¿Es Jason Prewet solo un sanador brillante? O por el contrario es un mortífago disfrazado
No tenemos las respuestas pero les prometo mis queridos lectores, que seguiré investigando y los mantendré informados

Remus finalizó la lectura y miraba la revista como si fuese la cosa más repulsiva que hubiese visto en su vida.

-         Esto es asqueroso  --  dijo

-         Vamos Lunático, tiene frases épicas  --  dijo Sirius  --  como esa de: “Bello ejemplar masculino” o “delito contra la paz mental” , “groseramente atractivo”  y mi favorita sin duda alguna “casi podría competir con Sirius Black” --  y soltó la carcajada  --  “Casi” niño, pero aún no  --  y volvió a reír con descaro

-         ¿Sirius, alguna vez en tu vida podrías ser formal?  --  preguntó inútilmente Remus

Pero mientras Sirius reía a más no poder, Remus miraba a Jason que no había dicho ni media palabra y tenía una mirada ominosa.

-         Jason  --  dijo Remus con cautela  --  Sabemos que esto es una basura, así que no le prestes atención, Rita Skeeter nunca se ha caracterizado por su brillante inteligencia 

Sin embargo, Jason seguía silencioso y por experiencia sabían que aquel silencio no auguraba nada bueno.

-         Tranquilo niño, algún día es posible que me alcances.

-         ¡Sirius! Quieres…

Pero se interrumpió cuando vieron a Jason levantarse y salir apresuradamente del comedor.

-         No tiene sentido del humor este chico  --  dijo Sirius

-         Y tú eres un imbécil  --  le dijo Remus  --  lo que le molesta no es la sarta de tonterías con relación a su apariencia, sino la estúpida suposición de que pudiese ser un mortífago.

-         Pues es una necedad aun mayor molestarse por algo que no es verdad, y más procediendo de quién procede.

Jason se apareció en la sede donde funcionaban las oficinas de El Profeta y sin preguntar nada a nadie, e ignorando las apreciativas miradas de algunas de las secretarias,  se dedicó a ubicar la oficina de aquella mujer, cosa que no le llevó mucho tiempo. Sin anunciarse abrió la puerta y entró.

Rita estaba sentada en su sillón de espaldas a la puerta y dictaba algo a su vuelapluma, pero al escuchar la puerta se volvió muy molesta.

-         No dije que…  --  pero se interrumpió al ver a su visitante  --  Pero que maravillosa sorpresa.

-         ¿De veras?  --  preguntó él  --  ¿Acaso no me estabas buscando? Lo que no sé, es si va a gustarte el haberme encontrado.

Rita lo miraba primero con evidente admiración y segundo con cierto grado de asombro, pero se las arregló para levantarse y acercarse a él.

-         Por supuesto que sí guapo  --  dijo extendiendo un brazo para tomar el de él

-         No me toques  --  siseó él y ella detuvo su mano a pocos centímetros  

-         Claro, pero siéntate  --  le dijo recuperándose de su sorpresa con rapidez

-         Lo que tengo que decirte es breve y me ahorrará el dudoso placer de extender esta visita  --  le dijo  --  Ya tenía claro que eras una mujer con escaso talento y que gusta de llamarse a sí misma “periodista”, algo que en realidad no tienes ni la más mínima idea de lo que es, pero a menos que también seas de una estupidez superlativa, te sugiero dejarme en paz. Si al menos te molestaras en investigar de manera seria, en lugar de ir por ahí destruyendo al prójimo, sabrías que soy una de las últimas personas que podría convertirse en un mortífago, primero porque yo tengo algo que a ellos les falta, es decir, respeto y aprecio por la vida y la dignidad humana. Y segundo y mucho más importante, porque esos desgraciados ¡MATARON A MI PDRE!

Mientras Jason hablaba y se acercaba a ella, Rita había ido retrocediendo hasta chocar con la pared y se sobresaltó cuando él finalizó sus palabras con un grito.

-         De manera que  --  continuó él recuperando el tono helado  --  Si mencionas a alguien el motivo de mi visita, o vuelvo a leer mi nombre en algo firmado por ti, víbora asquerosa,  te juro que no tendrás tiempo suficiente para arrepentirte ¿me he explicado con claridad?

Sin esperar respuesta comenzó a caminar hacia la puerta y cuando ya estaba por salir giró la cabeza.

-         No soy y nunca seré un mortífago, pero si te atreves a desobedecerme, descubrirás que puedo ser mucho más peligroso que uno.

Cuando Jason regresó se encontró con un Remus muy preocupado y con un Sirius furioso.

-         ¿Dónde diablos estabas?  --  le gritó apenas lo vio entrar

-         Estoy grandecito como para dar explicaciones ¿no te parece?

-         Escúchame niño-genio…

-         ¡Suéltame Black!  --  le gritó él a su vez, pero al ver la cara de auténtica preocupación de Remus, agregó  --  Fui a ponerle un alto a esa desgraciada.

-         ¡Jason!  --  exclamó Remus  --  ¿Fuiste a El Profeta? ¿Has perdido el juicio?

-         Eres un desconsiderado  --  dijo Sirius con más calma  --  si ibas a divertirte al menos pudiste tener la amabilidad de invitarme.

-         ¡Sirius!  --  volvió a exclamar Remus y miró de nuevo a Jason --  Después de Harry, somos los sujetos más buscados por el CCP ¿Te das cuenta que alguien pudo haber dado el aviso? Podían haberte atrapado fácilmente.

-         Pero no sucedió ¿no?  --  dijo tercamente Jason   

-         De acuerdo  --  dijo Sirius  --  pero la próxima vez que te vayas de fiesta sin mí…

-         ¡Están los locos los dos!  Pero… ¿qué se podía esperar? Ambos son Black sin duda alguna  --  después de dicho esto, Remus salió hecho una furia

A la mañana siguiente, Jason contrario a sus costumbres, se levantó tarde y cuando salió de su habitación en lugar de bajar a desayunar se dirigió a la habitación de Remus. La noche anterior Lyra había estado inquieta de nuevo. La niña estaba próxima a cumplir los cinco meses pero para su corta edad era muy despierta. Ya había logrado sentarse sola y era sumamente curiosa e independiente. Annie acostumbraba colocarla sobre la alfombra con varios juguetes, pero se quejaba de que si se descuidaba un momento la encontraba debajo de cualquier mueble, y un par de días antes, Remus había pasado un susto cuando la nena intentó ponerse de pie ayudándose con una mesita baja y se cayó golpeándose la cabeza. Jason pasaba mucho tiempo leyéndole cuentos y aquello parecía gustarle, porque era el único momento según Annie y Remus, en los que Lyra se quedaba tranquila por más de cinco minutos seguidos.

Ahora que estaba más grandecita, Sirius se había vuelto más osado en sus muy inseguros juegos aéreos y Lyra reía como loca cuando él la hacía volar en todas direcciones, mientras Remus ofrecía asesinar a Sirius de todas las formas posibles y juraba que nunca le compraría una escoba a su hija.

Pero la pasada noche, la niña había estado inquieta e irritable y ni siquiera Sirius logró sacarle una sonrisa. Por esa razón Jason quiso verla antes de bajar a desayunar. Cuando entró, se encontró a Remus mirando por la ventana y actitud ausente.

-         Buenos días  --  saludó el chico y él se volvió

Jason notó las ojeras que indicaban que él no había pasado una buena noche.

-         ¿Te sientes bien?  --  le preguntó

-         Sí, no te preocupes. Ya sabes, mañana hay luna llena.

Y ciertamente Jason lo sabía, de hecho él era quien se encargaba desde hacía meses de prepararle la poción matalobos. Se acercó a la cuna de Lyra y la encontró sentada pero no jugaba con ninguno de sus juguetes.

-         Hola chiquita  --  y ella apenas sonrió cuando lo normal era que enloqueciera y estirara los brazos para que él la cargara

-         Tampoco ella durmió muy bien  --  le dijo Remus  --  y no quiso comer mucho.

Pero eso era algo que Jason ya sabía, de modo que la sacó de la cuna y la niña recostó la cabecita en el hombro del chico y se llevó el pulgar a la boca. Remus la miró con disgusto, porque había hecho todo cuanto había podido por quitarle aquel hábito y no lo había conseguido, por lo que estaba seguro que Hermione querría quitarle la cabeza cuando volviese.

-         Tenemos que hablar  --  le dijo Jason repentinamente y caminó hacia la puerta

Remus lo siguió y bajaron al estudio. Allí como en casi todas las estancias de la casa había una cuna, de modo que Jason colocó a Lyra en ella y se dirigió al escritorio, pero apenas había dado unos cuantos pasos, la niña comenzó a llorar. Volvió sobre sus pasos y la alzó de nuevo.

-         Hermione no va a agradecer mucho eso  --  dijo Remus con cierta nota de mal humor

-         ¿Qué cosa?

-         Que cada vez que Lyra llore haya que alzarla.

-         No siempre es así.

Y eso era cierto, normalmente si él o Remus estaban trabajando, la niña se quedaba jugando tranquila en la cuna y esa era la razón para que hubiese una en casi todas partes, porque le bastaba con no estar sola. Pero luego de unos segundos, Jason comprendió que si Remus había dicho aquello, obedecía a su estado. Su humor se volvía irascible en los días previos a la luna llena. En aquel momento entró Sirius y al ver sus caras se preocupó.

-         ¿Qué sucede?  ¿Acaso la lobita sigue mal?  --  preguntó

-         Te he dicho que no la llames así, a Hermione no va a gustarle eso tampoco.

-         No seas necio Lunático, siempre lo he hecho y ella lo escuchó bastante, así que no te pongas pesado.

Jason caminó de nuevo hacia el escritorio pero se sentó en uno de los sillones que estaban frente a él y le hizo señas a Lupin para que tomara asiento también.

-         Creo saber qué es lo que tiene Lyra  --  le dijo

-         ¿Y bien?

-         Llevo meses investigando y estudiando su comportamiento  --  continuó  --  Sus cambios son cíclicos, igual que los tuyos y obedecen a la fase lunar.

Remus que ya de por sí estaba pálido debido a que estaba en el día previo a la luna llena, perdió el poco color que le quedaba y se aferró con tanta fuerza al reposa brazos del sillón que terminó por partirlo. Sirius había abierto mucho los ojos pero no estaba muy seguro de haber interpretado correctamente las palabras de Jason.

-         ¿Quieres decir…  --  comenzó Remus  --  que… que mi hija…?

Pero evidentemente no encontraba cómo finalizar esa frase. El horror, la culpa y el dolor lo estaban matando. Se levantó y empezó a pasearse por la estancia diciendo incoherencias que no llegaron a entender.

-         Cálmate  --  le dijo Sirius

-         ¿Cómo quieres que me calme? ¿No te das cuenta de lo que le he hecho a mi hija?

Jason por su parte intentaba calmar a la niña que de pronto parecía querer bajarse y comenzar a caminar como lo estaba haciendo su padre, de manera que terminó por ponerla en el suelo y ella gateó hacia la biblioteca y comenzó a sacar los libros que estaban en la parte inferior, era uno de sus “juegos” preferidos, hacer desastres con los libros que estaban a su alcance, pero Jason la dejó y se volvió a Remus.

-         Cálmate y escúchame  --  le dijo

-         ¡Me acabas de decir que le heredé a mi hija mi maldición!  --  le gritó  --  ¿Cómo diablos quieres que me calme?

Pero Jason a pesar de tener una extraordinaria paciencia, especialmente con aquellos aquejados de algún mal, en ese momento lo agarró y sin ceremonias lo empujó al sillón.

-         ¡He dicho que me escuches! Yo no dije eso, lo que dije es que sufre de cambios cíclicos relacionados con las fases lunares pero…

-         ¡Es la misma cosa!

-         ¡Maldita sea, hombre!   --  le gritó y volvió a empujarlo contra el sillón  --  Trata de calmarte un momento y presta atención.

Remus hizo su mejor esfuerzo pero vio a Lyra que en ese momento estaba rodeada de la más de una docena de libros que había tirado, y los ojos se le llenaron de lágrimas.

-         ¿Qué hice?  --  preguntó y escondió el rostro entre las manos

-         No has hecho nada  --  le dijo Jason en un tono más pausado

-         Explícate niño ¿Esto tiene que ver o no, con la condición de Remus?

-         Sí y no.

-         Eso no ayuda mucho y aclara menos  --  dijo Sirius

-         Hasta donde he podido comprobar, Lyra sufre de cambios de humor acentuados justamente en los días del cambio de fase lunar. Por una parte, todo me hace pensar que está directamente relacionado con su herencia, pero por la otra, no hay registro en ninguna parte de que el género femenino pueda adquirir esa condición. Esta es una condición netamente masculina.

-         ¿Entonces?

-         Según lo que he investigado y en los pocos casos que han sido documentados, los porcentajes de transmisión de la Licantropía son más altos en aquellos que han nacido con esa condición. En el caso de los que han sido infectados por un Licántropo, aparte de que pocas veces tienen descendencia, el porcentaje de transmisión es notablemente menor. Y en ninguno de los dos casos, hay registros de que haya sido transmitido a una niña  --  hizo una pausa y luego continuó  --  Solo encontré tres casos a lo largo de varios siglos de historia, que hablan de mujeres nacidas de un Licántropo y que presentaban  un extraño comportamiento directamente relacionado con los cambios de fase lunar. Y en los tres casos, las crónicas relatan que fueron mujeres en las que concurrían ciertas características comunes. Una fuerza superior a la de las demás miembros de su género, cabellos abundantes y muy largos, color de ojos cambiante, los sentidos del oído y el olfato especialmente sensibles y un poder mágico muy desarrollado.

-         Pero todo lo que has dicho hasta ahora, no es malo ¿no?  --  dijo Sirius

-         Evaluado en conjunto, yo diría que no. Lo único con lo que habría que lidiar es con el proceso de cambios durante la transición de una fase a otra de la luna, porque también coinciden los escritos, que no siempre reaccionaban de la misma forma, podían estar irritables, decaídas y tristes o hiperactivas y alegres.

-         En mi experiencia todas las mujeres son así, de modo que no es nada ni tan extraño ni tan grave  --  volvió a decir Sirius

-         No exactamente, porque no se trata por ejemplo, de una alegría de esas que las hace sonreír o contar chistes, sino que podía volverlas unas inconscientes, y la hiperactividad las llevaba a la temeridad, haciendo cosas que normalmente no harían. Y el otro extremo, es decir la irritabilidad,  podía volverlas directamente peligrosas.

Guardaron silencio durante algunos minutos y luego Remus miró a Jason.

-         ¿Estás seguro de todo esto, o solo me lo dices para tranquilizarme?

-         ¿Juzgas posible que pudiese mentir en algo así?  --  preguntó él a su vez  --  En cuánto a qué tan seguro estoy, pues tanto como me lo permiten la cantidad de libros que he leído y la cantidad de horas que he invertido en esto.

-         Gracias Jason  --  le dijo Remus  --  por mucho que viva, nunca podré…

-         Olvídalo  --  lo interrumpió el chico 

Caminó hacia la biblioteca comenzando a recoger los libros que Lyra había esparcido por el piso, aunque ella seguía haciéndolo en el otro extremo. Sirius también caminó hacia la biblioteca pero al lugar donde estaba Lyra y se agachó frente a ella.

-         ¡Ey lobita!  --  la niña volteó y le lanzó un libro pegándoselo en la frente  --  ¡Auch! ¿Sabes algo lobita? Desde ya compadezco al pobre desgraciado que se enamore de ti.

-         ¡Sirius!

-         ¡Black!

Tanto en los ojos de Remus como en los de Jason, había una elocuente mirada asesina y Sirius rió.


-         ¿Qué? No me dirán que con ese lindo carácter que va a tener la lobita, no será digno de compasión el pobre bastardo.  

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