Al filo de la navaja

Al filo de la navaja
Nuestro pasado no determina nuestro futuro, son nuestras decisiones y nuestras acciones las que lo hacen. Así como tampoco somos responsables por lo que nuestros antepasados hayan hecho o pretendido hacer de nosotros, pero sí lo somos de lo que decidamos hacer con ello. El pasado es un hecho, el presente lo construimos segundo a segundo, y el futuro es un lugar incierto que siempre nos mantendrá… Al Filo de la Navaja

lunes, 21 de julio de 2014

Cap. 38 Un rescate no planeado...



Después de la estupefacción inicial, Sirius se recuperó con rapidez mientras que Remus seguía repasando a toda velocidad lo que sabía y lo que acababa de saber.

-         Bien, no te preocupes Molly, lo traeré de vuelta  --  le aseguró Sirius

-         Yo no estaría tan seguro de eso  --  dijo Bill  --  Es bastante terco cuando se lo propone, muy parecido a otro sujeto que conozco  --  agregó mirándolo con intención

-         Veremos si el pequeño duque es capaz de resistirse…

-         Yo en tu lugar y suponiendo que quieras conservarte entero, no emplearía ese término en su presencia nunca en la vida  --  le advirtió

-         Sirius  --  intervino Arthur  --  Jason ha intentado mantenerse alejado de esa parte de su vida y nosotros hemos respetado su decisión. Nadie más lo sabe.

-         Descuida Arthur  --  dijo Sirius con una seriedad muy poco habitual en él  --  Por mí nadie lo sabrá

Si había alguien que entendía lo que era querer mantenerse al margen de su apellido, ese alguien era él, aunque dudaba que tuviesen los mismos motivos. Sin embargo, fuese cual fuere la razón del chico él la respetaría lo mismo.

Esa noche mientras Hermione atendía a Lyra, Remus se había quedado en la Biblioteca aun pensando en lo que acababan de decirle. Había tenido poco trato con el que creía era el padre de Jason, pero ciertamente estaba seguro de que ni una sola gota de sangre noble corría por sus venas. Era un hombre educado y trabajador, pero decididamente perteneciente a la clase obrera. Mientras que a Caroline Davenport, como él la conoció, sí se le notaba la buena cuna y él siempre pensó que pertenecía a alguna antigua familia venida a menos, jamás se le habría pasado por la cabeza que perteneciese la nobleza escocesa. En cualquier caso aquello era lo de menos, lo que llamaba poderosamente su atención, era que perteneciera justamente a la única familia que había tenido el valor de hacerse propietaria de aquellas tierras.

Glastonbury había sido en la antigüedad casi una isla, ya que se trataba de unas tierras altas rodeadas de una zona pantanosa, y según los datos que se poseían era la ubicación de Avalon, donde reposaban los restos del rey Arturo. Por supuesto para los muggles esto no era más que cuentos de fantasía, pero para la comunidad mágica cuya existencia por cierto formaba parte de la “fantasía” de los muggles, estaba perfectamente datado aquel hecho. De modo que Jason no solo era hijo de un mago, sino que las raíces de su madre estaban ligadas a un lugar mágico por excelencia. La tierra de Merlín, Morgana, la reina Mab y todo aquello que había dado origen a lo que los muggles llamaban con escepticismo “las leyendas artúricas”

El rompecabezas comenzaba a tomar forma. Habría apostado su varita a que Fabián Prewet, cuyo interés por la Historia de la Magia era por todos conocido, había entrado en contacto con la madre de Jason en alguno de sus viajes de estudio a la zona, pero aún le faltaba una pieza. En cierta forma estaba claro para él que el innegable poder de Jason “tenía” que estar ligado al origen materno. Pero por otro lado, si bien era cierto que Caroline procedía de aquel lugar, el cómo ello había influido en el chico sin que ella tuviese ningún poder mágico, era para lo que aún no tenía respuesta.

Sirius por su parte, también se retiró pensando en el asunto. Hasta donde sabía, los Campbell tenían sangre tanto celta como vikinga, de allí el nombre que acompañaba al título,  (Somerled significa “trotamundos de verano”  que era como se conocía a los vikingos) Sin embargo, Jason tenía y no tenía el aspecto de estos sujetos, porque por un lado poseía ciertas características de su físico, como la elevada estatura y la complexión física. Pero por el otro, no era rubio ni de ojos azules como solían ser estos, sino que tenía el cabello tan negro como el suyo y los ojos entre azules y grises, aunque suponía que esto podía deberse a las distintas mezclas que se habían efectuado a través de los siglos, y por su padre desde luego.

No obstante todo lo anterior, dudaba mucho que aquello lo afectase tanto como para no querer tener contacto con sus raíces. Entonces pensó que tal vez podía deberse a la oscura historia de su familia. Siendo como habían sido, los primeros pobladores de las tierras altas (Highlands) de Escocia, sus compatriotas daban por hecho que debían defender los derechos de los monarcas escoceses. Sin embargo, los Campbell siempre mostraron su lealtad a la monarquía inglesa y fueron señalados, acusados, perseguidos y muchas veces ejecutados como reos de alta traición. Aún después de la unificación del Reino Unido, muchos escoceses seguían considerando al Duque de Somerled y por extensión a todos los Campbell, como los mayores traidores a su patria. Y si Sirius sabía todo aquello, era por la sencilla razón de que uno de sus execrados parientes, lo había sido por emparentar con aquella familia y no por su supuesta traición, sino por ser muggles.

Pero ya había llegado a su destino, de modo que detuvo sus elucubraciones y se preparó para enfrentar al chico. Al igual que en el caso de Bill, Miles había tenido la intención de despedir al caballero que pedía ver a su señor, pero algo en la actitud de aquel hombre despertó un vago recuerdo en la mente del mayordomo y decidió escucharlo. Por supuesto no podía haber tomado peor decisión, porque Sirius no tuvo ningún reparo en utilizar su considerable poder de convencimiento, y de no haberlo logrado, tampoco lo habría tenido en utilizar la magia.

Cuando Miles lo dejó frente a la puerta de la habitación de Jason, Sirius decidió ser generoso.

-         Miles no se preocupe, él nunca sabrá que usted me permitió el acceso

-         Muy agradecido señor  --  le dijo el hombre con evidente alivio y se retiró con la convicción de que aquel era un auténtico caballero

Sirius esperó a que el mayordomo desapareciese por las escaleras, pero para estar más seguro de que nada de lo que hiciese sería escuchado, sobre todo teniendo en cuenta que aún no sabía qué tendría que hacer, lanzó un encantamiento para aislar el sonido. Luego de esto llamó a la puerta y como esperaba no obtuvo respuesta.

-         Vamos niño, sé que estás ahí y  que aun estás vivo, así que déjate de tonterías y abre la puerta  --  pero el resultado fue el mismo como suponía, de modo que continuó  --  Verás, puedo pasarme aquí tanto tiempo como sea necesario porque tengo una extraordinaria paciencia  --  aquello era una soberbia mentira, ya que si algo no tenía Sirius Black, era paciencia  --  pero como no veo razón para perder tan miserablemente mi tiempo, entraré quieras o no.

Esperó unos segundos para ver si contra todo evento él decidía abrir, pero como no lo hizo, se alejó un par de pasos y apuntó a la puerta.

-         En caso de que estés cerca de la puerta, te sugiero alejarte  --  y sin esperar  --  ¡EXPELLO!  --  sin embargo nada sucedió y Sirius maldijo por lo bajo, el condenado muchachito ya se esperaba algo así, pero enseguida sonrió con malignidad  --  De acuerdo niño, si quieres que destruya tu propiedad es asunto tuyo ¡CONVULSUM!

En esta ocasión el resultado fue muy diferente, porque no solo la puerta quedo hecha pedazos, sino que parte de la pared también y el estremecimiento del piso difícilmente podía haber sido ignorado.

-         ¿Cómo te atreves infeliz?  --  le llegó la voz de Jason a través de la densa nube de polvo

-         Creo que el término “infeliz”, por el momento es de tu absoluta propiedad  --  dijo disipando con un encantamiento el polvo

Pero apenas entró se arrepintió de haber dicho aquello, porque el estado de Jason era lamentable. Tenía una barba de varios días, sus ropas estaban en desorden y no precisamente limpias, pero quizá lo que más impresionó a Sirius, fue que sus ojos eran dos profundos y enrojecidos pozos de desesperación.

La habitación no estaba en mejor estado que su dueño, había docenas de botellas esparcidas por el piso y los muebles, era evidente que aquel individuo se había “tomado hasta las molestias”, lo que no había era restos de ninguna clase de alimento. De modo que Sirius, aun siendo un bebedor de los fuertes, se preguntó cómo demonios aquel crío se mantenía en pie.

Apuntó su varita hacia las ventanas y descorrió las cortinas, era sumamente necesario que algo de aire fresco entrase allí.

-         ¡Largo!  --  le gritó Jason, pero él siguió como si tal cosa

-         Supongo que como sanador, estás al corriente de lo que es un shock etílico ¿no?

-         ¡Fuera de mi casa!

-         Aunque para ser sanador  --  continuo Sirius mientras hacía desaparecer las botellas vacías  --  eres bastante descuidado con tu propia salud ¿Cuánto hace que no comes?

-         No te importa

-         Eso es cierto, pero tengo un serio problema ¿sabes?  --  dijo encaminándose a lo que suponía era la puerta del baño  --  Tengo la desagradable manía de meterme donde no me llaman.

Abrió la puerta y asomó la cabeza dentro comprobando que había una tina allí. Apuntó su  varita y los grifos comenzaron a surtir el agua.

-         Ahora, para que pueda hablar contigo debes estar en condiciones

-         No tengo nada que hablar contigo ni con nadie, así que lárgate de una buena vez.

-         No dije que tú tuvieras que hacerlo, dije que “yo” iba a hablar

-         ¡Vete al infierno!

-         ¡Oh, ya estuve allí!  --  le dijo  --  Y créeme, no es nada del otro mundo. En mi opinión está sobrevaluado, pero volviendo a nuestro asunto  --  y se acercó a él  --  Debes tomar un baño, porque en realidad y supongo que no te importa que te lo diga  --  le dijo acercándose más  --  Apestas niño, y no solo a alcohol.

Jason lo miró con odio y por toda respuesta se volvió a tirar en la cama. Sirius se guardó la varita en el bolsillo y se acercó a la cama, lo que fue un gran error, tanto lo primero como lo segundo, porque lo que sintió a continuación fue un latigazo en el pecho. A pesar de la sorpresa y con la rapidez nacida de la práctica, extrajo de nuevo su varita y antes de que el chico se diera cuenta lo había desarmado.

En cierta forma se sorprendió de que fuese capaz ya no digamos de lanzar un hechizo correctamente en aquellas condiciones, sino de hacerlo de forma “no verbal”. Sin embargo, no perdió el tiempo en aquello, sino que lo agarró por el frente de la camisa levantándolo y clavándole la varita en el cuello.

-         Escúchame niño, no son muchos los que me atacan y salen indemnes. Así que por tu propio bien deja de hacer estupideces  --  le dijo  --  Ahora irás a tomar ese baño, tú decides si lo haces de la forma fácil o de la difícil.

-         ¡No haré ni una maldita cosa!

Sirius pensó que o era muy estúpido o estaba demasiado borracho, pero se quedó con la segunda opción, porque estaba seguro de que estúpido no era.

-         Muy bien, como quieras

En un movimiento rápido torció el brazo de Jason hacia su espalda y lo empujó hacia el baño. Una vez allí miró el agua en la tina y tomó una decisión. Apuntó con su varita hacia el interior y un chorro de luz plateada salió disparado hacia el agua. Luego apuntó  a Jason y le sacó toda la ropa empujándolo después dentro de la tina. Jason soltó una exclamación al entrar en contacto con el agua helada y luego una alusión sumamente grosera acerca de los orígenes de Sirius.

-         No creo que mi madre se mostrase muy de acuerdo  --  le dijo riendo, y luego le preguntó con malignidad  --  ¿Está muy caliente el agua?

A Jason que le castañeteaban los dientes por el frío, lo miró con verdaderos deseos de asesinarlo, pero sin duda el agua helada tenía un efecto milagroso, porque su brumoso cerebro había comenzado a aclararse.

Sirius buscó en la repisa del baño y encontró una navaja y una vasija para la espuma.

-         ¿Crees que puedes hacerlo solo?  --  le preguntó señalándole los utensilios  --  Espero que sí, porque la verdad soy bastante torpe con cualquier objeto cortante

-         Puedo solo 

-         Bien, procura no ahogarte mientras voy a decirle a Miles que te suba algo caliente.

Jason lo miró con incredulidad pero optó por no decir nada. Estaba visto que no podría deshacerse de aquel irritante sujeto.

Lo primero que hizo Sirius fue enviarle un patronus a los Weasley para tranquilizarlos y avisarles que no era probable que regresaran aquella noche, pero que al día siguiente sin falta estarían de vuelta. Luego se dirigió a la cocina donde encontró a Miles y a una simpática señora que se afanaba en la estufa. Les informó que había conversado con el chico y que sería una buena idea que le subiesen un plato de sopa. Annie estaba que no cabía en sí de alegría y ofreció llevarle algo más del agrado de Jason.

-         Mi querida señora créame, en este momento su estómago no está en condiciones de aceptar nada más pesado, pero seguramente mañana necesitará un abundante desayuno  --   finalizó sonriéndole con lo que la mujer casi se derrite

Cuando entró de nuevo en la habitación, Jason estaba a medio vestir. Solo llevaba el pantalón pero ni zapatos, ni camisa y se había sujetado el largo cabello con su habitual cola. Ahora presentaba un aspecto más limpio y sano.

-         ¿Todavía aquí? Tenía la vana esperanza de haberme librado de tu muy dudosa agradable compañía  --  dijo Jason con acidez cuando lo vio entrar

-         Te dije que tenía que hablar contigo niño.

-         Y estoy seguro de no querer escucharte.

-         Peor para ti, porque yo sigo teniendo tu varita  --  dijo mostrándosela

Sirius compuso el estropicio causado en la pared y la puerta antes de que llegase Miles con la bandeja que dejó sobre la mesa.

-         Me alegra verlo mejor milord

-         Te he dicho que no me llames así ¡Maldición!  --  dijo el chico

-         No le haga caso Miles, solo es un niño malcriado.

-         ¡Ey!

-         Gracias Miles  --  dijo Sirius ignorando a Jason

El mayordomo se retiró con una sonrisa en los labios y pensando que tal vez eso era lo único que necesitaba el joven Duque, la mano fuerte de un padre. Pero mientras bajaba la escalera, de pronto quedó paralizado por esa descabellada idea que le había venido a la cabeza ¿Sería posible que aquel hombre fuese…? Tenía la misma estatura que Jason, el mismo cabello, aunque eso no era tan relevante porque la niña Caroline también lo había tenido oscuro ¿Y los ojos? Ciertamente eran muy parecidos, aunque a ellos les constaba que los de Jason solían cambiar a menudo. Pero en definitiva tenían un enorme parecido.

Sirius esperó dejando a Jason comer en paz, pero una vez que finalizó, se sentó frente a él.

-         Bien, creo que ya has tenido suficiente alcohol, suficiente soledad y suficiente autocompasión  --  le dijo sin ninguna delicadeza  --  es hora de que regreses al mundo real.

-         ¿Quién te crees para decirme lo que tengo qué hacer o no?  --  preguntó Jason con indignación

-         Por lo pronto, alguien con más sentido común que tú Niño  --  prosiguió  --  ¿Crees que aquí encerrado autodestruyéndote lograrás algo? Realmente eres muy infantil si la mejor manera de enfrentarte la realidad es escondiéndote a llorar en tu habitación. Es hora de que ajustes tus pantalones y aceptes que perdiste pero que no por ello el mundo terminó  --  Sirius era perfectamente consciente de que estaba siendo cruel, pero con lo que conocía de aquel individuo, sabía que la suavidad no produciría ningún resultado  --  Tienes responsabilidades que cumplir, de modo que debes asumirlas, de lo contrario estarás demostrando al mundo que yo tengo razón cuando digo que solo eres un niño malcriado con un superego y sin nada de cerebro.

Jason estaba más allá de la simple ira. Se puso de pie con expresión amenazante y tal vez cualquier otro se habría amedrentado con ella, pero este sujeto no parecía tener el juicio suficiente como para concluir que en aquel estado, Jason era capaz de causar un serio daño. Sirius se levantó con parsimonia y expresión de enorme fastidio.

-         ¿Quieres golpearme?  --  le preguntó  --  Adelante, pero te advierto que el hecho de que seas un niño, no me hará tener compasión.

Aquello fue la gota que colmó el vaso y ciertamente Jason vio todo “rojo”, pero si había un terreno en el que Sirius Black era experto, era aquel.  Si bien es cierto que en el aspecto físico la pelea no era desigual, no era menos cierto que Sirius tenía a su favor el hecho de estar sereno mientras que Jason estaba furioso.

Después de unos minutos de detener golpes, Sirius se hartó. Le dio un puñetazo directo al estómago, cosa que lamentó de veras ya que acababa de comer, y luego le dio otro en la mandíbula. Ambos golpes dados con considerable fuerza y con la mayor precisión, hicieron tambalear al chico que, justo es decirlo, no estaba en las mejores condiciones después de tantos días maltratando su cuerpo de la forma como lo había estado haciendo.

-         ¿Es suficiente o quieres seguir con esto?  --  preguntó Sirius mientras lo sujetaba

Pero aunque Jason seguía teniendo una mirada de rebeldía, estaba pálido y con un labio sangrante. De modo que Sirius lo arrastró hacia la cama y lo dejó caer sobre ella.

-         Acabemos con esto Niño  --  le dijo mientras arrastraba un sillón hasta situarlo al lado de la cama  --  No voy a decirte que dejes de amarla, porque estoy consciente de que no es una túnica que te puedas quitar o poner a tu antojo. Y si quieres seguir amándola el resto de tu vida es tu asunto, pero si de veras es así, entonces has algo útil con ese amor y ayúdala. Cumple con la palabra que empeñaste al prometer cuidar de la vida de Lyra mientras sus padres están arriesgando las suyas. Todos están de acuerdo en que adoras a esa niña y yo mismo tuve esa impresión al verte conservar la sangre fría y librarla de la loca de mi prima, de modo que levántate de esa cama, acepta las cosas como son y demuestra que tu amor aunque no sea correspondido como tú quieres, al menos tiene un sentido.

Jason sabía que Sirius tenía razón, pero seguía sintiendo un terrible dolor en su corazón. Sin embargo, nada dijo, solo dejó que toda la terrible realidad lo golpeara con saña mientras unas incontenibles y ardientes lágrimas escapaban de sus ojos. Sabía que Sirius estaba en lo cierto cuando lo había llamado estúpido, porque él mejor que nadie sabía que todo el alcohol del mundo no iba a borrar los hechos, y que encerrándose allí queriendo escapar del mundo no cambiaría lo sucedido.

No supo cuando se quedó dormido, pero la enorme tensión a la que había estado sometido, las muchas noches sin dormir y el incalculable daño que se había hecho, finalmente lo vencieron. Cuando abrió los ojos, el sol entraba a raudales por las ventanas, estaba en su cama cubierto con una manta y Sirius de pie al lado de la cama con una taza de café en las manos.

-         Buenos días  --  lo saludó  --  ¿Listo para partir?

Jason se incorporó en la cama y aunque sintió un leve malestar, sacudió la cabeza y se levantó. Pero antes de entrar al baño se giró y miró a Sirius.

-         Gracias  --  y sin darle tiempo a decir nada, entró al baño.

Una hora después estaban listos para partir. Annie y Miles salieron a despedirlos.

-         Ha sido un verdadero placer conocerla mi estimada señora  --  decía Sirius a una muy sonrojada Annie mientras le sujetaba la mano  --  Y déjeme decirle que su comida es simplemente celestial  --  depositó un beso en la mano de la mujer que casi se desmaya  y Jason rodó los ojos

-         Vámonos  --  le dijo en su habitual tono seco  --  ¿No decías que teníamos prisa?

-         Sí, pero esa no es excusa para perder los buenos modales  --  le extendió la mano a Miles  --  Muchas gracias por todo Miles

-         Ha sido un placer tenerlo por acá señor…

-         Black, Sirius Black  --  completó él

Miles apenas alcanzó a decir algo que esperaba hubiese sido una despedida adecuada, porque al escuchar “Black”, finalmente todas las piezas encajaron en su lugar y lo entendió todo.


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