Jason
estaba en el comedor, moviendo una taza de café en las manos y mirando al vacío
cuando Sirius entró.
-
Buenos días Niño -- lo
saludó pero no recibió respuesta
Sirius
lo miró con detenimiento preguntándose qué demonios le sucedía a aquel, porque
normalmente, aunque hubiese contestado una pesadez, habría respondido. De modo
que aquel extraño silencio lo incomodaba. Sin embargo, antes de poder decir
nada, Annie llamó su atención y movió la cabeza en forma negativa.
Aquello
no le decía nada a Sirius, salvo que por algún motivo, la mujer pensaba que era
mejor no molestarlo. Unos minutos después entró Remus y fue recibido con el
mismo frío silencio, pero cuando Jason notó su presencia, pareció regresar de
dónde quiera que estuviese.
-
¿Cómo está Lyra?
-
Bien, Annie se está encargando de
alimentarla en este… -- pero se interrumpió al ver que Jason
abandonaba sin más el comedor
Sirius
y Remus se miraron, pero en ese momento se hizo la luz en el cerebro del
primero. Cuando Lupin había regresado, Lyra había sido llevada nuevamente a la
habitación de su padre, y sin duda aquello era lo que tenía a Jason en aquel
estado. Por muy superficial que Sirius pudiese parecer, y aunque actuase como
si el mundo careciera de importancia para él, no era así. Él, al igual que Annie,
había notado el apego del chico por la niña, la diferencia estribaba en que
Sirius sí conocía las razones. Aquella era la hija de Hermione y suponía que
para Jason era como tener un pedazo de la chica con él.
Sin
embargo, y en su opinión, aquello no estaba bien. Lyra no era su hija y por
mucho que la quisiese, era Remus su padre y él tendría que aceptar eso. De modo
que Sirius, con el pragmatismo que lo caracterizaba, decidió en forma
unilateral, hacerse cargo de aquella situación y ver la manera de mantener a
Jason apartado de Lyra tanto como fuese posible, porque sabía que en el futuro
cuando todo volviese a su cauce, aquel sujeto iba a sufrir mucho con la
separación y su vida se volvería más miserable de lo que ya era.
El mes
de agosto se había marchado en forma acelerada. Los días habían estado
sembrados de caos y noticias alarmantes con la desaparición sistemática de los
nacidos muggles. Aquella noche la Orden se reunía en Inverness por primera vez, razón por la cual, los tres hombres
habían pasado el día revisando y reforzando todas las medidas de seguridad. Al
final de la tarde, Sirius se tiró en el sofá del Salón.
-
¿Quieres tranquilizarte ya, Niño? -- le
preguntó a Jason -- Todo está en perfecto orden, déjanos respirar
-
Jason tiene razón Sirius --
dijo Remus -- teníamos que asegurarnos que todo estuviese
en orden.
-
Y lo está, ya habíamos hecho esto, así
que…
-
Por si no has tenido oportunidad de
notarlo -- lo interrumpió Jason -- el
día de la boda de Bill, los mortífagos irrumpieron en un lugar mágicamente
protegido, y en todas las casas que tenían alguna relación con la Orden, y si
tu cabeza no te da para darte cuenta que ahora ellos tienen el control sobre el
Ministerio y por tanto la manera de atravesar esas barreras, entonces nos damos
por enterados de que eres oficialmente un imbécil.
-
Vamos por partes niño --
dijo Sirius sin inmutarse por el trato áspero del chico -- En
primer lugar, si irrumpieron en todas las casas del Orden, era porque sabían
dónde buscar. En segundo, hemos protegido este lugar con cuanto hechizo moderno
y antiguo se te ha ocurrido, y dudo mucho que ninguno de esos infelices conozca
ni la mitad de los conjuros que hemos utilizado. Y tercero, nadie tiene idea de
que este lugar te pertenece.
-
En parte tienes razón Sirius --
dijo Remus -- pero sabes tan bien como nosotros, que muchos
de nuestros miembros están siendo vigilados, y no me cabe ninguna duda de que
los mortífagos están cubriendo todo el país a la espera de cazarnos. De modo
que un lugar donde se hallan reunidos tantos magos, emitirá una fuerte señal
por la concentración de energía. De manera que era necesario asegurarse, que
las protecciones no solo fuesen resistentes, sino que sirviesen para ocultar lo
más posible esa concentración de energía mágica.
-
De acuerdo --
aceptó Sirius -- pero ya está hecho, así que ya no fastidien.
Hacia
las ocho de la noche Sirius salió de su habitación y escuchó risas en la de
Lupin, de modo que supuso que su amigo estaba jugando con la niña. Sirius miró
la hora y decidió avisarle que mejor bajasen antes de que el niño comenzara a
vociferar que habían llegado los miembros de la Orden.
-
Óyeme Lunático, será mejor que…
Se
interrumpió bruscamente al ver que quien reía y jugaba con Lyra era Jason. Maldijo por lo bajo, y cambió el discurso.
-
Vamos Niño, deja de hacer de niñera y
bajemos de una vez -- le dijo
-- Ya todos deben estar a punto
de llegar.
Jason
lo miró con antipatía, porque en los últimos días apenas si había tenido
oportunidad de estar con Lyra. Aun así, levantó a la niña de la cama y la llevó
a su cuna.
-
Volveré luego Nena -- le
dijo acariciando su mejilla y dándole un beso en la frente --
¿Qué haces ahí parado? -- dijo con mal humor al ver que Sirius
continuaba en la puerta -- Te aseguro que no voy a perderme en mi propia
casa.
-
Solo soy amable al esperarte, mal
agradecido -- le dijo Sirius fingiendo pena
-
¡Ja! Tú no serías amable sin una buena
razón para ello -- replicó Jason con acidez mientras se dirigían
a las escaleras -- y siendo que no llevo falda, no la tienes.
-
Pues comienzo a tener problemas con
eso --
le dijo y Jason lo miró con extrañeza
-
¿De qué hablas ahora?
-
Pues que cuando te veo con Lyra, no estoy
muy seguro de si eres chico o…
No
alcanzó a terminar cuando ya Jason lo había empujado y de no haber sido porque
Sirius se había aferrado al barandal, ambos habrían rodado escaleras abajo.
-
¡Escúchame bien, infeliz! --
dijo Jason en tono decididamente peligroso -- El
hecho de que tú no tengas sentimientos, no significa…
-
¡Ey!
-- los interrumpió la voz de
Arthur -- ¿Qué sucede allí?
-
Nada Arthur --
contestó Sirius con rapidez
-- Estaba a punto de caer y Jason
me sujetó.
Pero
si el señor Weasley le había creído, ciertamente ni Bill ni Lupin se comieron
el cuento, especialmente al ver la mirada asesina de Jason.
-
¿Cómo te las arreglas para
soportarlos? -- le preguntó en voz baja a Remus
-
No es fácil, pienso que en cualquier
momento se quitaran la cabeza. Solo resta saber quién lo hará primero -- y
ambos rieron
Una
vez que llegaron todos, Jason entró y Miles cerró las puertas del salón que
habían escogido como lugar donde se realizarían las reuniones. Arthur se había
estado paseando por el salón mientras esperaban a que llegaran todos, y miraba
con curiosidad todos los “cachivaches” muggles, como decía Molly, mientras que
Fleur y otra chica a la que él nunca había visto, examinaban con admiración las
obras de arte que adornaban las paredes, así como la cristalería que estaba en
los aparadores. Cuando Jason entró, Fleur se separó de ella y fue a
saludarlo.
- Ahora entiendo pog qué queguias
venigte a tu casa -- le dijo mientras le plantaba un beso en cada
mejilla
- ¿Cómo dices?
- Que teniendo semejante Castillo, es
lógico que desees estag aquí antes que en otgo lugag --
dijo la rubia
- No digas tonterías Fleur --
dijo él mientras iban hacia sus lugares en la mesa
- ¡Vaya!
-- exclamó Fred -- Me
siento como uno de los caballeros del Rey Arturo
Molly
le dio un golpe en la cabeza al gemelo y se acomodó a su lado. Pero la verdad
en cierta forma le asistía la razón a Fred, ya que se trataba de una enorme
mesa redonda.
-
Bien, creo que podemos comenzar --
dijo Remus -- ¿Kingsley?
-
Lo primero, para los que no las
conocen -- dijo el mago
-- les presento a las señoritas
Dánaee Aldridge y Grace Lowell
Los
gemelos les guiñaron un ojo a las chicas, mientras que Sirius, Remus y Jason
fruncían el ceño. Si bien era cierto que mientras más fuesen, más oportunidades
tendrían de fastidiar a Voldemort, también lo era que por defecto, desconfiaban
de todos y Kingsley debió notarlo.
-
La señorita Lowell lleva algún tiempo
trabajando en el Departamento -- dijo
-- y ha realizado varias misiones
a nombre de la Orden, y la señorita Aldridge ingresó después de la muerte de su padre…
-
Un momento
-
¿Aldridge?
Remus
y Sirius lo habían interrumpido al mismo tiempo. Kingsley los miró y sonrió
porque supuso que ambos habían caído en la cuenta.
-
¿La hija de Brian Aldridge? --
preguntó Sirius
-
Correcto, es su hija --
dijo Kingsley y los merodeadores se miraron
-
¡Demonios! --
exclamó Sirius
A los
demás que estaban presentes les extrañó tanto la expresión de Sirius, como la
sorpresa que reflejaba el rostro de Remus, pero era que ellos habían conocido a
su padre y recordaban a Dánaee como una niñita de trenzas.
-
Bien, como les iba diciendo, Dumbledore
tenía la intención de ofrecerles formar parte de la Orden, pero cuando él
murió, ambas vinieron a solicitar su ingreso
-- informó
Se
quedaron un poco más tranquilos en relación a Dánaee, pero seguían sintiendo
desconfianza de Grace y en el caso de Jason, tal vez ellos tuviesen motivos para
confiar pero él no tenía ninguno. No obstante, guardó hosco silencio.
-
Como todos saben, mañana se inicia el
curso en Hogwarts, y esto -- dijo levantando un pergamino --
saldrá también mañana en la primera plana de El Profeta -- y leyó
-- “Severus Snape, confirmado
como nuevo director de Hogwarts…
Fue
interrumpido por varias voces indignadas y
Sirius, Jason y la mayoría de los Weasley, se habían puesto
violentamente de pie.
-
¡Eso es inaudito!
-
¡No podemos permitirlo!
-
¡Los chicos correrán peligro!
-
Señores por favor --
dijo Kingsley intentando hacerse oír por encima del escándalo -- De
momento no podemos hacer nada…
-
Lo que significa que dejaremos a los
niños en manos de ese asesino -- dijo Jason con la voz cargada de veneno
-
Jason
-- intervino el señor
Weasley -- como dice Kingsley, oponerse a una decisión
ministerial en este momento, significa un boleto seguro a Azkaban, si es que
tenemos suerte
-
Yo conversé con Minerva en cuanto me
enteré, y ella permanecerá en la escuela, al igual que Flitwick, Sprout,
Slughorn y todos los demás, ellos velaran por la seguridad de los chicos --
dijo Kingsley
-
Kingsley, sabes perfectamente lo que van
a enseñarles, envenenaran sus mentes
-- intervino Remus -- así
que no es solo una cuestión de seguridad
-
Pero de momento es lo más importante,
porque aparte de Snape como director, envían a Alecto y a Amycus Carrow como
profesores. Estudios Muggles la primera,
y DCAO el segundo. De manera que la cuestión de la seguridad, es de suma
importancia.
-
Si es que quedan alumnos a los cuales
proteger -- dijo Sirius
-- porque imagino que a muchos no
los enviaran a la escuela.
-
Te equivocas, estás olvidando que ahora
es obligatoria la asistencia, si a alguien se le ocurre no enviar a sus hijos,
serán inmediatamente citados y obligados a hacerlo -- le
aclaró Kingsley
-
¿Enviarán a Ginny? --
preguntó Jason mirando a sus tíos, y parecía a punto de sufrir un
ataque
-
No nos queda alternativa y… --
comenzó Arthur, pero él no lo dejó continuar
-
¡Claro que hay! Empezando porque puedo esconderla aquí.
-
¿Y qué explicación daría Arthur para
ello? --
preguntó Kingsley
Jason
buscaba frenéticamente una salida. Aquello no podía estar sucediendo, enviar a
Ginny a Hogwarts era ponérsela muy fácil a Turel, y por lo que le habían contado,
estaba seguro que Ginny estaba muy arriba en su lista negra.
-
Esperen, podemos decir que está enferma,
igual que Ron
-
Jason, no tenemos otro…
-
Escúchame tío -- lo
interrumpió de nuevo -- yo puedo hacer que se enferme de verdad, va a
pasarlo mal unos días, pero será algo controlado y prometo que nada va a
sucederle.
-
Aun cuando eso fuera posible, nos
enfrentaríamos a otro problema y estoy seguro que sabes bien a cuál -- le
dijo Arthur -- Ginny es una Weasley y no aceptará
esconderse.
-
Pero papá
-- dijo Bill -- aún
es menor de edad y debe…
-
¿Alguno de ustedes quiere intentar
obligarla?
-
Arthur, al menos deberíamos
intentarlo -- dijo Molly que había permanecido en silencio
-
Yo lo haré --
dijo Bill
-
Es mala idea -- le
advirtió Fred
-
A menos que quieras quedar mucho peor que
después del ataque de Greyback -- agregó George
-
De acuerdo --
volvió a hablar Arthur -- pero esto lo haremos cuando lleguemos a casa,
ahora debemos finalizar aquí
Todos
se mostraron de acuerdo y continuaron.
-
El otro asunto que nos tiene muy
preocupados, y con el que aún podemos hacer algo, es el del Registro de Nacidos
Muggles -- y miró a Tonks -- ¿Hablaste
con él?
-
Sí
-- le contestó ella -- se
marchó antes de que yo saliera para acá.
-
Ted ha sido citado para comparecer ante
el Registro -- informó Kingsley
-
¿Y qué sucederá con Andrómeda y
contigo? -- preguntó Sirius mirando a su prima
-
En teoría nada --
dijo Arthur -- por lo menos con Andrómeda, ahora con Tonks
no sabemos aún.
-
No tiene por qué suceder nada --
aseguró ella
-
Tenemos la esperanza que sea amparada por
la sangre pura de su madre y la dejen en paz, pero es algo de lo que no
estaremos seguros hasta ver lo que sucede una vez que Ted no se presente.
-
Pero eso es una locura --
dijo Molly -- deberías desaparecer tú también.
-
No lo haré hasta que no sea necesario
Molly. No me hice Auror para salir corriendo cuando hubiese problemas.
-
Bien
-- dijo Kingsley después de un
breve silencio -- Con relación a este asunto debemos organizarnos.
Ya no podemos hacer nada por los que han desaparecido, pero sí por los próximos
que corran ese peligro.
-
¿Qué han pensado? --
preguntó Remus
-
Las señoritas Lowell y Aldridge poseen
una especial habilidad para hacerse con información importante, de modo que a
través de ellas nos enteramos de la citación de Ted antes de que se la
enviaran, y del mismo modo esperamos conseguir los nombres de los próximos
citados -- les dijo Kingsley
-
¿Y eso de qué va a servirnos? --
preguntó Jason
-
Nos servirá para organizarnos y sacarlos
del país antes de que sean citados. En este momento Elphias y Sturgis están en
el exterior buscando los mejores sitios para trasladar a estas personas hasta
que cese toda esta locura.
-
Pero… ¿Vamos a esperar que sean
citados? -- pregunto Remus
-
¿No tenemos forma de saber quiénes son y
sacarlos antes? -- preguntó a su vez Sirius
-
Conocemos algunos nombres, pero no a
todos. Sin embargo, de eso se están encargando las chicas, y aunque
lamentablemente no podremos salvarlos a todos, debemos hacer nuestro mejor
esfuerzo para que sean la mayor cantidad posible.
-
¿Cuándo empezamos? --
preguntó Sirius de nuevo
-
Sirius, ustedes…
-
¡Olvídalo! --
exclamó Remus
-
¡No nos vamos a quedar aquí
sentados! -- vociferó Sirius
-
Escuchen…
-
Kingsley
-- lo interrumpió Jason de forma
casi amable -- estoy bastante seguro de que sabes contar,
pero en caso de que no lo hayas notado, somos extraordinariamente pocos, de
manera que “nos” necesitan a todos.
-
Sí, pero los necesitamos vivos.
-
¿Y para qué exactamente? --
preguntó Sirius -- ¿Para adornar esta casa?
-
A menos que seas excepcionalmente
imbécil, no te conviene dejar a tres de las mejores varitas con las que cuenta
la Orden, encerrados en casa como niños pequeños. Así que ahórrate el discurso
y dinos cuándo demonios empezamos.
-
¡Jason!
-- exclamó Molly escandalizada
-
¿Qué?
-- preguntó él del peor humor
Pero
finalmente nadie dijo nada, porque en el fondo sabían que tenían razón. Aquellos
tres individuos constituían una fuerza innegable, y prescindir de ellos sería
catastrófico.
-
De acuerdo --
aceptó Arthur -- en cuanto tengamos claro dónde y a quiénes
vamos a trasladar, se los haremos saber.
-
Arthur, ni por un momento pienses en
engañarnos -- le dijo Remus
-- o nos obligaran a actuar por
nuestra propia cuenta, y en este momento creo que lo mejor es trabajar en
conjunto.
La
reunión finalizó y se dispusieron a marcharse. Los gemelos hacían considerables
esfuerzos por llamar la atención de las “chicas nuevas”, pero una era en
extremo seria y conversaba con Kingsley y su padre, y la otra no dejaba de
mirar a Jason con muy poco disimulo mientras conversaba con Fleur.
-
Es guapo
-- le decía en aquel momento
-
Lo es, pego ni lo pienses -- le
advirtió la rubia
-
¿Por qué?
-
Perdón, no pude evitar escuchar --
dijo Fred poniendo su mejor cara de inocencia --
mucho gusto, soy Fred Weasley
-- se presentó --
Como dije no pude evitar escuchar, y primero imploro tu perdón pero
también debo sugerirte que prestes atención a lo que te dijo mi linda cuñada.
Es mi primo y lo quiero mucho, pero tiene un carácter de los mil demonios. Lo
que viste hace un momento en la reunión, es su lado más amable.
-
¡Oh por todos los cielos! --
exclamó la chica sonriendo
-- Eso tiene que ser una de las
mayores exageraciones.
-
Créeme preciosa, y a menos que tengas
gustos extraños, no creo que soportes tanta acidez
Los
tres rieron y Fred le dio las gracias mentalmente a su primo por haberle
proporcionado inadvertidamente un pretexto para acercarse a aquella belleza, ya
se encargaría él de lo demás. Mientras que Dánaee seguía pensando que aquel era
el hombre más guapo que había visto en su vida y aunque tal vez tuviesen razón
en cuanto a su carácter, ya que no lo había visto sonreír ni una sola vez, ella
no pensaba darse por vencida tan fácilmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario